Lotería de Navidad en Granada

El imán de la suerte de Plaza Nueva entre quintos y tercios de cerveza Alhambra

Por el ventanuco del kiosco, Paco Bartolomé padre y Paco Bartolomé hijo irradian felicidad. Entre montones de periódicos, papel couché, guías de la Alhambra y los cuentos de Washington Irving, explican al enjambre de periodistas, libretas, micros, cámaras y teléfonos móviles que la mañana está siendo ajetreada.

«Hemos repartido un quinto, un cuarto y un tercero. Del Gordo nada, se ha ido íntegramente a Logroño», recuentan. Con estas pruebas, no es de extrañar que hayan rebautizado a su kiosco Chalo como 'El kiosco de la suerte' o 'El kiosco de los premios', como se deja leer en el frontispicio del local, rotulado tras una década de repartir todo tipo de premios.

Al punto de esta mañana de domingo el kiosco Chalo ha repartido en primer lugar un tercer premio. Luego, en segundo lugar, un quinto premio y para terminar la racha suertuda, un cuarto premio. En todos los casos han repartido un décimo, «por el procedimiento de la maquinita».

Durante esta mañana de domingo, las celebraciones, las felicitaciones y la venta de décimos para el sorteo del Niño se suceden con rapidez. De igual forma pasa con las anécdotas. Aparece por ejemplo un antiguo cargo socialista que vive en el Albaicín y vuelve, ya jubilado, de su paseo matutino. Se para en el kiosco y felicita a los loteros, que reciben los parabienes con amplias muestras de satisfacción.

Una familia de Los Barrios, Cádiz, ha venido a pasar el fin de semana a Granada y con ese arte y humor gaditano explican que el sábado quisieron comprar lotería en este kiosco de Plaza Nueva pero que luego se les pasó. «Así que no pasa nada. Hemos venido esta mañana para comprar para el Niño y nos hemos encontrado que han repartido todos estos premios». Añaden que están encantados con su visita a Granada. «Tenéis una ciudad preciosa, ojala volvamos para celebrar que nos ha tocado el Niño», se despiden.

«Menos mal que somos dos los que atendemos este kiosco», bromea Paco Bartolomé hijo, «porque nos faltan dedos en las manos de todos los premios que hemos repartido en los últimos años». Así es, y bien que lo tienen a gala. Todo empezó en 2016, cuando repartieron un segundo premio del 04536. Tuvieron que pasar tres años para que en 2019 saliera u quinto premio, el 66212. Dos años después, en 2021 la felicidad llegó con dos quintos premios, el 89109 y el 92052.

Los mejores años fueron los siguiente. En 2022 se repartió el primer premio, un 05490 y en 2023 fue una explosión de suerte. En total, seis premios que se correspondieron con un primero, el 88008; un segundo premio, el 58303; y cuatro quintos premios, los 88979, 86007, 01568 y 57421. En total, desde el año 2016, el kiosco Chalo ha repartido once premios del Sorteo Extraordinario de Navidad, a los que ahora hay que sumar otros tres de 2024, lo que suman catorce pildorazos de suerte y miles de euros.

Los Bartolomé no han abierto todavía ni el cava ni el champán. Estamos en Plaza Nueva y aquí se brinda con Alhambra, que por cierto, su Torre de la Vela se aprecia a la perfección desde este nódulo de suerte y esperanza. «Así que nos han traído un tercio y un quinto de Cerveza Alhambra para celebrar, preecisamente, el tercer y el quinto premio que hemos dado», y chocan botellines padre e hijo.

La anécdota de la mañana se escucha en inglés. Una pareja de guiris se acerca al kiosco y pide un boleto del Gordo de Navidad.

-2 tickets para el Gordo, piden por el ventanuco.

-Impósibol, responde Paco Bartolomé hijo. Y les explica a continuación que hoy es la fecha del sorteo y ya no se pueden ni vender ni comprar billetes.

-¿When is (cuándo es) el sorteo?, pregunta entonces.

-Now (ahora), responde Paco hijo.

Llega entonces la última pregunta. Porque insisten y creen que pueden comprar todavía un billete.

-¿Hasta cuándo se puede entonces comprar décimos del Gordo?

-Yesterday (ayer), les explica Paco hijo.

Y los guiris, entre enfadados y sorprendidos, toman las de Villadiego.

Paco hijo se encoge de hombros y vuelve a sus quehaceres kiosqueros. Aparece una clienta que es vecinal del Albaicín y les felicita. «Es que tenéis las manos bendecidas», les dice con una sonrisa de emoción que los Bartolomé reciben como se merece.