El hombre del saco granadino
En 1967, un joven fue detenido en el cuartel de Las Palmas por la muerte de un niño de siete años cuyo cadáver estaba oculto en un saco
Era la noche del 8 de julio del año 1967. Las crónicas de la época que narraron lo ocurrido hablaban de una noche calurosa. Nada ... inusual en el verano de Granada, donde las temperaturas no descienden hasta bien entrada la madrugada. Fue una jornada atroz en la que la leyenda, la fábula, se convirtió en realidad. Todo el mundo ha escuchado hablar del hombre del saco de boca de padres o familiares. Era la amenaza definitiva para niños con dificultad para conciliar el sueño o con ausente apetito. Un ultimátum para elegir entre el bien y mal. Una última oportunidad entre ceder o sufrir. Un mito que se hizo realidad en Granada con un trágico final.
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Pero, el origen más cierto de la leyenda del hombre del saco viene del llamado crimen de Gádor. En este punto de Almería, Francisco Ortega, conocido como 'El Moruno' y enfermo de tuberculosis acudió a una curandera, Agustina Rodríguez, y por recomendación, contactó con otro sujeto importante en el hecho: Francisco Leona. Este le recomendó, a cambio de 3.000 reales, un remedio para su curación que consistía en beber la sangre de un niño y arrancarle sus mantecas para ponérselas sobre el pecho.
Así fue como Leona, conocido como el sacamantecas, junto al hijo de la curandera, Julio 'El Tonto', buscaron a su víctima mortal, Bernardo González Parra, un niño de siete años que fue secuestrado en una pedanía de Rioja. El muchacho los acompañó voluntariamente parte del trayecto, pero, según el relato de la época de ABC, «Bernardo quiso retroceder». Leona lo cogió, ordenó a Julio que abriera un saco y metió en él al menor. Después le abrieron una herida en la parte alta del costado, cortándole las arterias que afluían al corazón. Esto ocurrió en 1910 y aquí nació 'El hombre del saco'.
Versión granadina
Y Granada tuvo a su propio hombre del saco. Fue casi 60 años después del crimen ocurrido en Gádor. César Girón lo contó en IDEAL en el año 2007, pero es un caso poco conocido en la ciudad y la provincia. En el ya desaparecido cuartel de Las Palmas – lo que ahora es un parque con el mismo nombre- se descubrió el cadáver de un niño que era transportado dentro de un saco. Un historia siniestra y sin un móvil claro. Pero la historia comienza antes.
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La desaparición de Epifanio Tomé Rubio, un niño de siete años, fue denunciada por su abuela en el cuartel que antes hemos citado, ubicado en la Cuesta Escoriaza. A la mujer lo acompañaba José Carlos Ariza, un muchacho de 19 años que comenzaba a ser popular en Granada por su dominio de la guitarra. El nieto de la denunciante era un precoz bailaor, y acompañaba a José Carlos en algún que otro sarao.
En el cuartel de Las Palmas, José Carlos Ariza «manifestó que si le daban un cuchillo se comprometía a traer al niño, porque él sabía donde se encontraba, pues según decía, lo tenía secuestrado su propio padre. El padre del pequeño había desaparecido seis años antes, sin que se volviese a saber más de él», así lo relata Girón en el seguimiento que hizo a este caso poco conocido.
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La Guardia Civil decidió acompañar José Carlos para comprobar la veracidad de la historia. Llegaron hasta Huétor Vega, en la zona de las Conejeras. Allí se le perdió la pista al joven guitarrista. Desapareció entre la vegetación de la zona. Pero no tardó en volver a aparecer. A la noche siguiente, José Carlos convenció a un transportista para que lo llevara hasta el cuartel de Las Palmas. La excusa era mover un saco lleno de carne podrida que le habían vendido. Quería denunciar el mal estado del alimento ante las autoridades, ya que su madre, al consumirla, habría enfermado. Esa era la excusa.
Una vez dentro del cuartel, se descubrió todo. Dentro del saco estaba el cadáver del pequeño Epifanio. José Carlos Ariza explicó que «al chico lo había matado una banda y que el cadáver del padre del niño, también asesinado por los forajidos, yacía en el interior de una cueva situada en las Conejeras». Ariza fue acusado como el autor del crimen. Un macabro suceso que se bautizó como el asesinato del hombre del saco. Esta vez en versión granadina.
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