El precio del aceite de oliva inicia de golpe la desescalada

Entre una foto y la otra han pasado dos años y las dos peores cosechas de aceituna consecutivas de la historia, en las que la producción nacional cayó hasta el punto de desabastecer al mercado y enloquecer como nunca los precios. La sequía, que mermó las dos anteriores campañas a niveles raquíticos, provocó que la cotización del aceite de oliva se disparara hasta alcanzar máximos históricos el pasado mes de enero, con el litro de aceite virgen extra a 8,98 euros en origen (lo que se paga al agricultor) y la cifra multiplicada en la estantería de los supermercados.

Ahora las lluvias han vuelto a calmar a los mercados, una vez confirmada que la campaña 2024-25 que acaba de empezar va a volver a la normalidad con una producción de 103.300 toneladas de aceite en el caso de la provincia de Granada, un 7,8% por encima de la media de las últimas cinco campañas y un 83,8% más que el pasado año, según los datos del aforo de la Junta.

Y como el precio del aceite es una cuestión de expectativas, ha comenzado la desescalada. El descenso de la cotización estaba cantado si llegaba el agua, pero el bajón ha sido más pronunciado aún de lo que el sector esperaba. El aceite virgen extra cayó de los 6,613 que marcaba al inicio de la campaña, a finales de octubre hasta los 5,05 euros, donde parece haberse plantado por el momento. Euro y medio en apenas dos semanas, el descenso más brusco que se había visto hasta ahora en un inicio de campaña.

«La caída ha sido demasiado rápida y no va a bajar mucho más, confío en que el aceite se estabilice en torno a este precio», reflexiona el responsable del sector del Aceite de Oliva en Cooperativas Agroalimentarias de Granada, Rafael Almirón.

El bajón tan pronunciado se explica por el cierre de operaciones por adelantado. «Se prefijaron precios a la baja al ver que venía una cosecha normal pero nada justifica una bajada drástica por lo que el precio se va a estabilizar», insiste el portavoz de las cooperativas. Y es que los números son tozudos: Sin enlace de las campañas anteriores, no hay stock estructural ni aceite de sobra en el mercado como para que el precio baje de forma agresiva.

«En España se consumen 103.000 toneladas de aceite al mes y en estos momentos nos quedan 138.700 toneladas en los almacenes, 81.600 menos que el año pasado por estas mismas fechas. Si llueve tenemos que tirar de stock, porque no da tiempo a producir aceite nuevo al ritmo que se consume», analiza Almirón. Su conclusión, por tanto, es que el precio se va a estabilizar en torno a los cinco euros «e incluso puede subir a final de año o principios de enero». El principal exportador de aceite de oliva de la provincia, Aceites Maeva, coincide en el análisis.

«Veníamos de una oferta muy baja. Al cambiar el ciclo a un año lluvioso el mercado reacciona y se anticipa, la oferta aumenta y la demanda se restringe. Era lo esperado, pero el descenso no ha sido gradual, el mercado aguantó el precio en verano y ha bajado justo en el inicio de campaña», valora el consejero delegado de Maeva, Luis Torres Morente.

En su opinión, la producción va a tener la llave. Esto es, si los productores ponen nerviosos y cogen aceituna rápido para intentar conseguir precio, ante el miedo de que baje, la maniobra puede provocar una caída más agudizada. «Hasta que no se estabilice el precio el mercado va a estar flojo, los clientes de grandes superficies van a ir comprando semana a semana, en lugar de hacer contratos para varios meses», esgrime.

Constata que hay nervios entre los productores el presidente de la Cooperativa San Rogelio de Íllora, Cristóbal García: «Las cooperativas no vendemos a lo loco, pero es cierto que agricultores fuera del sector cooperativo se han tirado a valientes y a coger precio, a costa del rendimiento y han empezado pronto la recogida para liquidar rápidamente». No obstante, el empresario agrícola también opina que el descenso producido al inicio de la campaña se va a frenar aquí. «Yo creo que se va a estabilizar en los cinco euros, puede que el aforo se modifique a la baja porque en las fincas que ya han empezado la cosecha se está recogiendo menos de lo que se esperaba», apunta. No obstante será la oferta y la demanda y las expectativas de la siguiente campaña 2025/26 las que decidirán si se mantiene una dinámica de precios asequibles o vuelven las subidas.

Los expertos del sector coinciden en que una cotización que ronde los cinco euros en origen para el AOVE garantiza el equilibrio de rentabilidad para el agricultor y que el consumidor no se retraiga por culpa del precio.

Y un aceite de oliva a cinco euros el litro no es una mala noticia, según defiende el CEO de la cooperativa Conde de Benalúa, Eduardo Valverde, que cree que el futuro del olivar pasa por aumentar la productividad y seguir creciendo en el mundo. La cifra de negocio para el sector –6.500 millones de euros anuales– va a ser la misma si se venden 800 millones de kilos a una media de ocho euros, como en la campaña pasada, que si salen 1.400 millones en la horquilla de 4,5-5 euros. «A todos nos gustaría vender caro pero hay que ser razonables y buscar el equilibrio entre precio y cuota de mercado. El sector tiene que crecer sin poner en riesgo que el consumidor se vaya a otras grasas por la carestía, el aceite de oliva no puede ser un artículo de lujo», analiza.

Así, si el litro de aceite de girasol se vende a dos euros y el de oliva, que es infinitamente mejor y más saludable, solo vale el doble, la ventaja competitiva se dispara. «Hay que buscar la eficiencia para mejorar los costes operativos para que a los agricultores les salgan las cuentas, tecnificar el campo, mejorar la calidad del producto y de los envases. A partir de ahí, si mantenemos el litro a 4,5-5 euros tenemos muchas más posibilidades de que nos elijan y ganar cuota de mercado más allá del entorno mediterráneo», subraya Valverde. Esta es la oportunidad, a su juicio, de «democratizar» el aceite de oliva y de enganchar a más consumidores.

En este sentido, el CEO de Conde de Benalúa defiende que el sector debe dejar de poner el foco en el precio y poner en valor que en los próximos tres meses se van a producir «los aceites granadinos de mayor calidad que se han hecho en los últimos seis años». «Es el momento de enamorar con nuestros aceites de calidad», invita.

«El productor debe estar tranquilo, pensando en que hemos visto que el consumidor está dispuesto a pagar más por un aceite de calidad. La efervescencia de la producción invita al miedo pero hay que salir al mercado con tranquilidad y no atropellados, la comercialización dura un año entero», insiste.

Sobre el componente de especulación en el precio del aceite de oliva, asegura que a veces está marcado por el «miedo» ante la incertidumbre de la evolución de la producción. «Hay una parte del mercado que no sabe qué va a pasar en la floración y quiere ser prudente ante la bajada, porque bajar excesivamente rápido el precio puede provocar otra gran escalada en la recta final de la campaña», asegura.

No obstante, las últimas compras de octubre de la gran distribución ya se realizaron, en el caso de su cooperativa, con los precios ajustados por lo que la rebaja no tardará, en su opinión, en llegar a los lineales. «En un plazo de 20 o 30 días empezaremos a ver más ofertas», advierte.