Peligros esprinta por Turquía

Mantas, tiendas de campaña, sacos de dormir, ropa para el frío en buen estado para niños y adultos, compresas y pañales, medicinas, juguetes, material escolar, agua potable y alimentos no perecederos se clasifican y guardan en cajas en el local.

Está previsto que las furgonetas facilitadas por el equipo de ciclismo femenino de Esra, Soltec Team Costa Cálida, con sede en Murcia, lleven este sábado la carga a la embajada turca en Madrid. Es solo un granito de arena entre las toneladas de ayuda humanitaria que se recogen en toda España y que Turkish Airlines está llevando a la zona cero del terremoto. Pero un granito con mucho corazón.

Esra, que se instaló en Granada para estar más cerca de su entrenador y tener más oportunidades deportivas, está agradecida por la solidaridad de sus vecinos y horrorizada por la dimensión de la tragedia. Aunque su familia directa vive en el norte del país y no se ha visto afectada por el desastre –solo un tío y su familia residían en la zona destruida y han sobrevivido–, la joven de 26 años tiene allí muchos amigos que lo han perdido todo.

Nacida en Esmirna, estaba en el extranjero cuando en 2020 un seísmo de magnitud 7,1 hizo temblar su ciudad y causó medio centenar de muertos. «Afortunadamente, mi familia no sufrió daños. Nuestra casa fue construida de acuerdo con las normas antisísmicas», subraya la deportista, que recuerda que la mala calidad de las edificaciones ha sido determinante en el alcance de la destrucción en su país. «Espero que este error no sea tolerado por más tiempo», confía.

Cree que la gestión de la catástrofe por parte del Gobierno otomano en los primeros días no fue buena –«La gravedad del daño no se entendió bien y no había suficiente gente trabajando»– y afirma que, pese a la generosa respuesta internacional, lo peor viene ahora. «Hay más muertos de los que se dice. Muchas familias han desaparecido. Muchos niños se han quedado sin padres. Los supervivientes perdieron sus hogares. Las casas que no se han derrumbado no son habitables. Además de los muertos, hay miles de heridos y decenas de miles de personas sin hogar. La infraestructura de las ciudades en la zona del terremoto ha resultado dañada. Las aguas residuales se mezclan con el agua potable. Pueden propagarse enfermedades. Es el peor desastre en 100 años», resume.

De ahí la necesidad de acelerar la recogida y el envío de ayuda humanitaria, en un esprint en el que muchos vecinos de Monteluz, pero también los de todo Peligros y los municipios de alrededor, lo están dando todo. En el almacén cedido por el Ayuntamiento trabaja una veintena de voluntarios, incluidos algunos compañeros del equipo de Esra y amigos turcos, así como los alcaldes de Peligros y Güevéjar.

El deseo de Esra de ayudar a sus compatriotas se encontró con un grupo que ya tenía rodaje en tareas humanitarias desde que estalló la guerra en Ucrania y, casualmente, con otra conexión turca. José Manuel Martínez, profesional del marketing de 31 años, tiene una extensa parentela en Turquía, porque su abuela materna, después de tener una hija –la madre del joven– y divorciarse en España, se instaló en el país euroasiático, se casó con un local y tuvo otros siete hijos. Así que, cosas de la vida, José Manuel tiene un montón de primos allí. «Viven en el norte del país, donde el terremoto no les ha afectado», relata Martínez,  a quien su amiga Esra pidió ayuda para difundir la campaña de recogida.

«Tenía experiencia de cuando se solicitó ayuda para Ucrania y los vecinos se volcaron –explica–. No hace ni dos meses que trajimos a un matrimonio ucraniano refugiado a Monteluz, con ella embarazada, y en menos de un mes ya tienen un lugar donde vivir. Gracias a los vecinos se ha amueblado la vivienda, se les ha proporcionado ropa para ellos y su futuro bebé e incluso un empresario de aquí le ha ofrecido un trabajo al él».

Después de difundir el SOS por redes sociales, la respuesta les ha desbordado. No solo de los habitantes de Monteluz, sino de todo Peligros y los pueblos de alrededor, como Albolote, Maracena, Güevéjar o Dúrcal, donde vive una de las primas turcas de José Manuel.

Se han volcado numerosas empresas locales de aceite, alimentación, transportes, construcción o farmacia. También Ziríes, la pastelería andalusí de la Carrera del Darro donde trabaja Esra, y organizaciones como la Asociación de Saharauis de Peligros o la Policía Nacional, que ha cedido ropa y calzado.

«Estoy muy orgulloso de vivir donde vivo y de tener a mis vecinos cerca cuando se les necesita. Eso me anima a invertir mi energía y mi tiempo en ayudar a otros», asegura José Manuel.

Lo que más abunda en las bolsas y cajas que depositan los vecinos es ropa. Tanta, que una vez realizado este primer envío se plantean continuar la recogida solo de alimentos y medicinas.

En cuanto a la ayuda económica, la canaliza mediante bizum a través del número 602 21 20 85 la Fundación Marcelino Oliver, patrocinadora de Soltec Team Costa Cálida, creada para apoyar a ciclistas víctimas de accidentes de tráfico, en homenaje al empresario ciezano Marcelino Oliver, arrollado por un turismo en 2013. Con el dinero recaudado ayudarán a la compra de casas-contenedor o financiarán el alquiler de viviendas para los damnificados.

En Murcia, la fundación organizó el fin de semana pasado una carrera benéfica, Kilómetros Solidarios, con el fin de recaudar fondos con destino a Turquía. En Granada, de momento, no se lo plantean, admite Esra: «Ahora estamos muy ocupados. No tenemos mucho tiempo para organizar una carrera. El tiempo se agota».