Lecciones a más de 3.000 metros

Alumnos del instituto Pedro Antonio de Alarcón 'coronan' el Mulhacén

ANDREA G. PARRA

Martes, 17 de marzo 2015, 01:13

«No es lo mismo estudiar las lenguas glaciares en un libro, que clavar las cuchillas de tus propios crampones en sus heladas superficies mientras ... te deleitas y aprendes de manera afianzada, esos procesos tan magnos que dieron lugar a ese único paisaje. No es lo mismo ni por asomo el asignar a Mulhacén sus 3.482 metros como un loro en plan teórico, que sentir cada metro que le asciendes». Las palabras son de César Moro Valderrama, alumno en el instituto Pedro Antonio de Alarcón de Guadix del ciclo formativo 'Técnico en conducción de actividades físico-deportivas en el medio natural', que se forman para atender en un futuro la demanda en el sector del turismo activo mediante la creación y administración de empresas y la conducción de clientes en itinerarios en el medio natural.

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Han aprendido fuera del aula. Lo han hecho nada más y nada menos que a más de 3.400 metros. Una experiencia que no olvidarán. Estará siempre en su memoria. Ha sido una lección de vida. La ascensión del Mulhacén supuso establecer un programa de dos días con pernocta en el refugio del Poqueira. Durante la primera jornada se realizó una ruta de aproximación desde Capileira hasta el refugio del Poqueira.

«Para el segundo día la actividad empezó con las primeras luces del día; había que conseguir nuestro reto y acto seguido descender hasta Capileira. A tan solo 400 metros del refugio tuvimos que ponernos los crampones. La nieve estaba estupenda y la ascensión fue preciosa. Optamos por la ruta del río Mulhacén hasta la laguna de la Caldera donde pudimos explicar algunos aspectos sobre el glaciarismo de Sierra Nevada. A partir de la Caldera, ladera oeste del Mulhacén: una fuerte pendiente, ya a más de 3.000 metros, que se presentó dura, pero con una impresionante recompensa tras ella», explica Juan Manuel Casado Mora, jefe del departamento de actividades físicas y deportivas del instituto Pedro Antonio de Alarcón.

Un aula única

«En la cumbre. El objetivo desnudo y conquistado. Es una sensación difícil de describir, pues la tensión de la subida y de la decena de kilómetros que aún nos quedan hacia abajo sigue en tu cabeza. Pero te sientes fuerte, capaz. Sientes que todos somos para todos y te empapas de ese aluvión de abrazos, sonrisas y como no, te empapas de tus compañeros. Te empapas del paisaje y del logro», relata Moro Valderrama, que confiesa que desde pequeño tenía este gigante en la cabeza.

«El punto más alto peninsular tiene algo especial, y ya no solo me refiero a su altitud, hablo de su entorno, de sus vistas, de su silencio, de su plenitud. El Mulhacén es un buen lugar para reorganizar pensamientos y emociones. Para afianzar conocimientos y para la propia meditación del cuerpo y del alma. Mulhacén, es Mulhacén», rememora este estudiante.

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Asimismo, subraya «la fuerza mental de algunos compañeros y la solidaridad grupal que hizo que todos fuésemos uno en la ascensión, siguiendo ese buen ritmo que llevábamos desde el día anterior, pues no todos los compañeros tienen predilección por las montañas, esto es 'solo' una actividad más del gran y amplio abanico que nuestro curso nos ofrece, desde hípica a kayak, pasando por alpinismo. Sin embargo todos echamos ahí nuestras ganas y nuestro sudor. Somos Tecos».

Sus profesores han diseñado para este curso académico 2014-2015 un programa de ascensiones que, de forma progresiva en dificultad técnica y física, les está permitiendo conocer algunas de las cumbres más emblemáticas de los principales sistemas montañosos de la provincia. «Un programa que está haciendo las delicias de los alumnos y que está sacando de cada uno el montañero que lleva dentro», valora Casado.

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La Peña de la Cruz (2.027 m) como techo de Sierra Arana y el Santa Bárbara (2.269 m.) como techo de la Sierra de Baza fueron los objetivos del primer trimestre. La primera cima incluida dentro de una ruta que tenía como contenido el estudio de los elementos del paisaje kárstico y la segunda incluida dentro de la ruta que interpretaba los pisos bioclimáticos de los sistemas béticos.

Ya en el segundo trimestre se realizaron otras tres ascensiones. Una primera que incluía la cumbre del Morrón Sanjuanero (2.609 m) y Morrón del Mediodía (2.754 m) y donde la nieve ya exigía una formación teórico-práctica previa sobre el uso correcto del material de montaña. Y después llegaron los 'tresmiles' del Marquesado y cabecera del Alhorí: Picón de Jérez (3.088 m), Puntal de Juntillas (3.143 m) y Cerro Pelado (3.182 m). Y finalmente consiguieron coronar el Mulhacén.

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