Una agente de la Policía Nacional especializada en ciberdelincuencia. Efe

El pederasta de Granada que fue cazado tras una denuncia de Google en Estados Unidos

El Supremo confirma la sentencia que impuso siete años de cárcel a un hombre que tenía en su poder 19.000 fotografías y 500 vídeos de pornografía infantil

Carlos Morán

Granada

Domingo, 25 de febrero 2024

Ocho años después de que Google denunciase el caso ante el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados de Estados Unidos, el Tribunal Supremo de ... España ha confirmado la pena de siete años de cárcel impuesta a un pederasta de Granada que tenía en su poder 19.000 fotografías y 500 vídeos de niños de muy corta edad obligados a mantener relaciones sexuales.

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Es el desenlace judicial de una compleja investigación de las fuerzas de seguridad que tuvo que superar no pocos avatares, incluida la pandemia del coronavirus. Cuando la Audiencia Provincial, tras un aplazamiento previo, ya había fijado la fecha de la vista para marzo de 2020, el estado de alarma decretado por la expansión descontrolada de la covid obligó de nuevo a postergar el juicio. No obstante, pudo celebrarse en julio de ese mismo año y la sentencia fue condenatoria: siete años de prisión y otros siete de libertad vigilada «como autor responsable de un delito de distribución de pornografía infantil, revistiendo los hechos un carácter particularmente degradante», estableció la resolución judicial.

Disconforme con el veredicto, el procesado presentó una recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que no prosperó. En este sentido, el acusado elevó el caso al Supremo, pero tampoco ha tenido éxito.

Entre otras alegaciones, argumentó que padecía una alteración mental, una justificación que el Alto Tribunal descartó, y solicitó que se le aplicase la atenuante de dilaciones indebidas. Sobre está cuestión, el Supremo señala que la demora obedeció, entre otras cosas, «al ingente material que debió ser analizado, pues se trataba de más de 19.000 imágenes y más de 500 vídeos».

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Por ello, confirma el primer fallo que dictó la Audiencia de Granada. En consecuencia, el caso está cerrado.

Direcciones de IP

Todo comenzó en 2016, cuando Google comunicó el hallazgo de varias imágenes de pornografía infantil al Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados de Estados Unidos, una entidad habilitada por el Congreso de ese país para trabajar en la persecución de este tipo de delitos en colaboración con la justicia, el FBI y los proveedores de servicios de internet y servicios de pago electrónico. El citado organismo trasladó el aviso a las autoridades estadounidenses, que, a su vez, la remitió a España tras constatar que las direcciones de IP correspondían a usuarios españoles.

Con esa información, el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional llegó hasta un vecino de Granada, que es la persona cuya condena ha sido confirmada ahora por el Tribunal Supremo. Los investigadores confiscaron al sospechoso varios teléfonos móviles. En la memoria de uno de ellos hallaron «más de diecinueve mil fotografías» de menores forzados a mantener relaciones sexuales.

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Además, intervinieron 500 vídeos con un contenido similar.

El pederasta granadino había caído por una denuncia que se produjo a miles de kilómetros de su lugar de residencia.

Proporcionan las imágenes solo a cambio de otras del mismo tipo

Los 'coleccionistas' de pornografía infantil tienen montado en internet un deleznable mercado en el que prima el trueque, el intercambio de imágenes y grabaciones sin que haya dinero de por medio, según detalla el Tribunal Supremo el sentencia en la que confirma la culpabilidad de un vecino de Granada procesado por tener en su poder centenares de fotografías y vídeos con contenido explícito de explotación sexual de niños. «El acusado había obtenido esa cantidad de archivos conteniendo imágenes y vídeos del estilo mencionado, así como con prácticas sexuales de adultos con animales, tras haber descargado la mayor parte de ellos de la web. Obtenido dicho material de su interés, no sólo disponía de él para su uso, sino que lo almacenaba en sus dispositivos con la finalidad de intercambiarlo con terceros, participando así en la dinámica propia de las personas con ese tipo de aficiones sexuales, que únicamente proporcionan material pornográfico a cambio de la entrega de otro material del mismo tipo y naturaleza, actuación que el acusado llevaba a cabo conociendo el contenido y significación de los archivos que intercambiaba», refiere la resolución judicial. Se da la circunstancia de que Google cerró la cuenta de correo del pederasta de Granada cuando descubrió las imágenes delictivas, pero «él procedió a la apertura de otra (...), que utilizó para continuar enviando archivos de contenido pedófilo».

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