«Es muy llamativo que en un país del primer mundo tengamos situaciones tan malas o peores que en Senegal»
«Es posible que haya gente que se acerque a Cáritas para hacerse una foto, pero también nosotros tenemos mucho que ganar»
Manuel Bretón llegó a Granada en 2004 como teniente general del MADOC y dice que aprendió historias que, incluso, pocos granadinos conocerán. Cuando pasó a ... la reserva en 2009 y regresó a Madrid, dejó su fajín a la Virgen de la Luz, en pleno corazón del Zaidín, pero se llevó la Medalla de Oro de la ciudad. Ha trabajado con los ministros Federico Trillo y José Bono y fue ayudante de campo y secretario personal del Rey Juan Carlos. En 2013 impulsó la creación de Cáritas Castrense y, en febrero, se cumplirán cuatro años desde que asumió la presidencia nacional de Cáritas Española. Se define a sí mismo en esta tarea como un «paracaidista». Hombre cercano, elegante en las respuestas, rectifica o añade si ha olvidado mencionar a alguien a quien esté agradecido. El Papa Francisco lo llama Manolo.
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–¿Se parece en algo Cáritas al Ejército?
–Los valores que tiene todo ser humano y que más se resaltan en la profesión militar se pueden trasladar a la labor caritativa: el servicio a los demás, la protección... Estamos imbuidos en estos principios desde que ingresamos en la carrera militar. Eso me ha servido de mucho. Esa sensibilidad la mantengo y dedicarme a Cáritas y a la labor de la Iglesia en el aspecto caritativo me llena de ilusión y me renueva cada día. La llegada del coronavirus nos ha retado a sacar lo mejor de nosotros mismos, reflexionar sobre nuestro papel y retomar actividades que habíamos dejado al lado. Nos hemos tenido que redescubrir pero hemos crecido en todos los sentidos, sobre todo en el aspecto espiritual.
–¿Las colas del hambre son nuevas o ya existían y la pandemia solo las ha hecho visibles?
–Han existido siempre. En los informes que hacemos se veía que había grandes debilidades en el aspecto social. Había una brecha tremenda, una parte de la población que estaba en el lado más vulnerable. Estábamos preparados, el concepto lo teníamos claro y había que trazar nuevas rutas. Al comienzo del año, cuando nos vimos inmersos en el confinamiento, lanzamos una campaña que ha sido de lo más exitoso que hemos tenido nunca. Han acudido donantes de todo tipo, empresas que quieren apoyarnos, instituciones... Han sido unos meses en los que la solidaridad del pueblo español ha sido impresionante.
–¿El coronavirus nos ha hecho de verdad más solidarios o ha sido una solidaridad de balcón?
–El coronavirus nos ha hecho mucho más solidarios. Lo hemos contemplado en el día a día. En este tiempo de confinamiento, hemos recibido cantidad de llamadas y de propuestas. Los Reyes nos llamaron enseguida porque querían saber cuál era nuestra actividad. Una de las primeras donaciones de la pandemia fue de la Santa Sede. El Papa, que había hecho una a la Cáritas italiana, le dio lo mismo a la española, con eso abrimos nuestra cuenta corriente, con la donación del Papa.
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–¿Cuánto fue?
–No es ningún secreto. Debió ser alrededor de los 100.000 euros.
–Tiene mucha relación con el Papa...
–Mucha. Me encuentro muy a gusto con él. El año pasado celebré mis bodas de oro. Tengo cinco hijos y once nietos y pensamos qué hacer. Le escribimos con la idea de realizar una visita y fue de las cosas más bonitas que me han pasado en mi vida; ir con toda mi familia y las palabras cariñosas de él cuando nos vio. Le tengo mucho cariño y quizás se me note.
–Es muy elogiada la labor de este Papa, incluso desde fuera de la Iglesia y de sectores que no comulgan con ella.
–Tiene razón. Venía con ganas de cambiar. La Iglesia tiene muchos años, mucho patrimonio… y es muy difícil llegar a percibir esos cambios. Pero los estamos viendo. Con Cáritas nos pasa algo similar. Somos Iglesia, como no cabe ninguna duda, pero muchas veces se nos quiere dividir: esto es Cáritas y esto es Iglesia. Nuestra organización está basada en la Iglesia en todos los sentidos. Gran parte de la estructura es laica, yo soy un voluntario más. En esta parte caritativa no cabe duda de que hay mucha presencia de los seglares.
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–¿De verdad cree que la vinculación con la Iglesia está tan asimilada? Cáritas se acepta de manera casi unánime y la Iglesia sí tiene debate.
–Si lo tiene la Iglesia, lo tiene Cáritas, porque somos parte de ella. No se puede desvincular. Tengo en mi equipo directivo un obispo acompañante que lo nombra la Conferencia Episcopal. Tengo un delegado episcopal siempre a mi lado que me ilumina. La labor de la Iglesia se palpa y es fundamental para que podamos seguir caminando. Por muy materialista que sea el proyecto que hagamos, todo va a favor del más necesitado. Hay 168 cáritas nacionales en el mundo y Cáritas Española, para muchos países, es un modelo a seguir.
