Tractoradas en Granada
Los petos verdes de la Venta de la Nava«Entiendo las protestas; lo que no entiendo es que yo tenga que pagar por eso», lamentaba Carlos, uno de los conductores retenidos
La Venta de la Nava, a pocos kilómetros de Iznalloz, no solo es un sitio donde se comen buenas viandas de los Montes Orientales, también ... es un punto estratégico para las comunicaciones terrestres entre el Sureste de España, la Meseta y Madrid. Los agricultores que ayer se movilizaron en diferentes puntos de Granada tenían muy claro que ahí, en la Venta de la Nava, harían pupa. Bloqueando ese nudo de comunicaciones estaban interrumpiendo el tráfico en una de las grandes autovías nacionales, la A 44, y al mismo tiempo en una de las autonómicas con mayor intensidad circulatoria, la A 308. Todo empezó a las nueve de la mañana.
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Los agricultores, que se habían organizado a través de guasap, acudieron a este punto a bordo de sus vehículos agrícolas desde diferentes municipios del entorno. Y no tardaron en cruzarlos en el asfalto, a modo de barreras, de forma que nadie pudiera franquearlos. Ni los que iban de Granada a Madrid, ni los que iban de Madrid a Granada, ni los que iban de Almería a Madrid, ni los que iban de Madrid a Almería. Pleno. al quince. Todo el mundo retenido. ¿Por cuánto tiempo? Francisco Liñán, uno de los portavoces de los tractoristas, ya lo advirtió desde el primer momento: «Mientras que alguien del Gobierno o las organizaciones agrarias no se pronuncie respecto a nuestras peticiones, aquí seguiremos». Y ahí siguieron. Una hora, dos, tres, cuatro, cinco...
Desde el primer momento se impuso un clima de entendimiento entre los mandos de la Guardia Civil y los manifestantes para que el asunto no fuera a mayores. Entre los primeros acuerdos, permitir el tránsito de veinticinco turismos cada media hora en ambos sentidos de la A 44. Y se cumplió. También se negoció que no hubiera ningún tipo de afectación en señales y otros elementos de la A 44, y que tampoco se quemaran neumáticos.
Se imponía la mano izquierda y el sentido común. Y la mano izquierda y el sentido común dicen que si venía una ambulancia con los rotores encendidos, había que facilitarle que continuara su camino sin ningún tipo de contratiempo. O que si una mujer embarazada tenía hora en el hospital, también tuviera la vía expedita. En la caravana, kilométrica, había cientos de historias que contar: los que acudían al funeral de un familiar, los que se dirigían al aeropuerto y perdieron el avión o los que iban a una convención en Málaga y se consolaban tomando un bocadillo en el arcén.
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«Cansa estar tirados aquí»
Carlos y sus compañeros, empleados de la red inmobiliaria Tecnocasa, salieron de Jaén a las siete y media de la mañana porque a las once tenían un congreso en Marbella. «No hemos andado ni media hora», lamentaba. «No llegamos tarde a coger un avión, no tenemos programada una operación, no viajamos por ninguna emergencia, pero cansa mucho estar tirados aquí», explicaba. «Soy de un pueblo agrícola y entiendo perfectamente sus protestas;lo que no entiendo es que yo tenga que pagar por eso». «Si las reivindicaciones van contra los políticos –agregó– que se vayan al Congreso y que les fastidien el día a ellos y no a nosotros».
También hubo quien, aprovechando las colas y las largas esperas, optó por trasladar su 'negocio' a la A-44. Antonio, vendedor de la ONCE en la Venta de la Nava, decidió continuar la tarea en medio del colapso. «Por el momento habré despachado unos noventa boletos y rascas», estimaba el buen hombre poco antes de las doce del mediodía.
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Mientras tanto, la Guardia Civil controlaba todo por tierra y también por aire. El helicóptero de la Benemérita supervisaba todo desde las alturas. También con drones. Entre los participantes en la tractorada, el miedo a los 600 euros de multa. Las últimas aún duelen. Tan solo habrá que esperar unos días para ver quiénes reciben el papelito en su casa.
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