El patio de los abanicos y las caras (nuevas) granadinas

Marifrán Carazo llegó sonriente, con su marido, Jota Carmona y sus hijos Cecilia y Gonzalo. El niño algo más serio, y su madre entre bromas reconociendo que le molestaban un poco los zapatos. La naturalidad infantil entre tanto protocolo. Su hija, Cecilia, fue la que grabó a su madre con el móvil justo cuando estaba tomando posesión como alcalesa. La admiración fue entonces un cruce de miradas.

En el patio del Ayuntamiento de Granada, entre tanto símbolo protocolario y engolado, hacía calor. Por eso, todos o casi todos llevaban abanico. La alcaldesa fue a jurar su cargo con el abanico cerrado y con un gesto un poco tenso que fue relajando según se sucedían estos acontecimientos. En primera fila, Juanma Moreno, presidente de la Junta que siempre dijo que dejó a Marifrán marchar pese a ser un gran activo en el gobierno andaluz. Y ella, como anfitriona acompañando al presidente, al que también recibió el alcalde en funciones, Paco Cuenca –a esas horas de la tarde cuando el pleno no había empezado– que se mostró cordial con Moreno y lo acompañó hasta su asiento.

En este epicentro al aire libre del Consistorio granadino se sucedieron las caras más representativas de la ciudad y también, caras nuevas, ya que 17 concejales entran ahora al Ayuntamiento y tienen un rostro que todavía no es familiar.

El exalcalde de Granada, José Torres Hurtado, estuvo entre el público; también el teniente general del Madoc José Manuel de la Esperanza y Martín-Pinillos; el nuevo rector, Pedro Mercado; el arzobispo José María Gil Tamayo; la subdelegada del Gobierno, Inmaculada López Calahorro; la consejera de Fomento, Rocío Díaz; el diputado nacional, Carlos Rojas y figuras de la cultura como Juan Habichuela Nieto. La Granada representada en estas caras conocidas y las otras, por conocer. Y en esas, la primera alcaldesa de Granada, con su collar solemne, rodeada de amigos y con su familia, en este día histórico.