Planta baja del palacete del Alcázar Genil | Exterior de la ermita de San Miguel Ramón L. Pérez

La 'mini Alhambra' y un histórico escenario de Granada junto a la reunión de los mandatarios europeos

Alcázar Genil esconde una belleza poco conocida al estar fuera de las rutas más turísticas de la ciudad; la ermita de San Sebastián marcó el destino de la ciudad con la entrega de las llaves de Boabdil a los Reyes Católicos

Ángel Rodríguez y Amanda Martínez

Granada

Miércoles, 4 de octubre 2023, 09:57

Granada vive por y para la cumbre europea estos días. 51 altos mandatarios entre jefes de estado y altos cargos llegan a la ciudad y, ... además de los actos oficiales previstos en el Palacio de Congresos, hay una agenda paralela para los propios mandatarios y para sus parejas que incluyen visitas culturales y una oferta gastronómica para hacer que se vayan de la ciudad con el mejor sabor de boca. Incluye la visita a la Alhambra, como es obvio, como principal atractivo turístico, pero existen otras opciones menos conocidas que se escapan de las rutas de visita habituales. Es el caso de Alcázar Genil, cuyo palacete es actualmente sede de la Fundación Francisco Ayala, que se puede visitar de lunes a viernes de 9 a 14 horas.

Publicidad

A principios del siglo XIII Granada era una gran ciudad abigarrada dentro de sus murallas y con una clara expansión por los populosos arrabales de la zona norte –el Albaicín– y el sur, el actual barrio del Realejo. La Alhambra aún no se había construido pero parece que ya existían algunas fincas palaciegas en la cima de la colina de la Sabika. Entre las puertas de la ciudad y el río Genil existía un corolario de fincas de recreo y huertas que alcanzaban hasta la misma orilla, donde siglos antes se había plantado una alameda conocida como Hawr Muammal. Este espacio se había convertido con el paso del tiempo en uno de los lugares favoritos de la aristocracia urbana y del pueblo en general. Gozaba de gran prestigio y sus beneficios habían sido cantados por poetas como Ibn Quzman, al Kutandi, Abu Yafar y la poetisa Hafsa, entre otros.

Gobernaban entonces los almohades, dinastía de origen norteafricano que, unos años antes, en 1212, habían sufrido una importante derrota –la batalla de las Navas de Tolosa– que a la postre supuso un vuelco definitivo en la reconquista a favor de los castellanos.

A partir de esa fecha su poder se había debilitado, volviendo a aparecer las tan frecuentes luchas internas en Al-Andalus, pero Granada seguía siendo una de las grandes ciudades fieles hasta el punto de que tan solo unos años más tarde, en 1218, el gobernador de Granada, padre del futuro califa almohade Umar al-Mutarda, decidió fundar un gran alcázar a orillas del Genil.

En la entrada de la finca mandó levantar un morabito –la actual ermita de San Sebastián– y siguiendo ese mismo eje, construyó un palacio con la alberca de mayores dimensiones jamás vista en la ciudad. Esta gran almunia a finales del siglo XIII pasó a manos de los nazaríes y se mantuvo como finca real hasta la conquista en 1492.

Publicidad

R. L. Pérez

El actual Alcázar Genil está formado solamente por un pabellón, que fue levantado por los primeros sultanes nazaríes, entre finales del XIII y principios del XIV, y en sus proximidades se encontraba el gran albercón y el palacio almohade. Durante el reinado de Muhammad V –verdadero arquitecto del reino de Granada en la segunda mitad del siglo– era conocido como Diyar al difaya, la 'Casa de la Hospitalidad' y el poeta de la Alhambra Ibn Zamrak, que decoró con sus poemas la mayor parte de los muros del Patio de los Leones, le dedicó unos bellos versos, especialmente a su gran alberca, admiración de todos sus contemporáneos.

Era tan espectacular que se dice que en ella se realizaban naumaquias o fingidas batallas navales, para deleite del sultán y sus invitados. Esa idea, que es coherente con la imagen romántica de una corte suntuosa capaz de dotarse de tales lujos, alimentó durante todo el siglo XIX la idea mitológica del gran albercón del Alcázar Genil. Manuel Gómez Moreno pudo visitarlo y estudiarlo parcialmente a finales de ese siglo, cuando ya era solamente una ruina.

