Una joven granadina denuncia el acoso que sufre de un desconocido: «Tengo miedo de que me mate o me viole»
Lleva tres denuncias interpuestas contra el hombre, que se crea continuamente perfiles falsos en redes sociales para hablarle y hasta ha llegado a colarse en su casa
María Santiago vive una pesadilla desde el 12 de julio de 2020, el día en el que, sin saberlo, conoció al que sería su acosador ... . Fue en una terraza del Albaicín, mientras la joven, de 22 años, estaba con su prima y el marido de esta. «Se acercó a la mesa en la que estábamos para intentar hablar y al poco rato se fue. Pensé que era el típico pesado, no le dije ni mi nombre», cuenta la granadina. Al día siguiente la agregó a Instagram. María sospecha que la encontró a través de su prima, una cantante conocida con bastantes seguidores que tenía algunas fotos en las que ella salía. «Me escribió para decirme que había notado algo, que hubo miradas, yo no entendía nada. Lo bloqueé y no le di más importancia», explica. Pero lejos de desaparecer, él insistió cada vez más.
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Los episodios de acoso no cesaron. Si ella subía una foto con una frase, este le escribía copiándole el título que había puesto. Si ella publicaba un vídeo en Tik Tok con una canción, este le mensajeaba porque tenía claro que iba dedicado para él. Si ella lo bloqueaba, al minuto le escribía desde una nueva cuenta falsa: llegó a crearse más de 20. «Insistía en que quería que mantuviéramos una relación sentimental», relata la granadina, que estuvo sufriendo esta situación en silencio por «vergüenza». El único que conocía la historia era su primo, que trató de hablar con el chico para que la dejase en paz. No surtió efecto: al día siguiente le volvió a escribir desde otra cuenta: 'Me tienen que matar antes, te quiero'.
Fue el 22 de diciembre de 2020 cuando presentó la primera denuncia ante la Policía Nacional, tal y como publicó este periódico, después de que el presunto acosador, de 23 años, provocara encuentros en diferentes lugares que ella suele frecuentar, aparentemente fortuitos, que evidenciaban que conocía sus horarios y rutinas diarias. La denuncia iba acompañada de 20 folios con mensajes del individuo.
Descubrió dónde vivía
No habían pasado ni tres semanas cuando se vio obligada a volver a la comisaría: el muchacho había descubierto dónde vivía. La segunda denuncia indicaba que María Santiago recibió varios mensajes «donde el remitente le indicaba que bajara y le remitía una foto de la vía pública», por lo que ella «se atemorizó mucho, ya que la fotografía era de una calle cercana a su domicilio». En ambas denuncias se solicitaba por parte de la demandante una orden de alejamiento.
La tercera de las denuncias llegó el pasado domingo, 14 de febrero, después de que el individuo sobrepasase todos los límites presentándose en su domicilio. En ese momento solo se encontraba allí la madre de María Santiago. Tocaron al timbre y, al abrir, la mujer encontró a un muchacho preguntando por su hija. Y este entró en la vivienda. «Su madre, imaginándose que se trataba del chico denunciado en dos ocasiones, comenzó a gritar, alertando a los vecinos, que salieron de sus viviendas. El joven dejó una caja de bombones en el suelo y se marchó apresuradamente del lugar», relata la denuncia.
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La Policía Nacional detalla asimismo que desde el 3 de febrero está en vigor una orden de alejamiento y de comunicación de este individuo con respecto a la denunciante. «Mi abogado me ha explicado que aún no le ha sido notificada, así que no se le ha podido detener por entrar en mi casa», lamenta María Santiago.
Ansiedad
Estos desesperantes siete meses han tenido consecuencias en el estado de salud de la joven granadina. Un parte médico sostiene que sufre una constante caída de cabello que le ha provocado una leve alopecia, además de ansiedad, por lo que tiene recetados ansiolíticos para poder dormir. «Me da miedo que me mate o me viole, o que le haga algo a mi madre. Estoy muy afectada a nivel psicológico, antes vivía con miedo a salir a la calle por él, pero ahora también estoy asustada en mi propia casa», manifiesta.
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Por supuesto, tuvo que eliminarse las redes sociales. Ya no puede bailar en Tik Tok, ni publicar lo que opina en Facebook, ni hacerse un selfie en Instagram. Se activó esta última red social recientemente para denunciar públicamente lo que está sufriendo. Ha recibido multitud de mensajes de apoyo, pero el problema sigue ahí: solo quiere que su acosador la deje en paz.
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