Una matrona granadina trae al mundo a una bebé en la zona del terremoto de Turquía

El hospital de campaña cuenta con 85 profesionales sanitarios y logistas. Desde su instalación han atendido a más de 1.600 pacientes en áreas tan diversas como Traumatología, Radiología, Rehabilitación o Pediatría. También cuentan con quirófanos, laboratorios y camas de hospitalización, entre otros recursos. Además de los pacientes con problemas físicos de salud, los casos de estrés postraumático se cuentan por cientos. Muchos han perdido a seres queridos y sus viviendas. «Están en shock. El otro día le dio un ataque de ansiedad a una mujer porque le dijeron que iban a derribar su casa. Les estamos atendiendo en nuestro departamento de Psicología y Psiquiatría», explica Elena Corral, la matrona granadina.

La profesional sanitaria, que contaba ya con experiencia en cooperación internacional, estaba en una bolsa de trabajo del equipo START. El día 9 de febrero le propusieron viajar a Turquía. El día 10 ya estaban allí. «Me gustaría dar las gracias a mi hospital por haberme facilitado las cosas para que fuese, está siendo una experiencia única», reconoce. La acompañan en la aventura otros dos ginecólogos españoles, Juan Carlos Martínez e Ignacio Gonzalez, y otra matrona, Mar Bullousa.

Elena le había realizado el control del embarazo a una joven madre. Unos días después, la muchacha necesitaba de nuevo su ayuda: había empezado a sentir contracciones. La mujer se puso de parto antes de que acabara el Día de los enamorados y Elena se encargó de todo. Cuando nació la bebé ya eran las 00.20 horas del día 15, pero la efeméride marcó igualmente la elección del nombre: Waffa Valentina. El primer término significa 'lealtad'. El segundo es un guiño al día del amor.

Su llegada se tradujo como un regalo entre tanta desgracia. Un parto natural, sin complicaciones y «muy bonito, con contacto piel con piel continuado». El padre cortó el cordón umbilical y también estuvo presente la abuela materna, a la que Elena invitó a pasar, puesto que duerme en el coche. La mujer pudo resguardarse y disfrutar de un momento único. «Fue un orgullo atender a esta excepcional pareja. Ella fue una diosa, confió plenamente en mí y en su cuerpo. El parto se me queda en la memoria y el corazón», cuenta emocionada. La niña necesitó asistencia por presentar anemia, pero se recuperó rápidamente. De hecho, el pasado domingo la propia Elena le realizó la prueba del talón. Su estado de salud es bueno. Sin saberlo, había atendido el primer parto en el hospital de campaña español.

En la zona cuentan con traductores, pero aquella noche Elena se las apañó para comunicarse con la pareja ella misma. El traductor del móvil se convirtió en el mejor aliado, además de otras herramientas universales: las miradas y el cariño. «El idioma no es una barrera gracias al lenguaje corporal y los gestos», insiste la profesional. El ginecólogo Juan Carlos le ofreció su ayuda en todo momento, pero no hizo falta. La matrona trajo al mundo a la pequeña sin problemas.

Waffa Valentina es ajena a lo que ocurre a su alrededor. La familia duerme en una tienda de campaña junto a otras quince personas. El frío hace mella. «Estamos trabajando con asuntos sociales para que les den una tienda para ellos solos. Han pasado de la guerra en Siria al terremoto en Turquía», cuenta la granadina. Muchas embarazadas viajan a un hospital situado a 50 kilómetros de la zona para dar a luz, pero otras tantas no tienen vehículo para desplazarse. Ahora ha abierto un hospital privado cerca que ofrece asistencia sanitaria gratuita durante tres meses, pero cuando la mujer se puso de parto aún no estaba operativo. El equipo granadino la asistió en el momento más complicado.

El próximo viernes, 24 de febrero, Elena regresará a Granada para continuar su rutina en el Hospital Clínico. Traerá consigo un lema tatuado a fuego: «la vida puede cambiarte de un día para otro». Y además de los dramas personales que ha conocido, siempre recordará a Waffa como un rayo de luz en la oscuridad. El mejor regalo de San Valentín que podía haber recibido.