La edad de oro del amor en Güéjar Sierra
Cuatro parejas de la localidad desentrañan los misterios del amor y la magia de permanecer unidos cincuenta años
Sábado, 1 de octubre 2022, 00:38
La edad de oro del amor se vive en Güéjar Sierra, a escasos kilómetros de la Alhambra. Flanqueada la localidad por un sinfín de curvas ... cerradas y al abrigo de las escarpadas montañas, once parejas celebran este sábado sus bodas de oro en un sentido homenaje. Cuatro de ellas se han reunido para compartir la magia del amor, el secreto del matrimonio, la receta de medio siglo unidos hasta el tuétano por un hilo rojo, unas manos entrelazadas, besos furtivos primero, besos de amor después. Siempre besos y besos.
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La experiencia vital que se celebra en Güéjar Sierra con once bodas de oro contrasta con la realidad. A lo largo del año pasado, en la provincia de Granada se tramitaron un total de 1.730 procesos de divorcio, lo que supone una media que roza los cinco casos diarios (4,7), según la información pública más reciente que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE). Algo pasa por tanto en Güéjar Sierra, que enamora, como reza certero el lema de la localidad.
Lo explican Ángel Alanzor y María Dolores Puente. Se conocieron en una corrida de toros aquí en Güéjar Sierra y fue amor a primera vista. Empezaron una relación epistolar, aunque ella acabaría quemando las cartas, pero eso es otra historia. Ahora están sentados en la plaza del Ayuntamiento.
Ángel, pícaro y chisposo, se apura una copita de anís en mangas de elegante camisa. Se han venido con una foto enmarcada tamaño póster del día de su boda. ¿Se puede estar más orgullosos? «Yo tenía 25 años y María Dolores 19. Era conductor de la Alsina de aquí. Mira qué elegancia y qué mata de pelo. Mira qué bella mi niña».
«No todo es divertirse. Hay más cosas: cumplir con el deber y tener obligaciones»
Se casaron muy pronto. «Nos arriesgamos, y nos ha salido muy bien. Tenemos cuatro hijos». Medio siglo después ven que los hijos y los nietos están bien. «Pensamos en disfrutar de la vida y en ayudar a la familia. Les damos consejos para que lleven bien la vida».
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–¿Qué consejos?
–El que siempre damos es que sean formales, respeten a los demás y que hablen los problemas 'sentaícos' tranquilos, sin voces. 'En todas las casas cuecen habas y en la mía, calderas', que se dice en el pueblo. Pero si lo sabes llevar, la caldera se va quedando sin problemas. No todo es divertirse. Hay más cosas: cumplir con el deber y tener obligaciones.
«No es ninguna tontería»
Francisco García y Carmen Ortega eran vecinos y se pusieron de novios muy jóvenes. Ahora están un poquillo emocionados. «50 años no es ninguna tontería. No se cumplen todos los días». De este medio siglo se quedan con sus cuatro hijos, la vida familiar y el vínculo con Güéjar Sierra.
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Respecto a la receta del matrimonio, apuntan que el cariño y el respeto para estar juntos tanto tiempo es fundamental.
«Hoy esto no se lleva. Esto es como un cachondeo. Se separan continuamente». Así aprecian la realidad actual. «De nuestra generación a esta ha habido un cambio muy grande. Se ven las cosas de otra manera. Están más abiertos de mente y para unas cosas han mejorado, pero para otras no», sentencian. Por eso tienen una serie de recomendaciones. «Hay que aguantar un poquito. Pero cuidado, si una pareja no está bien no hay que condenarse a estar toda la vida juntos. Pero veo un poquillo exagerado que se separen tan rápido. Se necesita un poquito de comprensión por las dos partes».
«El matrimonio es una cuerda: si tiras, cedes, y si tienes que retroceder, retrocedes. Si no, salta todo por los aires»
Una dosis de 'aguantoformo'
Salvador Rodríguez y María del Carmen Medina llevan juntos desde la mocedad. Recuerdan que la familia hacía de carabina y costó el primer beso y el primer pellizco. «Ahora son otros tiempos».
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–¿Qué suponen cincuenta años de casados?
–Un reto, se puede decir. Siempre habrá habido encontronazos, pero con armonía siempre se puede. Hay que pensar que todos tenemos defectos, y hay que aguantarse, tanto el uno como el otro. Un poco de 'aguantoformo' viene muy bien.
Su historia de amor es tierna como todas. «Éramos los dos de Güéjar Sierra y no nos conocíamos, pero cuando te vas espabilando echas miradillas a las mozuelas y fue en ella donde se me clavó la mirada. Al año de aquello, tras corretear el uno detrás del otro por estas calles, nos hicimos novios de verdad».
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–¿Qué recomendaría ahora a las parejas jóvenes?
–Pues ahora es un cachondeo. No aguantan nada. Les diríamos que piensen que el matrimonio no es un cachondeo, que cuando se casan dos personas debe de ser para siempre.
Manuel González y Paqui Valero se conocieron en las fiestas del pueblo. Son primos, y eso era un poco de lío. «Tuvimos que pedir en la Catedral de Barcelona una dispensa del Papa y hacernos una analítica de sangre para ver si los cromosomas son compatibles. Y lo han sido, tenemos dos hijos y 4 nietos. Todos maravillosos».
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El secreto para un matrimonio longevo lo tienen claro. «Ceder cuando uno tiene que ceder y hablar cuando tienes que hablar. Y si te equivocas, pides perdón y cuenta nueva. Es el único secreto. El matrimonio es una cuerda: si tiras, cedes, y si tienes que retroceder, retrocedes. Si no, salta todo por los aires».
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