La integración del ferrocarril creará dos calles desde Camino de Ronda a la estación

La operación es uno de los elementos más destacados que contiene el estudio de integración urbana del ferrocarril del Ministerio de Transportes. La memoria, que obra en poder de IDEAL, consta de 66 páginas en las que se hace un repaso a los diferentes estudios efectuados hasta la fecha, incluido el anunciado en 2018 y del que nada se sabía. La documentación revela ahora que se barajaron hasta cuatro alternativas distintas. En la primera se ocultaban las vías mediante taludes escalonados con árboles. En la segunda, se soterraba la estación y parte de las líneas. En la tercera, se apostaba por soterrar solo el tramo de vías entre la carretera de Málaga y Camino de Ronda. En la última, se planteaba la posibilidad de llevar la estación a Europa y soterrar la unión entre las líneas de Bobadilla y Moreda.

Sin embargo, el mayor interés radica en que el nuevo estudio de Transportes detalla de forma exhaustiva cómo será la obra que se acometerá para mejorar los accesos del tren a la ciudad, pero también para convertir la estación en la carta de presentación de Granada, con Sierra Nevada y la Alhambra al fondo.

Precisamente, como parte de la reorganización de los sistemas de Andaluces, el planteamiento es ajustar la zona de andenes para poder hacer frente al incremento de los servicios ferroviarios que se prevén en el futuro. La idea es llevar a cabo una configuración de 9 vías, 8 de las cuáles tendrán un andén al que dar servicio y una más que quedará liberada para poder efectuar maniobras. Cuatro de los andenes dispondrán de más de 400 metros para que puedan operar trenes de larga distancia en doble composición, mientras que los otros 4 tendrán 220 metros, una longitud suficiente para los media distancia que se doblen.

De la configuración actual, únicamente el andén 1 permanecerá tal y como está. Al 2 se le hará un recrecido de 15 metros, mientras que el 3 se extenderá en 208 metros para recibir los trenes y se ensanchará en un metro para facilitar el flujo de viajeros. El cuarto andén será de nueva construcción, con 220 metros de longitud y 8 metros de anchura.

La cabecera del lado oeste se extenderá con el objetivo de dar más amplitud al haz de vías, motivo por el cuál deberá remodelarse el paso superior del Camino de Ronda. La idea, que podrá adaptarse en función de posibles cambios de diseño, es que se amplíe el espacio inferior para que pueda acoger el nuevo pincel de vías.

Para el entorno de la avenida, el proyecto plantea una reordenación urbana que permitirá crear nuevas zonas verdes perimetrales a la estación. El objetivo es que estos jardines se configuren como un mirador hacia la Alhambra y Sierra Nevada aprovechando su posición elevada dentro del núcleo urbano.

De la propia arteria saldrán dos calles, que tendrán una función de acceso a la nueva terminal de autobuses prevista entre la estación y los edificios de la UGR junto a los Paseíllos. El nodo, que podría contar con 25 dársenas para albergar las líneas metropolitanas que actualmente hay diseminadas entre Andaluces y Fuentenueva, y las vías consolidarán una manzana que cerrará la trama urbana y creará una nueva fachada al Camino de Ronda. La futura estación proyectada en el estudio informativo duplicará el espaciuo actual y ganará zonas verdes alrededor.

Al otro lado, el proyecto prevé una loma artificial que servirá como una extensión de Camino de Ronda entre las viviendas de Chana y Rosaleda. La idea es que el tramo de vías quede cubierto por un falso túnel de unos 510 metros que será la base de un parque lineal. Para lograrlo, se va a aprovechar buena parte del ancho que hay entre las actuales Jesse Owens y Barbo, que varía entre 40 y 45 metros.

Los estudios realizados por Transportes revelan que hay un desequilibrio en la distribución de espacios de ambas calles. El problema es evidente en el lado de Jesse Owens, que está apenas a 12 metros de la infraestructura. Eso se va a intentar revertir con el retranqueo de las vías unos 8 o 9 metros, lo que va a permitir que el remonte no sea tan abrupto.

El diseño de este talud, sin embargo, es uno de los aspectos que tanto el equipo de gobierno como los propios vecinos de Rosaleda solicitan al Ministerio de Transportes que se modifique para afectar lo mínimo a los residentes. Se quiere evitar en la medida de lo posible que estos pasen de tener una playa de vías a un muro verde frente a la fachada.

También está previsto que se haga un aparcamiento subterráneo para liberar el que hay en superficie, que se convertirá en una franja de zonas verdes que permitirá abrir la estación al barrio de Pajaritos. La intervención en la estación y el entorno tendrá un coste de 49,50 millones.

A la espera de lo que se determine en la comisión técnica pactada por el ministro de Transportes, Óscar Puente, y la alcaldesa, Marifrán Carazo, con esta actuación se espera conseguir un espacio ajardinado compartido entre Chana y Rosaleda, combinando vegetación adaptada a la orografía y formulando una red de senderos que favorecerán el tránsito peatonal entre los distritos. El interés es que la zona mejore su situación actual y se erija como el nuevo balcón de la ciudad.