Barrios de Granada
Humedades y fachadas que se caen dibujan la decadencia de Santa AdelaLos vecinos explican su rechazo a la subvención de 8,5 millones de euros para ahorro energético como una «cuestión de prioridades» tras veinte años «entre parches»
Rechazar una subvención de 8,5 millones de euros para mejorar la eficiencia energética y urbanizar los espacios comunes no es una decisión fácil de ... tomar para ninguna comunidad de vecinos. A los residentes del entorno de Santa Adela, en el barrio granadino del Zaidín, les ha costado lo suyo. Sin embargo, llevar veinte años viviendo «entre parche y parche» les ha llevado a la conclusión de que sus problemas «más urgentes» están en otra parte. Las humedades que invaden las paredes dentro y fuera de las viviendas y las fachadas que se caen a pedazos son solo algunos ejemplos que dibujan la decadencia y el paso del tiempo.
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«Cuestión de prioridades», dicen ellos. El proyecto que se aprobó en 2003 contemplaba una zona para derribo y otra para rehabilitación integral. «Supuestamente, la mejora iba a empezar a la vez que se tiraban las primeras casas, pero han pasado dos décadas y no se ha hecho nada. Y ahora nos ofrecen una subvención para ahorro energético. Eso es poner un parche hoy y otro mañana y no puede ser», lamenta la representante de los vecinos del Zaidín, Carmen Ariza.
Basta con dar un paseo por la calle Cataluña. En la mayoría de edificios, los portales no se han reformado nunca, tienen las paredes agrietadas y las escaleras torcidas. Los patios interiores tienen los suelos cuarteados, están llenos de humedades, crecen incluso matas. A uno de estos da la casa de Inmaculada Melero. «Debajo del suelo ni siquiera hay cimientos, hay teas. El agua no va por tuberías, así que cuando llueve se va creando una poza y acaba todo inundado», explica.
Consecuencia de todo ello, los vecinos sufren un «serio problema» de plagas. «Cucarachas, ratas... Esto es un nido de bichos», insiste Brígida Valero, presidenta de comunidad en la misma calle Santa Adela. Varias familias comparten allí el acceso a sus viviendas a través de una explanada que está vallada. A veces, también «se encharca, parece una piscina, y suelta un pestazo de aguas fecales». En el edificio de en medio, un trozo de facahada se vino abajo hace tres meses. Sigue en el suelo. «Es el único piso que no hizo la inspección técnica», apunta Brígida. Según ella, el Ayuntamiento «no hace nada» porque al estar la verja es privado. Lo mantienen, «como pueden», los vecinos.
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Ruido y mucho frío
Entre humedades y fachadas que se caen, lucen ventanas muy viejas, algunas rotas, con pequeñas ranuras por las que se cuela el sonido. «El fin de semana pasado, con los conciertos de Saiko, hicieron la primera prueba el jueves y parecía que se iba a caer la casa», asegura un vecino. Su deseo es cerrar «y no escuchar nada». A otros, sin embargo, más que el ruido les preocupa el frío, especialmente en invierno, porque «no aíslan nada».
«Si la rehabilitación se hubiera hecho en tiempo, a lo mejor la gente se habría arriesgado con la subvención energética»
Carmen Ariza
Representante de la asociación de vecinos del Zaidín
«Poner el balcón y tres o cuatro ventanas ya vale los 5.000 euros que hubieran dado con la subvención de ahorro energético y es mucho más necesario. La rehabilitación habría conllevado eso y quitar los cables que cuelgan, arreglar las fachadas, levantar los tejados... Aunque no se tocarían las bajantes ni las tuberías», comentan los vecinos. Confiesan que algunas familias se gastan «un montón de dinero» en reparar los desperfectos con dinero de su bolsillo, «pero hay que poder y no todo el mundo puede, ni asumir eso ni la inversión que requería aceptar la subvención».
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Carmen Ariza retoma la palabra y frente al nuevo y moderno edificio que se está levantando en Santa Adela plantea que «si la rehabilitación integral se hubiera hecho en su tiempo, a lo mejor ahora la gente se habría arriesgado con la subvención». Según ella, el ahorro energético es «bienvenido», pero también «es incomprensible que pretendan que pongamos dinero en eso cuando nuestros hogares están que sea caen, por dentro y por fuera».
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