Primer día sin mascarillas en Granada. Ramón L. Pérez

«Es la primera vez que le veo la cara en dos años y mira qué guapo es»

La jornada histórica que significa despedir las mascarillas del día a día se salda con sorpresas y anécdotas de todo tipo entre los granadinos

Miércoles, 20 de abril 2022, 17:22

Apenas son las ocho de la mañana y el Hospital Universitario Virgen de las Nieves, en La Caleta de Granada, está ya a toda máquina. ... Afuera llueve a rabiar. El tráfico es infernal. Es miércoles y la escena podría ser la de un día laborable cualquiera de una ciudad también cualquiera de este país. Pero hay algo diferente, un apunte que chirría. Este detalle que llama la atención es que la mascarilla ya no es obligatoria, salvo las excepciones maracas en el Boletín Oficial del Estado, en este caso, una carta de despedida de la pandemia.

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En este mundo al revés que nos devuelve la pandemia es algo contradictorio que la noticia sea la ausencia en vez de la presencia. Pero el adiós al cubrebocas es lo que tiene. Han sido dos años largos, setecientos días, de una relación extraña de protección y desafio que hoy comienza a desaparecer con timidez y deja en esta jornada histórica un saldo de sorpresas y anécdotas de todo tipo.

La a ventura comienza bajo la misma carpa del Hospital Universitario Virgen de las Nieves, donde se despereza el día y los familiares y pacientes guardan una cola breve para entrar. El control de acceso sigue efectivo, y los dos responsables comprueban papeles y citas para franquear el paso. Todos van con mascarillas. Pero ya empiezan a verse diferentes conductas.

Las personas mayores, los pacientes y enfermos, acuden por la explanada con la mascarilla puesta. «No ha llegado todavía el momento de estar confiados», explica una pareja mayor que se acerca al centro hospitalario a vacunarse del coronavirus. «Nosotros preferimos llevarla puesta todavía, hasta ue nos acostumbremos y se confirme el final de la pandemia», comparten sus vicisitudes. Otras personas, más jóvenes, llegan al centro sanitario sin la mascarilla puesta y, una vez en la cola, se apresuran a colocársela. Así son las cosas.

Lo explica muy bien Saleta Sierra responsable de la farmacia Albayda. «Habrá un tiempo de transición hasta que la gente se acostumbre y se divulguen las nuevas normas publicadas en el BOE». En su caso, ella esperaba que les quitaran las mascarillas, «pero al final ya sabemos que tenemos que llevarlas puestas dentro de la farmacias».

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Imagen. Visitantes de centros comerciales sin mascarilla en Granada. RAMÓN L. PÉREZ

La anécdota ocurre con la clientela, que todavía desconoce este miércoles cuál es el proceder adecuado. «Es sencillo, para entrar a la farmacia hay que ponérsela», le explica la farmacéutica a un cliente que acaba de entrar en la oficina de farmacia desprovisto del obligatorio cubrebocas. Al final es mejor tomárselo con humor. «Claro, entran muchos clientes y dicen 'por fin podemos vernos las caras sin mascarillas'. Y les tengo que explicar que no es así, que el BOE dice que hay que llevar todavía la mascarilla aquí dentro».

Sin embargo, se repite el comportamiento observado en la entrada del Hospital Virgen de las Nieves, los mayores llevan la mascarilla puesta todo el rato. Saleta Sierra explica que «los mayores salen de casa con su mascarilla y la llevan puesta por la calle. Así que cuando entran en la farmacia ya la llevan puesto». Arreglado.

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Una jornada tormentosa

Veremos qué sucede con las mascarillas cuando vuelva a lucir el sol y el buen tiempo, pero de momento, este miércoles es una jornada tormentosa, con viento, frío y mucha agua, lo que invita a cubrirse de pies, manos, cabeza y boca. Es decir, que la mascarilla hasta sienta bien. «Por eso quizá no hay tanta sensación de novedad», explica Antonio, un joven estudiante que espera en la parada del autobús para ir a clase. Mientras, eso sí, dentro de los autobuses todo el mundo va con los cubrebocas, ya que es otra de las excepciones resaltadas en el BOE. Hay lugares con los hospitales, farmacias y transporte público donde la fiesta de las mascarillas continúa.

Es la hora del desayuno, esa franja sutil entre las ocho y las doce del mediodía, y en la cafeteria Las Flores, en la calle Molinos dle Realejo, salen medias de tomate, mixtas y mantequilla a tutiplén, acompañadas de mil cafés calentitos. Tras la barra y atendiendo las mesas se encuentrasn las dos Marías y Marisol, que trabajan con las mascarillas puestas.

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Lo explica María: «Ya sabemos que desde este miércoles no tenemos que llevarlas puestas, pero lo hacemos por precaución. En mi caso, tengo en casa a mis padres que están mayores y no quiero que se contagien ni por asomo». De igual forma, piensa que la medidas es quizá un poco precipitada. «Nos parece que trabajamos de cara al público y que la medida ha llegado demasiado pronto. No nos fiamos».

Sin mascarillas en los bares de Granada. RAMÓN L. PÉREZ

Del Realejo a La Chana, en la cafetería Sibarita, en la carretera antigua de Málaga, Ángel y Antonio reparten desayunos en todas la smesas y en la barra, salvo en su gran terraza, que el día no está para tomar el aire. En Sibarita, todo el personal trabaja ya sin mascarilla tanto en la barra como en las mesas y en la cocina. «Teníamos ya muchas ganas de quitarnos las mascarillas y poder trabajar si enllas», explica Ángel.

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La medida, como en otros sectores y negocios, era muy esperada. «Para nosotros es como un descanso», añaden. Desde el interior del local, se oye entonces la voz de María José: «Me he tirado dos años con las gafas, la mascarilla y el tostador dentor de la cocina. Un horror, pero ya ha terminado». Y entonces se monta la tertulia y todos están contentos. Unos clientes, que trabajan en una obra cercana, se acercan a pagar el desayuno en la barra. Llevan dos años en ella y es la primera vez que vienen a desayunar sin la mascarilla: «Es la primera vez que le veo la cara en dos años y mira qué guapo es». Todos rompen a reír. Se avecinan buenos tiempos.

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