Cuando fuimos los mejores barrios de Granada
El Club de las Pequeñas Cosas ·
Las paredes de barriadas como La Paz o Santa Adela recuerdan los años gloriosos de buena vecindad, premios y fiestas por todo lo altoMari y su madre están sentadas a la puerta de su vivienda en la calle José de Cieza, en la barriada de La Paz, en ... el distrito Norte en la capital granadina. Los tiempos han cambiado. Ya no son sillas de anea. Tampoco salen al fresquito de la caída de la tarde. Son las once de la mañana y en esta parte del barrio las calles son peatonales y las familias y los vecinos pegan la hebra para pasar el día, tranquilos.
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La barriada de La Paz es noticia desde hace unos cuantos años por ser el epicentro de los problemas generados por el cultivo masivo de marihuana y por los cortes de electricidad consiguientes. Protestas, encierros, curas solidarios y reivindicativos, delincuencia, droga, pero también unos vecinos que pagan sus facturas y quieren vivir la vida en paz. Sentaditos en su silla playera plegable esperando a los hijos y a los nietos para preparar el fin de semana, siempre que ahora la pandemia lo permita.
En esta zona de La Paz también se ubican «las Escuelitas». La obra social y religiosa Lestonnac que trabaja con los niños y niñas del distrito Norte para evitar su desarraigo y ofrecerles destrezas para que puedan en su día pulsar el botón del ascensor social sin caer en la marginalidad. El ambiente es entonces recoleto y muy tranquilo, auqnue cada una de las esquinas de La Paz tenga una historia que contar, una noticia por la que ha salido en el periódico.
Uno se fija entonces en una placa que luce orgullosa, memoria viva de la barriada, en la calle Frascuelo. La placa, de cerámica de Fajalauza en tonos blancos y azules cuenta una verdad. Este conjunto de calles: Frascuelo, José de Cieza, Alonso de Mena, Pedro de Rojas o José Risueño, mereció una distinción. «Primer premio de embellecimiento de calles en las fiestas de 1982».
¡Ains el principio de los años ochenta! «Aires de libertad», que cantaban Ana Belén y Víctor Manuel en 'La puerta de Alcalá'. Transición a tope y sueños. Compromiso y trabajo vecinal. Mari y su madre asienten con la cabeza y confirman que el ambiente en La Paz entonces era de primera categoría. «Uyuyuyuyuyu cómo se ponían estas calles. Todas limpias, sin nungún papel ni basura. Todas llenas de flores, de tiestos con plantas y farolillos. Había un ambiente impresionante. Era una maravilla». Y optan por no proseguir porque entonces llegarían a la comparación con los tiempos actuales.
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También lo recuerdan con nostalgia en los comercios de la plaza Blas Moreno, donde el colmado local se ha autobautizado como «el supermercado de los pobres». Poco más hay que decir. O no. La memoria sigue viva. «Eran muy buenos tiempos, no como ahora. La última vez que pusimos aquí una Cruz de Mayo nos costó mil euros que no nos devolvió el Ayuntamiento hasta pasados unos dos años. No la hemos vuelto a poner».
Pero entonces, en los años ochenta, todo estaba por inventar. «Todos pertenecíamos a la asociación de vecinos. Teníamos un equipo de fútbol que era el orgullo del barrio y en las fiestas se tiraba la casa por la ventana». De ahí la placa, el premio, el orgullo y el recuerdo.
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Santa Adela
La Paz no fue el único barrio de la capital granadina que atesora este tipo de galardones. Santa Adela, en el Zaidín, es otro de los que cuando fueron los mejores barrios de Granada recibieron su correspondiente distinción, que todavía luce en sus paredes. Santa Adela, además de las placas, también comparte con la barriada de La Paz muchas historias pasadas y orígenes similares.
Tanto La Paz en el distrito Norte como Santa Adela en el Zaidín, el sur de la ciudad, fueron los primeros barrios en nacer durante el desarrollismo que comenzara en los años sesenta. De forma que, llegada la década prodigiosa de los ochenta, contaban con una vecindad unida y asociada con ganas de hacer cosas y lucir bonitas calles y balcones.
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Santa Adela, pasadas las décadas, también se convirtió en un foco de problemas. De todo tipo. La mala calidad de las viviendas empezó a supurar heridas sociales con el paso de los años y los vecinos se movilizaron para que las viviendas se volvieran a construir. Está siendo un proceso lento, doloros y que ha necesitado de músculo solidario y protestón para que continúe.
Lo que también continúa, en la mismísima calle Santa Adela, son tres placas que hacen historia y recuerdan lo que Santa Adela. Fueron tres años seguidos y prodigiosos.
1981: «V Fiestas Populares del Zaidín. Primer premio de embellecimiento de balcones»
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1982: «Fiestas del Zaidín 1982. Premio de Embellecimiento de calles»
1983: «Premio a la Participación»
Puede que caigan olvidadas en el recuerdo. O, simplemente, bajo la piqueta de la próxima fase de reconstrucción de Santa Adela. Alguien debería protegerlas y guardarlas para reponerlas de nuevo cuando terminen las futuras obras. Es parte de la memoria del barrio. Algo que forma parte de la vida.
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