El parón económico de Granada deja en una semana a 7.069 trabajadores en los ERTE

Ahora, las nuevas restricciones de esta segunda ola han vuelto a avivar estos procedimientos, a los que, desde que se prorrogaron en octubre, han solicitado acogerse 2.569 empresas con 9.592 trabajadores, según los datos de la delegación territorial de Empleo de la Junta de Andalucía.

El grueso de solicitudes en Granada entró desde el pasado 10 de noviembre, a raíz del cerrojazo total de la hostelería, el comercio y otros sectores como los gimnasios que han vuelto a meter a 7.069 trabajadores en los ERTE. Por sectores, la hostelería, con 1.039 empresas acogidas a los nuevos ERTE, engloba más de la mitad (54,7%) de los empleos congelados, un total de 3.840. El comercio, con 539 nuevos ERTE y 2.134 trabajadores en ellos, está en segunda posición. Le sigue el sector de las empresas de ocio y deporte y cultura, con 65 ERTE en los últimos días, con 396 afectados y las peluquerías y estéticas, éstas últimas obligadas a cerrar, con 94 empresas y 215 trabajadores afectados.

Cifras abultadas que, sin embargo, según aseguran desde las organizaciones empresariales, no recogen el retrato real de todos los afectados ya que, en esta segunda ola muchas empresas están dejando de recurrir a los ERTE. La tabla para salvar el empleo de sus trabajadores ya no les sirve cuando son ellas la que no logran mantenerse a flote, con las reservas económicas fundidas y una incertidumbre total en el horizonte.

Desde la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa, que preside el granadino Gerardo Cuerva, insisten en que los ERTE fueron una herramienta positiva para salvar empleo en su momento pero que a estas alturas está ya «obsoleta» y no es la solución para las empresas, que requieren medidas complementarias como moratorias en los alquileres, más líneas de créditos ICO, rebajas de impuestos y ayudas directas para los sectores más afectados.

La clave para que los ERTE empiecen a ser más un problema que una solución en el caso de las empresas de hostelería, por ejemplo, que ya están contra las cuerdas, es la obligación legal de mantener el empleo. Los beneficios que conllevan estos expedientes ocasionados por la Covid-19, como las exoneraciones de las cuotas a la Seguridad Social, llevan aparejada la prohibición de despedir en el plazo de seis meses.

Ahora en el mes de noviembre terminaba para muchas este periodo legal impuesto para mantener las plantillas intactas, ya que el reloj comienza a contar en el momento en el que se rescata al primer trabajador. Si ahora vuelven a acogerse a alguno de los nuevos ERTE por limitación o impedimento aprobados en octubre, el contador vuelve a colocarse a cero. Y ante esta circunstancia abogados y asesores de empresas están recomendando a los pequeños empresarios más desesperados y que empiezan a no ver viabilidad a sus negocios, que no soliciten ERTE e incluso que devuelvan las ayudas para poder comenzar a despedir.

«Un ERTE es pan para hoy y hambre para mañana para las empresas que sepan que su actividad y volumen no será el mismo hasta al menos dos años. Las empresas están optando a no exonerar cuotas estando en ERTE de fuerza mayor y esperar que pase su compromiso de mantenimiento del empleo para empezar a despedir», constata el socio especialista en Derecho Laboral del despacho Hispacolex y asesor de la Cámara de Comercio de Granada.

El secretario general de UGT Granada, Juan Francisco Martín, también corrobora que las empresas han comenzado a reembolsar a la administración las exenciones de los ERTE y cree que se va a producir una «avalancha» de despidos. Asegura además que el Fondo de Garantía Salarial (FOGASA) va a recibir un aluvión de solicitudes.

«Los ERTE han sido una garantía en este proceso que hemos vivido y confío en que se puedan seguir manteniendo los niveles de protección actuales que, aunque son pocos, son un hito histórico. En el futuro habrá que perfeccionar el funcionamiento de los ERTE», opina. Para el ugetista es fundamental que los ERTE puedan servir «para hacer procesos de ajuste de mercado concretos, acompañados de mantenimiento del empleo a futuro y de procesos de formación y no para despedir alegremente».