Ver cómo nacen y mueren las estrellas en el cielo
El coleccionista de momentos ·
El astroturismo permite asomarse al universo con los ojos de un niño y ver el espacio como nunca antes. Granada tiene cielos despejados y luminosos para mirar de cerca planetas, nebulosas y diferentes fenómenos astronómicosLunes, 23 de agosto 2021, 23:56
Cuando Leo dijo que íbamos a ver Saturno, me faltó saltar de alegría y plantarle un besazo en los morros, a pesar de la mascarilla. ... Pero no era plan, que nos habíamos conocido hacía solo unos minutos.
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Estábamos en Padul, en su Aula de Naturaleza que parece que, por fin, volverá a abrir tras dos años en el dique seco. Nos habíamos congregado para disfrutar de una velada de astroturismo con la empresa de Miguel Gil, cuya página web es toda una invitación a surcar las estrellas: www.turismoastronomico.org
Pero antes de nada, unas preguntas tipo test: ¿en qué se diferencian las estrellas de los planetas? ¿Cuál es la estrella más cercana a la Tierra? ¿A qué distancia está? ¿Qué es Alfa Centauri? Y, entrando más en materia, ¿sabría usted localizar la Estrella Polar en el cielo? ¿Y la Vía Láctea?
Les confieso que, mirando al cielo, siempre he sido un zote. Donde la gente ve casas tumbadas, brazos, piernas y pechos o arcos, aguijones y figuras mitológicas; yo veo… estrellas. Muchas estrellas y puntitos luminosos. Pero soy incapaz de vislumbrar esas formas que otros adivinan al primer vistazo. Otra confesión, y esta sí que me ruboriza de verdad: estoy pegado en astronomía. Mis conocimientos básicos son muy deficientes. Y me da rabia y coraje.
Así las cosas, la sesión de astroturismo de hace un par de semanas tuvo varios efectos colaterales, más allá de lo bien que lo pasamos. En primer lugar, aprendí a mirar el cielo con otros ojos y fui capaz de reconocer algunas estrellas, planetas y constelaciones. De hecho, creo que todavía podría conseguirlo. Aunque espero que nadie me ponga a prueba.
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En segundo lugar, ya he encargado a mi librería 'Astronomía para dummies', una forma elegante de referirse a los principiantes o, como es mi caso, a los tontos. A ver si consigo aprender a diferenciar las gigantes rojas de las enanas blancas y a encontrar agujeros negros. Astronómicos. Que los otros, los del bolsillo, los detecto a la primera. También he pedido la 'Breve guía del cosmos' de Miguel Ángel Pugnaire Sáez, publica por Sonámbulos Ediciones y recomendada en la web de Turismo Astronómico.
Una sesión de astroturismo comienza con una especie de clase teórica, pero bajo el cielo y en plena naturaleza se disfruta mucho. Leonardo hacía preguntas a bocajarro y, para las respuestas, apuntaba con un láser al cielo estrellado, como un Jedi de la astronomía. Y así resulta mucho más fácil ir ubicando estrellas, planetas y hasta constelaciones.
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Fue entonces cuando dijo «aquello es Saturno y luego lo veremos con el telescopio». Desde que leí el clásico de la literatura de viajes de W.G. Sebald, 'Los anillos de Saturno', estoy enamorado de ese planeta. Antes, me daba miedo. La culpa era de Goya y del cuadro 'Saturno devorando a su hijo', por supuesto. El caso es que me parecía excitante estar a punto de ver al auténtico y genuino. Al primigenio. Al 'the one and only'. Al de verdad.
Haciendo astroturismo descubrí que hay jóvenes que conocen el cielo y las estrellas mejor que yo las calles de mi barrio
Me moría por preguntar si le veríamos los anillos, claro. Pero en estas situaciones siempre tengo presente el consejo de Groucho: «Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente». El público infantil y juvenil, sin embargo, no solo contestaba con alegría y soltura, sin complejos, sino que acertaba muchas veces. O, al menos, no desbarraba. Me encantó ver cómo había chavales que conocían el cielo mejor que yo las calles de mi barrio. ¡Con ellos, al fin del mundo!
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Tras la plática introductoria llegó la práctica. Leo introdujo las coordenadas a los dos telescopios que había instalado esa noche y comenzamos a mirar. Tuvimos ocasión de atisbar diferentes estrellas y de mirar a Júpiter cara a cara, localizando una de sus lunas: la famosa Ganímedes, el satélite natural más grande del Sistema Solar.
También nos asomamos a un auténtico 'paritorio' que le daba todo el sentido a la expresión 'polvo de estrellas'. Allí se encuentran jóvenes y lozanas, recién nacidas entre la nebulosa. Y vimos algo parecido a un cementerio conformado por estrellas moribundas y en retirada. Millones de años luz las separan.
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Ver Saturno de cerca, con sus anillos, me pareció una experiencia maravillosa. Como descubrir Ganímedes
A medida que pasaba el tiempo y los astroturistas con las responsabilidades matutinas más madrugadoras se iban marchando, más cosas veíamos. El sonido automático del telescopio mientras cambiaba la dirección de sus lentes era algo mágico. ¿Qué nuevo tesoro cósmico íbamos a descubrir? Eso de mirar estrellas genera adicción. Nunca es hora de dejarlo. De coger los bártulos e irse con la música a otra parte. Incluso a simple vista, el cielo gana mucho durante una de estas sesiones de turismo astronómico. El ojo se hace a mirar más lejos y escrutador. De otra manera.
¿Y Saturno? ¡Maravilloso! Hubo un momento de zozobra, cuando Leo dijo que no se veía bien por culpa de la humedad. ¿Estaría lloviendo en Saturno? ¿Estarían resbaladizos sus anillos, como un circuito de F1 mojado? Para nada. La humedad estaba en nuestro entorno, que para algo nos encontrábamos pegados a las lagunas del Padul. ¿Ven como hay ocasiones en que es mejor estar calladitos y parecer imbécil que no…?
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Gorafe y Aldeire, Espacios Estelares Starlight
Disfrutar del astroturismo es posible en cualquier zona fuera de los grandes núcleos de población. Hay lugares, sin embargo, en los que el cielo presenta unas características especiales de claridad y luminosidad. La Zona Norte de Granada tiene uno de los mejores cielos posible para disfrutar del espectáculo nocturno que depara el universo. Además de excursiones a diferentes emplazamientos del Geoparque, la empresa Turismo Astronómico organiza sesiones desde hoteles y casas rurales especialmente acondicionados para ello, lo que permite cenar y, de postre, dar un paseo visual por el espacio exterior. También ha construido unas futuristas cápsulas de observación perfectamente integradas en el paisaje.
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