Negocios en Granada
«Cuando nos jubilemos los que quedamos, el comercio pequeño desaparecerá»DZ Zapatos ·
Tercera generación de comerciantes, Antonio González del Moral dirige uno de los últimos 20 negocios tradicionales que planta clara a las cadenas en MesonesMucho antes de que la pandemia de la covid pusiera de moda el término resiliencia, el comercio tradicional granadino llevaba ya tiempo siendo el vivo ... ejemplo de la capacidad de adaptación ante circunstancias adversas y de surfear crisis. Sin apenas margen para recuperarse de los años más duros tras el crash del ladrillo llegó el auge de las franquicias, el tsunami de la venta online, la irrupción de los centros comerciales, luego los cerrojazos del coronavirus... Los comerciantes tradicionales del centro se sienten algo así como la resistencia. «Somos los últimos de Filipinas», bromea Antonio González del Moral, propietario de DZ Zapatos.
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Nieto e hijo de comerciantes de zapatos, comenzó a trabajar con 16 años en las tiendas de la familia que se repartían por todas las calles del centro y cuarenta años después sigue calzando a los granadinos en su local de la calle Mesones. Es uno de los 22 comercios tradicionales que plantan cara a las franquicias en la siempre ha sido la calle comercial estrella del centro de Granada, donde las grandes cadenas ganan ya por goleda. Ocupan 33 de los 69 locales, mientras otros 14 se mantienen cerrados.
«A nadie se le escapa que el centro de Granada ya no es lo que era para los comercios. El centro comercial se ha llevado al cliente de pueblos que aparca con más facilidad, el centro se ha quedado a expensas de las épocas más turísticas y los fines de semana», analiza el veterano comerciante.
«Añicos»
«Las ventas por internet y el Nevada nos han hecho añicos y aunque la afluencia de público es menor, los precios de los alquileres no han bajado al mismo ritmo», apunta.
La experiencia, el buen servicio, la trayectoria que les avala ante los fabricantes a la hora seleccionar el género y lograr buenos precios, les permite «ir sobrellevándolo». Pero para el comercio tradicional, las cuentas y llegar a final de mes con beneficios es «una preocupación continua» que ni Antonio ni Mati Solana, su mujer también al frente del negocio, quieren para sus hijos, que han elegido otras carreras profesionales.
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«Esto se muere, cuando nos vayamos jubilando los comerciantes que quedamos, los pequeños desaparecerán y en el centro se verán solo franquicias, las ciudades serán cada vez más iguales. Solo va a quedar internet», sentencia. «Está pasando igual en la agricultura y los demás sectores, los pequeños van desapareciendo y nosotros vamos detrás», apunta su mujer, también al frente del negocio, Mati Solana.
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