Capital de la Cultura 2031: un proyecto transformador para la ciudad y la provincia
«El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños», dijo Eleanor Roosevelt
En un tiempo abrumadoramente dominado por la política, la economía y, también, las banalidades y desencuentros, nuestro deseo común de optar a la capitalidad europea ... de la cultura 2031 es la oportunidad de reencontrarnos con la cultura como espacio de encuentro, de encuentros y de acompañamiento. También como ámbito de diversidad, diálogo intercultural y, sobre todo, como espacio generador de creatividad y de innovación. Por eso, quiero convertir estas líneas en una llamada al acuerdo por ese deseo compartido que es convertirnos en capital europea de la cultura 2031.
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Si miramos la historia de las anteriores capitales culturales, es evidente que el nombramiento resulta muy positivo en todos los ámbitos, hacia adentro y hacia afuera así que, quizá es el elemento de cohesión que necesitamos para reforzar nuestra autoestima e incrementar nuestra felicidad como sociedad. Pero en este camino, nuestra primera tarea tiene que ser la reflexión. La historia de Granada como ciudad y provincia cultural y patrimonial, con capacidad demostrada para grandes acontecimientos internacionales, podría invitarnos a pensar que todo será fácil y, sin embargo, esas fortalezas son necesarias pero no suficientes.
Conseguir la capitalidad europea dependerá bastante más del plan de futuro que diseñemos que de nuestra historia pasada. Nos evaluarán por lo que seamos capaces de diseñar que, necesariamente, debe ser un proyecto participado por todos y con capacidad de transformar nuestras debilidades en fortalezas, de mirar a las próximas décadas. En definitiva, el proyecto debe trascender al propio 2031 y acompañarnos durante los años siguientes. Esto es, no vamos a diseñar un programa de actividades para un año, sino un modelo de ciudad y provincia cultural para el futuro próximo.
Un criterio prioritario en la evaluación de las candidaturas es la participación de toda la sociedad en la planificación y desarrollo de las actividades, la capacidad de movilizar e ilusionar a la ciudadanía con proyectos futuros comunes. Ahí es donde necesitamos el concurso de todos. Lo demás será poner en pie un proyecto auténticamente transformador, que genere cambios sociales, económicos y urbanos y que nos permita construir una entidad colectiva capaz de revitalizar la memoria histórica y el orgullo de formar parte de una colectividad inclusiva y diversa. Tenemos que trabajar en un proyecto que permita la regeneración y revitalización de espacios como lugares de encuentro cultural y acceso igualitario a la cultura. Debemos diseñar acciones que vinculen el patrimonio cultural con el respeto al medio ambiente y la promoción de la sostenibilidad.
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Estamos convencidos de que la candidatura es una oportunidad para tratar de revertir una debilidad como la despoblación, pero también permitirá tratar la vega como un ejemplo de adaptación, resiliencia, innovación y sostenibilidad. También servirá para formar nuevos perfiles profesionales y fomentar emprendimiento. Por supuesto, la candidatura es clave para el cuidado y difusión del patrimonio, para establecer pautas de turismo sostenible diversificando la presión turística y para dignificar la precaria situación laboral del sector cultural.
En definitiva, debemos presentar, y en ello estamos ya trabajando, un proyecto transformador global capaz de llevar nuestro rico patrimonio histórico, cultural, científico y natural hacia el futuro a través de propuestas que impulsen un desarrollo urbano y de la provincia de manera equilibrada, sostenible y respetuoso. En los próximos meses trabajaremos en poner el futuro en nuestras manos, es decir, en tus manos.
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