Once años de prisión por forzar con un cuchillo a su exmujer a mantener relaciones

El alto tribunal cree que el hombre, de iniciales, J. L. M., cometió efectivamente un delito de violación con la agravante de parentesco, aunque le rebaja la pena de 13 años y medio a 11 años y un día «por aplicación retroactiva de la normativa vigente».

El fallo, fechado el 9 de noviembre y al que ha tenido acceso IDEAL, especifica que el hombre cometió un delito de agresión sexual con instrumento peligroso después de que su mujer llegase a la vivienda unifamiliar que ambos seguían compartiendo (cada uno vivía en una planta) pese a su ruptura tras más de veinte años de matrimonio.

La mujer entró en la vivienda, sobre las 10.00 horas, desde una zona ajardinada aneja al inmueble en la que había estado con su gata, cuando el acusado «la llamó para que se acercara a hablar con él».

En ese momento fue cuando el hombre, «movido por el ánimo de alterar la tranquilidad de su esposa y de satisfacer con ella indebidamente sus deseos sexuales», se le acercó con «un gran cuchillo de sierra de 22 centímetros de largo y unos 11 centímetros de hoja que colocó debajo del pecho de ella, marcándole con la punta debajo de uno de sus senos a través del pijama».

El acusado le dijo en ese justo instante que «no podía soportar verla con otro hombre y le solicitó su deseo de mantener por última vez relaciones sexuales antes de quitarse él la vida». De acuerdo con el relato de hechos probados que recoge la resolución del TSJA, «mientras asía el puñal, el acusado insistió de nuevo a su esposa en su deseo de mantener relaciones sexuales con ella».

Y como ella le dijo que no, J. L. M. se revolvió «agresivamente». Rompió el cuchillo que esgrimía y fue a la cocina a por otro similar. Su intención era pinchar de nuevo a la mujer y «ante el grave clima de hostigamiento» que estaba sufriendo, esta, «completamente aterrorizada», accedió. Finalmente «se vio forzada a cumplir la exigencia de su marido y subió con él para consumar sus deseos en una de las habitaciones».

Tras finalizar el acto, el acusado bajó garaje de la vivienda y se autolesionó con un cuchillo de caza, para a continuación tratar de ahorcarse. Lo evitó la Guardia Civil, que fue avisada por la mujer.

En sus razonamientos, el TSJA, que desestima todos los motivos del recurso que el acusado interpuso contra su condena, se muestra convencido de que los hechos ocurrieron tal y como recoge la sentencia de la Audiencia de Granada impugnada por el procesado. Rechaza así que fuese la mujer la que hiriese al hombre con el cuchillo, lo colgase y luego fingiese llorando que este se había intentado suicidar.

En este punto, el TSJA resalta que la mujer, al llegar los agentes, estaba «llorando y gritando» y decía que había sido agredida. Comenzó a «gritar desesperadamente y a pedir auxilio» cuando, al acceder a la cochera vio a su marido colgado y sangrando. «Nada -concluye el TSJA- compatible con la simulación a la que apunta el recurso«, salvo que se supongan a la mujer »unas cualidades dramáticas dignas de una María Guerrero, Margarita Xirgu o Nuria Espert».

Para el TSJA, esa hipótesis, por tanto, «es por completo descartable». Y lo es porque es imposible que el hombre recibiera de otra persona varias puñaladas en el abdomen y no presentara, en cambio, ninguna herida defensiva en las manos o los brazos. Por otro lado, para el alto tribunal es impensable que mujer pudiera elevar el cuerpo de su marido y manejarlo hasta colgarlo de la cuerda «por simples razones de fuerza física».

Además de a la pena de prisión, el hombre ha sido condenado a una medida de libertad vigilada una vez cumpla la pena de encierro «consistente en participar con éxito en programas de educación sexual» durante ocho años. Junto a ello, tendrá que indemnizar a su exmujer con 3.000 euros. Aparte, se le ha impuesto la prohibición de acercarse a ella a menos de 200 metros o comunicarse con ella durante 14 años y medio y un día. El fallo puede ser recurrido ante el Tribunal Supremo (TS).