Cozvíjar, el pequeño paraíso de verano de Granada para sus 64 niños

Jugando al fútbol, al escondite, a la pared o al pilla-pilla, así pasan los meses de verano los niños de esta pequeña localidad granadina del Valle de Lecrín de poco más de 700 habitantes. Cozvíjar fue municipio independiente hasta 1974, cuando se fusionó con la vecina Cónchar para crear un solo término municipal llamado Villamena. En la actualidad, Cozvíjar es la capital municipal y es la sede del ayuntamiento villamenense.

«En total, somos 64 niños en el pueblo, y más o menos por cada curso somos diez», mencionan, por lo que se consideran como una «gran familia». Además de las horas en el colegio, también comparten tiempo juntos en otras actividades extraescolares como el multideporte, el fútbol o la gimnasia rítmica. Y aseguran que mantienen amistad con otros niños de pueblos cercanos de la comarca como Padul, Dúrcal, Melegís o Restábal.

«Lo que más nos gusta de venir al parque es ver partidos de fútbol en el quiosco porque hay tele», manifiesta Carla, de 10 años, quien en su caso señala que ella se incorporó a la pandilla cuando cursaba tercero de Infantil. «En verano madrugar no me gusta mucho. Me levanto a la hora de almorzar», reconoce. Eso sí, tiene claro que por las tardes no puede faltar un rato de piscina o de pintura, además de disfrutar con el patinete o ver TikTok en su móvil.

Cozvíjar es un pueblo de pocas calles que se puede visitar de punta a punta en apenas unos minutos. Y eso invita a fomentar pandilla. «Tenemos un grupo de WhatsApp para quedar y, como es un pueblo tan pequeño, no tardamos nada en llegar», expresa Eloy, de 11 años. De padre de Granada capital y de madre jerezana, Eloy es cozvijeño de nacimiento y un apasionado de su pueblo. Asegura que le encanta jugar al fútbol, al videojuego Fornite y con el teléfono móvil.

La plaza del Ayuntamiento de Cozvíjar, la Cruz de los Caídos o la plaza de la Constitución son algunos de los lugares en los que estos niños pasan su día a día en verano. La plaza de la casa consistorial se encuentra muy próxima al colegio y al centro de salud. En este lugar suelen quedar los fines de semana por la noche para pedir algo de cenar y jugar mientras tanto. José Antonio, de 11 años, admite que a veces les gusta prepararse un «yatekomo» con el agua de la fuente, «que está muy caliente».

Candela, de 10 años, nos enseña la entrada del colegio y apunta que, en verano, a sus amigos y a ella les gusta venir a jugar con sus bicicletas y patinetes. No esconden que «no tienen ganas de volver al colegio», aunque también aseguran que lo pasan bastante bien durante el curso escolar. En el centro, además de sus clases correspondientes, también hacen actividades extracurriculares como multideporte o inglés, y participan en algunos talleres con sus profesores. Por ejemplo, de reciclaje.

En esta época estival, cuando cae la noche y las temperaturas dan algo de tregua, los vecinos de los pueblos de España tienen el hábito de sacar la silla a la puerta de la calle y tomar el fresco. Una costumbre que se ha heredado generación tras generación y que no dejan atrás los niños de este municipio. En la Cruz de los Caídos, un pequeño lugar con apenas un par de bancos y un menudo monumento de homenaje, este grupo de amigos viene a pasar las noches de verano con unas pipas de por medio.

El Ayuntamiento de Villamena continuó con las actividades de multideporte de la Diputación de Granada durante el mes de julio. De esta forma, Belinda, la monitora de los chicos, se desplazaba dos días a la semana a Cozvíjar y otros dos a Cónchar en horario de 19.00 a 21.00 de la tarde. Durante esas jornadas, lo habitual era divertirse con distintos juegos como el bingo, al ajedrez o a la oca. Y un día a la semana lo dedicaban exclusivamente a realizar juegos acuáticos.

Sin embargo, durante el mes de agosto el programa se suspende y las actividades para los más pequeños del municipio se han reducido a las actividades de la semana cultural de las fiestas del pueblo. Con la vuelta al cole ya cercana en el calendario, los niños y niñas de Cozvíjar apuran los días de verano en su pequeño paraíso del Valle de Lecrín.