El bar más antiguo de un pueblo de Granada que lleva el nombre de un histórico Papa
Andrés Castillo 'Pionono' regenta en Dúrcal el establecimiento centenario de sus antepasados, que sigue permaneciendo en el tiempo con mucho éxito, porque ha logrado mantener intacta su esencia y el buen servicio
El Café-Bar Castillo A K Pionono, de Dúrcal, es el establecimiento más longevo de este municipio de la comarca del Valle de Lecrín, perteneciente ... a la familia Castillo. Ahora lo lleva Andrés Castillo 'Pionono'. En este célebre establecimiento nunca falta el periódico IDEAL desde hace décadas. Por este céntrico lugar han pasado varias generaciones. Según el profesor, escritor, pintor, historiador, poeta y escenógrafo, Antonio Serrano, «el 'Bar Pionono', yo, que nací en Dúrcal en 1949, lo he conocido de toda la vida. Es centenario. Mi padre lo frecuentaba mucho por encontrarse cerca de nuestra casa, en la Plaza. En aquellos tiempos mucha gente acudía a este lugar para tomarse unas copas o unos chatos con tapas caseras que olían a gloria y para buscar trabajo en el campo. Las personas que necesitaban uno o varios peones para la agricultura acudían al 'Bar Pionono' para buscar gente trabajadora. Eso pasaba en otras tabernas y bares de Dúrcal, pero la más concurrida para ese menester era la de 'Pionono' por ser un lugar que atraía a muchos labradores y madrugadores», recuerda.
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Según Antonio Serrano «el apodar a este local tan castizo de Dúrcal con el nombre de 'Pionono' surgió cuando el Papa Pío IX, de nombre secular Giovanni María Battista Pellegrino Isidoro Mastai- Ferretti, el 256 Papa de la Iglesia, declaró el dogma de fe de la Inmaculada Concepción de la Virgen, que en Granada tuvo un arraigo enorme porque además, en la Abadía del Sacromonte había un grupo de teólogos dedicados a estudiar este dogma. En 1897, Seferino Isla González, un pastelero de Santa Fe creó el 'Pio Nono' en homenaje a la figura de este Pontífice, el Papa Pio Nono. Y como estaba de moda este Papa al bar más antiguo de Dúrcal le comenzaron a llamar también 'Pionono' y luego se extendió este apodo a la familia. Yo recuerdo que un cura de Dúrcal, mi amigo Diego, cuando era seminarista y se encontraba en la Plaza y quería irse a su casa decía que se iba al 'Vaticano' porque su vivienda se encontraba detrás del 'Bar Pionono', cerca del mercado de abastos», ha rememorado.
«El 'Bar Pionono' sigue manifestando Antonio Serrano, tiene mucha solera. Es un lugar muy famoso, de toda la vida. Antiguamente, cuando no había centros de día ni nada de eso, iba mucha gente a echar la tarde a este sitio. Unos jugaban al dominó y otros al ajedrez y al paulo. Un fotógrafo, apodado 'Mancaico' también entraba buscando trabajo y un chato de vino que costaba menos de una peseta. En los tiempos de mi niñez había otras tabernas: el 'Bar 40' en lo alto del pueblo, el primero que instaló una televisión para que la vieran sus parroquianos. Allí, recuerdo que íbamos los niños a ver las películas y los dibujos animados en blanco y negro. También estaban las tabernas y bares de Alférez, Agustín, Escámez, Granada, Vicente, Las Tres Cepas, el Bar Puntilla,
Los Rosales, los cafés de la Plaza, los tres bares de Almócita, el Corona, Laguna, Valero en la Cruz del Darrón, entre otros. En aquellos tiempos había una mujer en un bar que le decían 'La Gallega. Ella sostenía que preparaba un caldillo riquísimo de almejas de tapa, pero sin almejas. Doña Concha 'La Boticaria', Gregorico Ortiz y otros producían mucho mosto. El Bar Central de la Plaza era el más señorito. Antes no había tantas bebidas como ahora. Yo recuerdo que probé la Coca-Cola con 14 años de edad. Antonio y Manuel Ferrer elaboraban gaseosas caseras y barras de hielo. Su fábrica la tenían junto al Puente de Isabel II, muy cerca del Pilar del Mono. Eran otros tiempos», terminó diciendo Antonio Serrano.
Andrés Castillo, al igual que sus hermanos, comenzó a ayudar a sus padres, Andrés y Felisa, a corta edad. En un principio se subían en una caja de bebidas de madera para alcanzar la barra y poder despachar. El 'Bar Pionono' lo fundó la abuela de Andrés Castillo. Esta mujer estaba viuda y gracias a su trabajo pudo prosperar. El 'Bar Pionono' es un ejemplo de establecimiento con una larga historia y un ambiente que refleja su pasado. Algunas de sus paredes están llenas de fotos antiguas y menos antiguas. Una de las grandes pasiones de Andrés Castillo 'Pionono' son los caballos. En este local existe un viejo cartel de una corrida de toros celebrada en las fiestas de Dúrcal. Es una pieza publicitaria de gran valor. Andrés mantiene el local de sus ancestros muy limpio y con un sabor a tradición, manteniendo su esencia a lo largo del tiempo. La atmósfera del local son testigos de innumerables experiencias y vivencias, lo que le da un carácter único. El sabor de la comida evoca sabores auténticos y arraigados en la historia. Andrés Castillo, el entrañable y admirable Andrés, cuenta con muchos clientes de Dúrcal, Cozvíjar, Nigüelas, Murchas, Acequias, Mondújar, Talará, Padul, Chite, Conchar, Albuñuelas, Melegís, Restábal, Béznar, Pinos del Valle, Saleres… Abre a las seis menos cuarto de la mañana. Los domingos cierra.
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Hace un siglo las tabernas eran lugares de encuentro social y económico, a menudo más rústicos, con un ambiente informal y centrado en el consumo de vino y alimentos básicos. Mayormente eran negocios familiares, con mesas sencillas, sillas de enea y decoración tradicional. La atención era personalizada. El ambiente era cercano y familiar. Cuando comenzó a funcionar el 'Bar Pionono', Dúrcal era un pueblo agrícola y ganadero. La familia, la parroquia y las fiestas patronales eran los centros de la vida social. Los servicios básicos eran limitados. Dúrcal estaba rodeado de campos fértiles, todos labrados, con un paisaje rural más intacto que el actual. Hace años, cuando empezó a funcionar el Bar Castillo, la vida en Dúrcal era una experiencia profundamente arraigada en el campo, con un ritmo más lento y una comunidad que vivía de forma tradicional. En aquel lejano tiempo, en 1924, comenzó a funcionar la línea de tranvía que unía Granada capital con Dúrcal, utilizando el 'Puente de Lata', así le llaman aunque es de hierro, para su infraestructura. Pues bien, el tranvía eléctrico dejó de funcionar en Dúrcal el 19 de enero de 1974, pero el bar de Pionono sigue existiendo y es famoso por sus buenos productos, atención al cliente y longevidad.
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