La nueva vida de los míticos Seis Duros de Granada
El famoso local de Gonzalo Gallas es ahora un bazar de alimentación que abre los siete días de la semana y regenta a diario Andrés
Poco antes del mediodía Andrés avanza por Gonzalo Gallas y se detiene para levantar la persiana de los Seis Duros. En su interior ya no ... huele como antaño a pizzas y bollos y se puede conseguir poco como solo se saquen 18 céntimos (seis duros) del bolsillo. El que en su día fue uno de los locales más famosos entre los estudiantes y jóvenes de Granada es ahora un bazar de alimentación del que se surte el público juvenil y también la zona de Gonzalo Gallas.
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Las facciones faciales de Andrés no ocultan que es asiático, pero se defiende lo suficiente con el español para regentar el negocio con solvencia. Cuando le llega el pedido de bebida le recuerda al repartidor al instante que él no ha pedido refrescos de naranja y se pone a colocar las bebidas para que estén frescas para cuando pasen a pedirlas. En un momento está todo colocado y vuelve a su sitio detrás del mostrador esperando para atender al primero que entre.
Andrés 'Chino', como él mismo se etiqueta en el cartel que hay en la puerta de la entrada con el teléfono para hacer encargos, sabe qué fueron los Seis Duros porque ya se lo han contado. No han sido los jóvenes que pasan habitualmente por su negocio, que son incapaces de trenzar la relación entre el antiguo punto de reunión para almorzar, merendar o cenar de muchos grupos de amigos de los noventa y esta tienda de alimentación. «¿Ah, sí. Esta era una tienda de pizzas famosa?», se sorprende Martín, un joven de segundo curso de Biología, que ve el negocio como un local más de los muchos que se pueden encontrar en la ciudad con un poco de todo.
El responsable actual del negocio cuenta no es el dueño del local y simplemente gestiona el establecimiento, que le da el dinero suficiente para vivir en Granada, pagar las facturas y levantar a diario la persiana. No se planteó en ningún momento retomar la idea de negocio original de los Seis Duros porque, asume, no cuenta con los conocimientos suficientes para trabajar en un obrador o estar en contacto con uno para ofrecer un producto similar al de entonces. Los tiempos también han cambiado y los márgenes de beneficio desde que se adquiere la materia prima hasta que llega al consumidor también son muy distintos.
Antes de que él tomara el mando, los Seis Duros han pasado por varias manos que han tratado de mantener el carácter gastronómico/restaurador del negocio. De hecho, ahora se llaman los Seis Duros del Siglo XXI para diferenciarse del proyecto original. El último intento fue antes de la pandemia de covid-19, pero las restricciones que hubo que soportar como consecuencia del coronavirus acabaron con decenas de negocios, entre ellos este. Antes, en 2018, el local también se inundó en un día que llovió con fuerza en la capital dado que Gonzalo Gallas era y es uno de los puntos hacia donde desciende toda el agua de la ciudad.
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El horario de Andrés 'Chino' es más nocturno que diurno. Se adapta a las necesidades de la zona. Los estudiantes suelen trasnochar más que madrugar y él aguanta para cerrar más allá de las doce de la noche todos los días por si hay una necesidad de última hora. No obstante, no tiene definido un día que funcione mejor que otro o una temporada en la que crea que hay que estar más atento. Él cuenta que coge su móvil, se pone a jugar detrás del mostrador y espera a que llegue alguno de los clientes que habitualmente pasan por su tienda para poder atenderlos con su característica sonrisa.
La vida mientras tanto continúa por Gonzalo Gallas sin que el olor a horno penetre desde la entrada de los Seis Duros. Como tantos otros negocios, mantiene el nombre mientras su interior se ha transformado. Es el recuerdo de la Granada que un día fue, que permanece y que se puede contar.
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