Médicos de Granada, pioneros en hallar la relación entre coronavirus e ictus

El título del artículo, 'Ictus isquémico e infección por SARS-CoV-2, ¿asociación casual o causal?', pretende sugerir que, aunque una persona infectada de Covid-19 sufra una trombosis cerebral, hay que ser «muy cautos» a la hora de establecer la relación causa-efecto. De hecho, resalta, entre los cuatro enfermos estudiados en su hospital, esa relación solo se confirmó en la mitad de ellos: un hombre de 50 años, diabético, exfumador y con sobrepeso, que acabó falleciendo de una sepsis nosocomial, y otro de 64 años sin enfermedades previas que fue dado de alta con algunas secuelas pero en proceso de mejoría.

En los otros casos no se apreció ese vínculo: se trataba de dos mujeres octogenarias con cardiopatía, diabetes e hipertensión, factores de riesgo para el ictus previos al coronavirus, y la causa de la trombosis se atribuyó a una fibrilación auricular, una arritmia cardiaca responsable de más de un tercio de los ictus. Una de ellas también murió, en su caso por insuficiencia respiratoria.

La hipótesis es que algunos pacientes graves de Covid-19 desarrollan «hipercoagulabilidad», es decir, una tendencia a que la sangre coagule a una velocidad más rápida de lo normal, con el consiguiente riesgo de que se formen trombos. Cuando uno de ellos obstruye un vaso sanguíneo en el cerebro se produce un ictus isquémico y en pocos minutos el cerebro sufre daños por falta de riego que pueden ocasionar graves secuelas y la muerte.

Curiosamente, resalta el especialista, esa condición se presenta a menudo en los pacientes de Covid más jóvenes, cuyo sistema inmunitario se encuentra más activo, y en los que es más frecuente la llamada «tormenta de citoquinas», causante de hiperinflamación pulmonar, que se ha identificado como una de las complicaciones más letales de la infección por coronavirus.

En el artículo se revisa además la literatura científica disponible en el momento de su elaboración, en concreto, un trabajo de un hospital de Wuhan, en China, en el que el 2,8% de los 214 pacientes hospitalizados con Covid-19 presentó ictus isquémico y, en el caso de los 88 más graves, hasta el 5,7%.

El doctor Barrios señala, no obstante, que en el Hospital Virgen de las Nieves no se han observado casos similares después de abril, ya que a partir de mayo empezó a reducirse el número de ingresos por la pandemia. A su juicio, aunque en las últimas semanas se ha insistido en destacar los síntomas neurológicos del nuevo coronavirus, se trata, en su mayor parte, de problemas transitorios y menos graves, como cefaleas, mareos y alteraciones de los sentidos del gusto y el olfato.

«Debemos tener en cuenta que los mecanismos del ictus isquémico pueden ser múltiples y complejos, más aún en pacientes con situación cardiorrespiratoria comprometida –señala el artículo-. Debido a la situación de pandemia actual, en muchas ocasiones se retrasan o no pueden llevarse a cabo todas las pruebas de estudio etiológico».

Junto a José María Barrios, firman el artículo I. Rego García, C. Muñoz Martínez, J.C. Romero Fábrega, M. Rivero Rodríguez, J.A. Ruiz Giménez, F. Escamilla-Sevilla, A. Mínguez-Castellanos y M.D. Fernández Pérez, de los servicios de Neurología y Medicina Interna del HUVN y del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada.