La liga de los defensores de Granada que los empresarios crearon hace 134 años
En 1888 un grupo de empresarios se conjuró para protestar por el retraso de la provincia con argumentos similares a los oídos en el histórico plante de esta semana por la falta de comunicaciones
«¿No sonroja pensar que una provincia como Granada, que tiene más de 200 pueblos en los que se desarrollan industrias riquísimas, cuente con una ... línea férrea de tan escasa importancia? ¿Por qué no se nos atiende como a los demás? ¿Por qué se nos posterga, por qué se nos desoye, por qué se nos afrenta?». Las indignada frases de protesta bien podrían pertenecer al discurso que este pasado lunes pronunciaba el presidente de las organizaciones empresariales granadinas, Gerardo Cuerva, en el patio del colegio Ave María de la cuesta del Chapiz ante más de 500 representantes del mundo empresarial granadino.
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Y sin embargo se escribieron 134 años de este histórico plante que unió a los empresarios granadinos contra el déficit de conexiones. Concretamente pertenecen a un documento firmado el 25 de julio de 1888.
Las palabras de protesta las rubricaron el abogado Miguel Fernández y otra lista de empresarios granadinos de la época en la que figuraban sastres, sombrereros, comerciantes, el propietario de la sociedad explotadora de los mármoles de Sierra Nevada, médicos o ebanistas. Se trata de un bando en el que llamaba a constituir 'La liga de los granadinos defensores de Granada'. El documento inédito se recoge en el libro 'Estampas de la Granada perdida' que el próximo mes de abril publicará el concejal no adscrito en el Ayuntamiento de Granada Sebastián Pérez.
El que fuera presidente de la Diputación provincial entre 2011 y 2015 y líder de los populares granadinos hasta 2020, halló el documento original de 1888 mientras se documentaba en los archivos históricos familiares para escribir su libro. Le sorprendió la similitud del discurso de aquellos empresarios con el de la actualidad y hasta qué punto, 134 años después, Granada sigue en «una espiral diabólica».
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Más allá de la épica de algunas frases y de las expresiones decimonónicas, el escrito de protesta de 1888 rezuma un sentimiento de «agravio» que recuerda en ocasiones al discurso de los empresarios de 2022 al exigir igualdad de condiciones para competir con otros territorios.
En Málaga y Toledo
El manifiesto está así lleno de quejas por la falta de comunicaciones ferroviarias y de carreteras, por los «agravios» del Gobierno, la asfixia por los impuestos al campo y al comercio o «la pérdida de peso de Granada en virtud de otras provincias». «El Gobierno nos privó del centro general de telégrafos que estaba en Granada y hoy está en Málaga, nos privó de una fábrica de pólvora que hoy está en Toledo»... relata el documento que hace referencia también a la pérdida de «peso judicial».
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«Ya no se nos puede quitar nada (....) pero el día menos pensado se llevan la Capitanía General», ironizaban los firmantes de 1888 que se hubieran espantado si llegan a levantar la cabeza en el año 1984, cuando efectivamente se disolvía la Capitanía General de la Novena Región Militar de Granada.
Sebastián Pérez guarda uno de los originales del bando que se repartió por los negocios de Granada y que estuvo colgado durante el verano de 1888 en la entonces recién inaugurada academia Nuestra Señora del Carmen, propiedad de su bisabuelo Sebastián Pérez Aguado, que durante un siglo formó a estudiantes en el barrio de San Matías.
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El documento convocaba a miembros de todos los gremios al teatro Isabel La Católica el domingo 2 de septiembre de 1888 para protestar bajo un lema que a algunos les sonará a titular del mismísimo 2022: «Ha llegado la hora de que Granada se defienda por sí, puesto que nadie la defiende».
Un tributo a los granadinos de la postguerra
El próximo mes de abril verá la luz el libro de Sebastián Pérez, 'Estampas de la Granada perdida', concebido como un homenaje a los niños de la guerra. A través de un relato emocional, repleto de fotografías de la época, Pérez rinde tributo a la generación de españoles «que nos llevaron a la sociedad próspera y justa que hoy tenemos». Centrado en la postguerra en Granada, el libro cuenta cómo se ganaba la vida gente modesta como las planchadoras, los neveros, barrenderos, betuneros, serenos o esquiladores. Es un homenaje a los oficios perdidos, pero también una «lección de vida» para los granadinos del Siglo XXI. El libro ha sido la gran alegría e ilusión de Sebastián Pérez en la época difícil a nivel personal que ha vivido tras su salida del PP. El hombre que lo fue todo en el partido en Granada y que se despidió declarándose víctima de la «efebocracia, caracterizada por el pensamiento político que no va más allá de los 140 caracteres», podría ahora escribir otro libro sobre el tsunami que vive el PP. Sin embargo, prefiere guardar silencio y zanja la cuestión: «El tiempo ha venido a darme la razón».
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