Las mil y una barreras de Carmen y Lucía
Estas dos niñas de La Zubia con parálisis cerebral están obligadas a acudir al instituto, pero sus padres denuncian que «no se pongan los medios necesarios para su adaptación»
Sara Bárcena
Viernes, 29 de septiembre 2023, 00:07
Carmen y Lucía son de La Zubia, tienen trece años y padecen parálisis cerebral. Sin embargo, eso no les ha impedido ser aplicadas y llegar ... a la Secundaria, un mérito digno de reconocimiento. Actualmente, cursan segundo de la ESO en el IES Zaidín-Vergeles de Granada, que Educación recomendó expresamente a sus padres en un escrito de profesionales por estar, supuestamente, «mejor adaptado» que otros del área metropolitana.
Publicidad
Nada más lejos de la realidad. Su padre, Javier Sánchez, ha compartido con este periódico su preocupación ante la «falta de medios» en este centro para su correcta adaptación. Antes, las niñas acudían al colegio Isabel La Católica, en el municipio zubiense, con rampas adaptadas, barreras arquitectónicas y ascensor, entre otros puntos a favor. «El colegio no está mal porque les permite llevar una vida más normal, pero en el instituto parece imposible y cuando uno aprende un poquito, ya no deja que lo engañen», ha señalado Javier.
En el Instituto de Enseñanza Secundaria Zaidín-Vergeles, las facilidades para alumnos con algún tipo de discapacidad parecen no ser muchas. «El año pasado –el primero de Carmen y Lucía aquí–, mi mujer tenía que entrar a buscarlas. Las dejaban solas en la clase con la luz ya apagada, se iban los compañeros y los profesores… Yo sé que a los maestros no se les puede pedir nada, pero, no sé, no dejes a mis niñas solas», ha lamentado el padre. Según él, una de sus hijas «se ha caído tres veces ya con un andador por no estar bajo supervisión».
A pesar de que este curso hay más niños y niñas con problemas o minusvalías, el centro sigue contando a mediodía con un único auxiliar o 'ptis' que ni siquiera está operativo durante todo el horario escolar. Además, Javier ha sugerido que igual se va a cambiar a una de sus hijas y otros dos niños que «tienen problemas» y no sabe «ni si pueden comer solos», no tienen a ningún auxiliar cerca. «¿Quién cubre a esos niños?».
Publicidad
Recursos escasos
Por si fuera poco, unos diez alumnos necesitan usar el elevador que hay en el centro, por lo que «se montan unas colas…». Carmen y Lucía pierden una hora de clase antes de entrar y otra cuando van a salir. «¿A alguien le parece eso normal?», ha insistido su padre. Las clases acaban a las tres menos cuarto de la tarde, pero ellas salen siempre pasadas las dos porque el auxiliar se va a y media. Tampoco pueden usar libros digitales; se ven obligadas a cargar con cuatro o cinco cada día sobre su regazo y, «para ellas, pesan».
Su madre, Mari Carmen Jerónimo, las recoge cada día al salir del instituto y las lleva de vuelta a casa. Ella está «completamente en contra» de que sus hijas tengan que entrar con los profesores en lugar de con los compañeros. Tampoco entiende que no haya transporte escolar. «¿Y si se me rompe el coche y no puedo venir a por ellas? ¿Las dejan aquí tiradas?» –ha contemplado Mari Carmen–. «Piden a mis hijas educación obligatoria, porque es obligatoria, pero no me ponen transporte cuando está en el dictamen de escolarización. Ellos mismos les cortan las alas».
Publicidad
Además, los estudios «no deberían ser una prioridad» en su caso y sí someterse a sesiones de fisioterapia, rehabilitación y terapia psicológica. «Aprender a leer y a escribir es algo que pueden hacer más adelante, pero su condición física se va a ir deteriorando sí o sí», ha aseverado. Javier no puede estar «más de acuerdo». «No me pongas la enseñanza obligatoria y luego no me des los medios. Además, yo no pido nada para mis hijas que no pediría para un niño normal», ha apuntado.
Es una situación delicada, «como un huevo Kinder, hasta que uno no sabe lo que le toca, no lucha». «Ahí empieza una guerra, pero cómo llegar a una meta cuando cada vez te ponen más escalones en el camino…», afirma Javier. Ni el centro ni Educación se han pronunciado al respecto, a pesar de haber sido contactados por este periódico en reiteradas ocasiones. Pero Carmen y Lucía son unas niñas fuertes y hacen poco caso a las barreras que el sistema les impone. Con su silla de ruedas doble y su actitud, llegarán lejos.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión