Empleado del Restaurante 'La Huertecilla' de Cónchar en la bodega de este local. Rafael Vílchez

Un establecimiento de un pueblo de Granada sigue conservando el mosto en tinajas de barro

En el único bar-restaurante que tiene Cónchar se conserva el vino mosto en recipientes de barro centenarios para mantener una temperatura constante que permita una microoxigenación lenta y suave, evitando sabores añadidos

Lunes, 13 de octubre 2025, 10:25

Un lugar único y muy valorado. El Restaurante 'La Huertecilla', abierto en la Semana Santa de 1997 en el pequeño y pintoresco pueblo de Cónchar, ... perteneciente al municipio de Villamena junto a la localidad de Cozvíjar, se ha convertido en uno de los más famosos y solicitados de la comarca del Valle de Lecrín. Es el único establecimiento de estas características que existe en Cónchar. Su propietaria se llama Antonia Jiménez Sáez. En este esmerado y precioso local se puede degustar el célebre remojón de Cónchar, las migas con las famosas granadas del terreno, las patatas a lo pobre, arroz, puchero de hinojos, manitas de cerdo, calabaza con chorizo, carne de membrillo con queso, tarta de zanahoria, arroz con leche, natillas, mousse de limón, tarta de nueces y otros deliciosos platos. Este negocio ofrece su propio mosto que fermenta en su propia bodega como antiguamente, en tinajas de barro.

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Cónchar es el pueblo tranquilo del buen comer y yantar a base de bien, del turismo rural y de los deportistas, de los famosos dulces 'Los Danielitos', de las fiestas del Mosto y las Granadas, de la antiquísima Hermandad de las Ánimas Benditas, del complejo Hacienda Señorío de Nevada, etcétera. El Restaurante 'La Huertecilla' cierra los martes y por las tardes solo abre el sábado y el domingo. Según Antonia Jiménez «a mi restaurante acude muchísima gente, unos en bicicleta o andando haciendo senderismo, y otros en moto o en coche. Nosotros mantenemos los métodos de la cocina tradicional. Técnicas culinarias basadas en ingredientes frescos y locales y preparaciones lentas como guisos a la lumbre. Los sabores son intensos y deliciosos. Las personas que nos visita por primera vez repiten porque la calidad del servicio y la comida es buena. El trato no se queda atrás, el ambiente es rústico y muy acogedor. El trato es muy cercano», terminó diciendo.

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