«En el piso de estudiante pensaba que iba a morir de calor»

–Juanjo, ¿cuál fue el peor verano de tu vida?

–La verdad es que no hay ningún verano más malo, en general todos han sido buenos y, que yo recuerde, no ha habido un solo verano que no haya pasado unos días en Salobreña, a pie de playa. Pero, probablemente, el verano que peor lo he pasado fue por ir a Granada [ríe]. Estaba terminando la carrera y, estando en la playa, me fui a la ciudad una noche detrás de una mozuela, con la idea de verla. Yo nunca había sufrido los calores de Granada. Qué horror. En el piso de estudiante pensaba que iba a morir de calor [ríe]. Qué manera de sudar, qué noche más horrible. ¡Me fui rápido para el pueblo!

–¿Cómo es tu verano más típico?

–Mis veranos ahora suelen tener dos fases: vacaciones y trabajo. A veces ni me tomo vacaciones. En esta última mitad de mi vida aquí, en París, intento sobrevivir al calor húmedo tan tremendo. Pero el verano, verano, el de verdad, para mí es dormir hasta tarde, desayunar en la terraza con mis padres, playa, charlar con los amigos, comer en Los Faroles y echar la tarde leyendo hasta que baja el sol y vamos otro rato a la playa. En la familia nos ha gustado mucho ir tarde a la playa y quedarnos hasta la puesta de sol, con los niños bañándose. Y luego, a casa.

–¿Qué lectura te llevas a la playa?

–Novela, más bien. No es el contexto ideal para leer ensayos ni cosas más filosóficas, jejeje. Lo que no quiere decir que la lectura sea ligera. Este año toca 'La cabaña del tío Tom'.

–¿Te llevas cómics?

–No, es engorroso transportar un álbum tan grande. Pero también lo he hecho alguna vez.

–Quitando Salobreña, ¿cuál ha sido el mejor viaje del verano?

–Sí, lo recuerdo perfectamente. Fuimos a San Francisco, nos quedamos en casa de unos amigos cuatro o cinco días. De allí al Parque Nacional de Yosemite y cogimos la carretera para ir a Monument Valley, dando un rodeo para cruzar la Ruta 66, pasar unos días en el Gran Cañón... y llegar a la ComicCon de San Diego, donde lo pasamos pipa. Los parques nacionales de Estados Unidos son una maravilla, es el mejor viaje que he hecho con diferencia. Es un placer conducir por esas carreteras.

–En vacaciones, ¿pegado al móvil?

–Reconozco que sí. Siempre con podcasts y programas en Youtube. Las redes sociales me repatean bastante, voy de vez en cuando.

–¿Qué series y películas ves ahora?

–Estoy enganchadísimo con Line of Duty, que a priori no me llamaba la atención y me encanta. Y de películas, siempre vuelvo a los clásicos. Es que a las pelis de las plataformas digitales les falta un hervor, no se llega al fondo de nada ni se terminan de escribir bien. Tienen muchos medios pero son decepcionantes. Con un clásico nunca sales decepcionado.

–¿Qué tal va 'Blacksad'?

–'Todo cae' ya está listo. Desde que sacamos la portada hemos recibido muy buenos comentarios, hay bastante interés. A ver qué tal funciona. Iremos preparando una pequeña gira para ver al público.

–¿Tienes ganas?

–Muchísimas. Tengo mala conciencia de haber tardado tanto tiempo en tenerlo listo. En este tiempo he hecho proyectos que, aunque no me arrepienta, los hubiera planteado de otra manera. Pero también he hecho cosas maravillosas como 'El Buscón en las Indias', una delicia de trabajo con Ayroles. Mi siguiente proyecto, de hecho, será seguir 'Blacksad' con la segunda parte de 'Todo cae', que es un díptico. Probablemente, este verano en Salobreña trabaja en el segundo tomo.

–¿Ese es el plan del verano?

–Pues prepararé todo lo que haga falta para la presentación de 'Blacksad', arrancaré el segundo tomo... y pasaré un tiempo en familia, en la playa, que es donde toca, que en Salobreña se está muy agustico.

–Pues no estamos tan mal, ¿verdad?

–¡Para nada! A ver... Hay que tomarse la vida como viene. Incluso cuando viene con un virus que nadie esperaba y una pandemia que nadie ha sabido gestionar como debería. La vida sigue. Lo bueno que tiene es que a pesar de todos los bajones, también hay momentos muy buenos. Y cuando se disfruta de salud hay que aprovechar.