Salida del barranco hacia el pueblo Ariel C. Rojas

Dos muertes y 30 años de peticiones para el arreglo del barranco Hondo

El alcalde de Valderrubio acudió en 2018 al Defensor del Pueblo para pedir ayuda y conseguir el encauzamiento hacia el río Cubillas

Domingo, 1 de septiembre 2024, 00:00

Las grietas sobre los restos de barro guían el paso hacia la desembocadura del barranco Hondo de Valderrubio. Las rocas, de hasta medio metro, dibujan ... una imagen que hace que su alcalde, Antonio García, tema lo peor. Las piedras acompañan al tapón de tierra que dificulta el curso del agua, que ha arrastrado restos cañas, arbustos y todo aquello que en anteriores riadas destrozó a su paso. Una balsa cubierta de maleza forma el espacio que debería retener la primera ola de agua tras las fuertes lluvias, pero que la falta de limpieza, acompañada por la ausencia del encauzamiento del barranco hacia el río Cubillas, provoca que cientos de viviendas queden anegadas cada vez que las tormentas se ceban con la localidad. El cauce discurre por un lateral del pueblo, a apenas unos metros de las casas. En los últimos diez meses, el pueblo ha sufrido hasta tres inundaciones.

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La situación no aporta sorpresa a sus vecinos, pero sí indignación. A ella se suma su regidor, que lidera desde hace ocho años la demanda para el encauzamiento. Después de tres alcaldes de distinto signo político, dos informes y la mediación del Defensor del Pueblo en 2018, Valderrubio no ha conseguido ningún avance. Además de anegar viviendas y carreteras, las riadas han ocasionado dos víctimas mortales. La primera de ellas fue en 2010, cuando una mujer quedó atrapada en el sótano de su vivienda. La segunda, un menor de ocho años, el pasado mes de abril. «No sabemos qué más tiene que suceder para que las administraciones actúen», señala el regidor.

El Ayuntamiento presenta anualmente las demandas correspondientes tanto a la Junta de Andalucía, como a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. En los documentos deja constancia de la situación en la que se encuentra tanto el barranco como la acequia que lo precede e indica el peligro que supone para los habitantes. La última petición tuvo lugar en mayo, tras las inundaciones de abril. Cinco meses después, el equipo de gobierno sigue a la espera de obtener una respuesta. A su alcalde no le pesa el cansancio de reclamar lo que considera que es del pueblo. Admite que «solo quieren respirar tranquilos cuando ven las nubes cubrir el cielo». «Aquí seguiremos hasta que se nos escuche», sentencia, cuando se cumplen 30 años del comienzo de la lucha de Valderrubio para el encauzamiento de su barranco.

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