La iniciativa de un granadino para ayudar a un sintecho a encontrar trabajo: «Tiene dos carreras y habla seis idiomas»
Conmovido por su exquisita formación y su buena educación, publicó el currículum en Twitter con el deseo de que alguien le dé una oportunidad
Miguel llevaba meses fijándose en aquel hombre. Vivía en la calle, por la zona de la estación de autobuses de Granada. Y sin ... haber hablado nunca ya le transmitía buena impresión. Hasta que se conocieron. Fue hace unos días, en plena cuarentena. Miguel se encontraba en su terraza tomando una cerveza y el hombre apareció por su calle. «¿Puedo cargar el móvil en tu casa»: esa fue la pregunta que haría que dejasen de ser unos desconocidos.
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El hombre se llamaba Abdelkamel Boutchich. Miguel le puso a cargar el móvil y le dijo que volviera en una hora. Cuando regresó, el granadino le tenía preparada ropa y una bolsa con alimentos. Pero Abdelkamel tenía algo que entregarle antes de irse: su currículum. «Cuando me lo dio me sentí muy mal, porque tiene más formación e idiomas que yo y vivo mucho mejor que él. Además, es muy, muy educado. Quise ayudarle», recalca el joven. Y así empezó esta misión improvisada, publicando el currículum en Twitter acompañado del texto: «Compartid. Vive en la calle».
Aunque Miguel Q.R. -que prefiere no desvelar su identidad- es de Granada, desde hace dos años reside en Huelva. Precisamente en esa ciudad ha llamado a conocidos para buscarle empleo a su nuevo amigo, ya que este quiere trabajar «de lo que sea». Por ahora la búsqueda no ha dado sus frutos, pero ellos no se rinden.
Y es que si hay algo que le sobra a Abdelkamel Boutchich, de 47 años, es la ilusión. A sus espaldas, cuatro años lejos de casa, desde aquel 24 de abril de 2016 que nunca olvidará. Dejó Rabat (Marruecos), donde reside su familia, en busca de un futuro mejor. Llegó a Granada hace dos años, pero antes pasó por infinidad de sitios, buscándose la vida para desplazarse: Libia, Italia, Francia, Bélgica, Alemania, Holanda, Portugal y, por último, Granada. «Dejé a mis padres y mis cinco hermanos en Rabat», recuerda. Cuenta con un móvil con el que busca WiFi para conectarse. El número está plasmado en su currículum, por si alguien le hiciese la llamada de su vida ofreciéndole trabajo, además de su correo electrónico: bakkamal9@gmail.com. Formación no le falta: es licenciado en Derecho y Literatura portuguesa, y habla árabe, inglés, francés, portugués, español y algo de italiano.
Abdelkamel Boutchich desea encontrar un empleo que le permita alquilar un piso y dormir bajo techo. Mientras seguirá en la calle, una realidad a la que ya está «acostumbrado». «Dios siempre me ayuda a encontrar gente buena», dice. Se refiere a Miguel y a otros tantos granadinos que le han ayudado todo este tiempo, como la Asociación Calor y Café de la ciudad, que le ha proporcionado numerosos alimentos. «Aquí son muy amables y simpáticos siempre que te comportes bien, hay que respetar para ser respetado», añade. Solo en una ocasión tuvo problemas, cuando un hombre le dijo «vete a tu país» y le pegó, por lo que le dieron cuatro puntos. «Lo denuncié, sangré mucho, pero ya pasó. El odio y vivir con racismo es muy malo», lamenta.
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Con el coronavirus las calles en las que duerme han estado muy vacías, «sobre todo al principio». Por suerte, por ellas pasaba de vez en cuando buena gente, como Miguel, que tiene una meta desde aquel día en el que Abdelkamel le pidió que le cargase el móvil: que alguien le dé una oportunidad.
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