Lecrín llora a Ángel, su fontanero oficial: «Le echaremos mucho de menos»
Obituario ·
Se ganó el cariño y el respeto del pueblo durante los más de 30 años que trabajó como operario municipalLecrín llora el fallecimiento de Ángel Guerrero Ortega, su fontanero oficial, fallecido a los 59 años de edad a causa de un cáncer. Trabajador incansable ... y muy querido, su marcha ha dejado una profunda huella en el pueblo, especialmente en su mujer y sus dos hijos.
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Llevaba más de 30 años siendo el fontanero oficial del ayuntamiento y conocía las conducciones como la palma de su mano. «Se dedicaba a todo lo que tiene que ver con el abastecimiento de agua potable: mantenimiento, arreglos, sustituciones... Por donde él andaba siguiendo las conducciones solo entraban los jabalíes, se atrevía con todo», explica Antonio Francisco López, vigilante municipal. Ángel se encargaba de los seis núcleos de población de Lecrín; Acequias, Chite, Talará, Murchas y Mondújar, Béznar; separados por varios kilómetros.
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Era muy, muy conocido. Su fuerte personalidad le caracterizaba y su forma de vestir también era única: le gustaba desabrocharse la camisa o rajarse el uniforme hasta debajo del pecho, también en invierno. «Tenía un carácter peculiar, era un tío rudo, pero si tenías un problema ahí estaba», añade el vigilante municipal, que recuerda cómo incluso en sus días de descanso acudía a ayudar si lo necesitaban. «En el trabajo era un depredador, no había avería que se le resistiera», asegura Javier Martín, community manager del ayuntamiento.
También era muy gracioso, dicen los que le conocían. Cuando se producía una avería y había que avisar de los cortes de agua, él no le decía a Javier que lo anunciara en redes sociales, le instaba a «ponerlo en el cacharro ese», en referencia al móvil. «Me reía mucho, era al estilo antiguo. Le echaremos mucho de menos», añade.
La enfermedad se lo ha llevado demasiado rápido, en apenas cuatro meses. «En las elecciones siempre se encargaba de preparar los colegios electorales, pero en el montaje para las autonómicas le tuvieron que ayudar porque no podía con las urnas. Si por él fuera, hubiera estado trabajando hasta el último momento», recalca Antonio Francisco López. Un trabajador nato al que Lecrín no olvidará jamás.
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