–¿Cómo siente que se aparte la Religión de la Educación?
–Tengo nietos que van a colegios concertados y públicos. No entiendo este tipo de nueva legislación que nos hace prescindir de algo que nos va tan bien. ¿Por qué si estamos contentos de cómo va hay necesidad de cambiar? El pueblo español es lo que vota en su momento, lo que quiere, y quiere este Gobierno. Pretendo, y siempre lo he hecho, tender puentes, que es lo que nos pide el Papa, y con algunos de los ministros y miembros de las administraciones en general tenemos que llevarnos bien. Esta semana he estado reunido con el ministro Escrivá para resolver un tema de inmigración. Esa es la sensibilidad que tenemos que mostrar, nada de cortar cadenas, sino tender puentes. Hacer que nos vean como lo que somos, la parte caritativa de la Iglesia.
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–¿Los puentes tienen doble sentido?
–En general, existe reciprocidad. Los puentes son en doble sentido. Los puentes son para eso, se abren y tienen que tener las dos vías. Es absurdo pensar que nuestras necesidades no tienen repercusión en las administraciones. Hay muchas veces en las que tampoco ellas tienen capacidad para repartir todo lo que es necesario. Entre todos tenemos que hacer que no se note que Cáritas existe. Mi deseo es que un día tengamos que cerrar Cáritas porque no sea necesaria.
Experiencias difíciles
–¿Ha vivido momentos más duros en su trayectoria militar o en Cáritas?
–Ha habido muchos momentos duros. He tenido la suerte de estar cerca de grandes personas que siempre me han influido y enseñado muchas cosas. He trabajado con dos ministros de Defensa, he estado con el Rey, he estado mandando el MADOC y de agregado militar en varios países. He disfrutado de mi vida mucho. Y el colmo viene cuando me toca la lotería y me hacen presidente de Cáritas. Situaciones duras, muchas. En general, he procurado salir hacia adelante. Estoy orgullosísimo de lo que he aprendido de la gente que he tenido a mi lado. Cuando estaba en el MADOC era una gozada la serie de gente que tenía a mi alrededor.
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–¿Le ha impresionado alguna historia porque pensaba que esas situaciones ya no existían en España?
–Todos los días surgen historias. He tenido experiencias profesionales en Senegal, Etiopía, Camboya, Haití… Es verdad que todo esto me ha transformado y enseñado muchísimo. Pero cuando pienso en todo eso no me doy cuenta de que aquí, a mi lado, hay un Cañada Real donde están mil familias que viven prácticamente sin luz, que no tienen donde poder reunirse... Esto es a doce kilómetros de donde vivo. Eso es muy llamativo, que en un país del primer mundo, que tiene de todo, tengamos unas situaciones tan malas o peores que las que pueda haber en Senegal.
–¿Contra la pobreza hay vacuna?
–Sí. No cabe duda de que se puede erradicar, pero es verdad que el esfuerzo que tienen que hacer las administraciones y todos lo que tengamos algo que ver en el tema es inmenso. Si no, se nos va una parte de nuestra población al lado más vulnerable. ¡Cómo puedes vivir en una chabola o en una casa sin luz con niños que van al colegio!
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–¿Hay gente que se acerque a Cáritas para aprovecharse?
–[Ríe] Creo que no, el que se quiera aprovechar de Cáritas va listo, porque de aquí poco va a sacar. ¿Que siempre hay quien se acerca porque le gusta hacerse la foto? Pues es posible. Tenemos mucho que ganar cuando se hacen una foto con nosotros. Me cuesta mucho decir que no a un donante o una empresa. En situaciones complicadas como esta le abro la mano a cualquiera porque quiero que los más vulnerables se beneficien.
Una palabra: confianza
–¿Es posible que de esta crisis haya gente no se pueda recuperar?
–Los datos que tenemos son tremendos. Si antes teníamos un número de parados, ahora se va a triplicar. Si había familias sin ingresos, también se han triplicado. Tenemos que hacer un esfuerzo enorme. Esa es la respuesta que tiene que dar la sociedad española.
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–Salud o economía, ¿con cuál se queda?
–Me quedo con todo [ríe]. Con amor y paz, que son las dos palabras que queremos potenciar y nos la dice el Papa a diario. La salud es importantísima, la economía lo es porque no podríamos salir sin ella, pero hay que tener amor a los demás y paz en el corazón. Y confianza, otra palabra que uso mucho, hay que tener confianza en nuestro futuro. En España hemos tenido situaciones terribles a lo largo de la historia y hemos salido.
–Ahora le llaman resiliencia.
–Yo prefiero confianza [ríe].
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