Asesinato en Granada

El jurado del crimen de Juncaril se retira a deliberar

Según han informado fuentes del caso a IDEAL, Jesús Lucena, el magistrado presidente del tribunal popular, hizo entrega a las 11.00 horas de este pasado lunes del objeto del veredicto a sus miembros, que ya se encuentran analizando las pruebas y debatiendo sobre la culpabilidad o no del procesado.

La fiscalía solicitó el pasado viernes que se impusieran 29 años y nueve meses de prisión al reo, a quien considera autor de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, así como de otro de robo con violencia por llevarse las llaves y el móvil de Ana Elena tras el letal ataque, y otro de resistencia a los agentes que le detuvieron.

En el caso, hay dos acusaciones particulares: las ejercidas por los padres de Ana Elena y su hermano, que están representados por los abogados penalistas Rafael López Guarnido y Francisco García Ballesteros, respectivamente. Ambos elevan su petición de condena a 30 años de prisión.

La defensa, por su parte, aprecia en la acción criminal del acusado una eximente completa por la esquizofrenia paranoide que padece. Por eso pide la libre absolución con la adopción de una medida de seguridad (ingreso en un centro psiquiátrico penitenciario durante 15 años ).

No obstante, este viernes, planteó como alternativa la concurrencia de una eximente incompleta, por su el jurado observarse que su cliente tenía afectadas sus facultades pero no anuladas del todo. En ese caso, pide una pena de prisión de 10 años y un mes.

El juicio, que ya se había celebrado el año pasado pero fue anulado por el TSJA por no ver suficientemente motivado el veredicto del primer jurado, se desarrolló la semana pasada en la Audiencia Provincial de Granada.

En su declaración, el reo afirmó que en aquellas fechas tenía delirios y alucinaciones; veía «pirámides» y «demonios», así como «copias» de sí mismo. Afirmó que se llegó a creer Horus y que oía voces. «Las pirámides me daban órdenes y tenía que salvar mi vida porque iban a mandar más copias. Las voces decían que me cargase a todo el mundo», declaró.

La familia de Ana Elena está convencida de que Juan Francisco no es un enfermo mental, sino un «asesino», y que fue plenamente consciente de los que hizo. Prueba de ello, a su juicio, es que cerró la persiana al marcharse y se llevó el teléfono y las llaves de la víctima, que falleció en el hospital.