«A ver quién inventa de una vez las mascarillas con pajita»

Un buen ejemplo es el Café Fútbol, en la Plaza de la Mariana. Antonio, el responsable, explica el funcionamiento. «Los clientes piden y lo recogen ellos mismos en el local y se lo llevan a la mesa». Es un autoservicio para evitar contagio. «Todos los clientes se lavan las manos antes de consumir y yo mismo desinfecto cada mesa. Nadie se sienta hasta que he terminado».

El recorrido por el Centro continúa por la plaza de Bibataubín, donde está abierto El Postiguet con dos mesas ocupadas. En una de ellas, un grupo de amigas que se conocen desde primero de Derecho se toman unos tercios. «Estamos haciendo tiempo para la manifestación que hay ahora a las nueve de la noche. Viva España». Y brindan, dulce pájaro de juventud.

La Plaza del Campillo tiene Chikito cerrado y el Café Alameda está abierto. La Fuente de las Batallas, Puerta Real, es un hervidero de personas que pasean la tarde, que aprovechan, que vuelven a respirar vida. La inmensa mayoría lleva mascarillas.

En la plaza Bib Rambla no sorprende que todas las terrazas que circundan el lugar estén cerrando. Su objetivo es el turismo. Y, de momento, turistas no hay. En la plaza contigua, Pescadería, el bar Oliver está de bote en bote, con ambiente insuperable. Otro grupo de amigas se divierte en la terraza. No llevan las mascarillas puestas. «Durante el trayecto las llevábamos puestas, y enseñan todas sus mascarillas, que guardan en los bolsos, pero ahora nos las hemos quitado para tomarnos las cervezas. A ver quién inventa de una vez las mascarillas con pajita», y se ríen todas a carcajadas. El resto de negocios de la plaza, permanece cerrado.

Al contrario que la Plaza Bib Rambla, la de la Trinidad es de clientes locales. Pero, todas están cerradas, al igual que las que discurren por el perímetro del Jardín Botánico En la Plaza de Derecho, la cafetería Cinema despliega sin problemas su terraza, ya que la plaza es peatonal. La gente, ya casi anochece, disfruta de una tarde de encargo, con temperatura suave. Agradable.

Al cruzar la calle San Jerónimo, el negocio Moana, dedicado a comida hawaiana, también amntiene su terraza llena. La Plaza de la Romanilla tampoco se presenta como acostumbra. Tan solo dos terrazas han abierto. Una de ellas, El Aguador, tiene un ambiente impecable. Uno de los grupos de jóvenes llevan las mascarillas más molonas, que diseñan Alma y Fátima, de palamama.com.

Dos lugares también míticos del Centro de la Ciudad, se encuentran bajo mínimos. La Calle Navas, repleta de bares en todo su recorrido, solo tiene esta tarde una terraza, con dos solitarias mesitas. Se trata de la cafetería Marisol. La imagen, desde luego, es como de otro mundo. El Campo del Príncipe, en el Realejo, también presenta un aspecto desacostumbrado con solo dos terrazas abiertas. Y, antes de terminar, un consejo. Ármese de paciencia, que quien se sienta en una terraza ya no la suelta.