Publicidad

Hasta los años 30 del siglo XX aún se conservaba el paisaje periurbano, rural, de reminiscencias medievales de la antigua almunia, pero el trazado del actual Camino de Ronda fue el punto de inflexión que terminó por cambiarlo todo. Su construcción pasó por encima de los restos del albercón. En los años 80 la urbanización de todo el entorno hizo que se destruyeran los restos que quedaban y pronto cayó en el olvido la existencia de la almunia.

Morabito

Tras una guerra de diez años y un asedio de ocho meses, los reyes cristianos Isabel y Fernando tomaron la ciudad de Granada, capital del reino musulmán que lleva su nombre. El 2 de enero de 1492, el destronado rey Boabdil les entregó las llaves de la ciudad que no supo defender.

Publicidad

Casi escondida, la ermita de San Sebastián es un rincón cargado de historia Ramón L. Pérez

Cuatro siglos después Francisco Pradilla recibió del Senado el encargo de pintar aquella histórica escena. Los monarcas a lomos de majestuosos corceles, rodeados de su séquito, aceptan del Rey Chico una llave gran llave de hierro con un lazo rojo. Al fondo de la escena, una muralla, en lo que hoy sería la Acera del Darro. Hay pequeñas casitas blancas dispersas por la colina que sube a la Alhambra. Queda muy poco en la actualidad de aquel paisaje salvo un pequeño edificio que el pintor aragonés dibujó a la izquieda del cuadro. Es la ermita de San Sebastián, un lugar desconocido para muchos granadinos y testigo de uno de los momentos más importantes no solo de la historia de Granada, sino del país.

A mediados del siglo XII, Granada se entrega a los almohades, una tribu bereber que consiguió hacerse con el occidente islámico utilizando como pilar de su ideología una religiosidad muy cercana a la esencia del Islam. Proliferaron los ascetas que en, su rechazo de la vida mundana y su entrega total a la oración y la meditación, se retiraron a las afueras de las poblaciones. Solían vivir en rábitas o morabitos donde eran enterrados al morir.

Publicidad

Hubo muchas de estas construcciones en Al-Ándalus, pero esta ermita de San Sebastián es la única de este género que ha llegado hasta nosotros, de ahí su importancia patrimonial.

Es, además, un rincón poco estudiado y del que se tiene apenas algún apunte histórico. Hay, además, muchas dudas sobre su función. Uno de los análisis más precisos de este espacio lo realizó Mariano Martín García («Un morabito granarino, la ermita de San Sebastián» Cuadernos de la Alhambra, 13 1977 ). Martín relaciona su construcción al cercano Alcázar Genil y apunta como fecha de su obra entre 1218 y 1219. Citando a Gómez Moreno, y basándose en su orientación, asegura que debió de ser un mauselo.

Un arco de herradura conduce a su interiorSu estructura es de una pequeña qubba, con planta cuadrada y, apuntan algunos autores, su cúpula semiesférica fue visible hasta el siglo XIX. Aún se conserva esta bóveda. Permanece oculta bajo el tejado a cuatro aguas y es perceptible la pintura blanca que debió cubrirla. La espadaña para su campana pudo haberse colocado en 1615 fecha en la que, según indica una inscripción que rodea la bóveda, se construyó la ermita.

Noticia Patrocinada

Tras la llegada de los Reyes Católicos, la antigua rábita se convirtió en templo cristiano bajo la advocación de San Sebastián y, continúa Mariano Martín, junto a la imagen del mártir, se colocó en el interior de la ermita una talla de Nuestra Señora de la Antigua que, al parecer, la reina había traído consigo a la campaña militar. Tras permanecer unos días junto al Genil, esta virgen se trasladó al convento de San Franscisco. Durante un tiempo, Nuestra Señora de la Antigua y San Sebastián fueron los patrones de Granada hasta que fueron sustituídos por la Virgen de las Angustias y San Cecilio.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad