Javier Martín

Donde se hace hogar con un café y una ducha

Nuevos recursos. Granada cuenta con 38 plazas más para personas en la calle: 20 en un centro de día y 18 repartidas en tres viviendas donde habitan víctimas de la pandemia

Laura Ubago

Granada

Domingo, 12 de diciembre 2021, 00:31

Narciso 'El Rubio', veterano de la vida en un parque, detectó que era la primera noche de Jaime en el Tico Medina. Se acercó y ... le ofreció algunas claves y le dio algo de calor en la noche más fría de este hombre, que jamás pensó que acabaría durmiendo en un banco. Jaime llevaba una vida corriente aunque con una profesión original (capitán de barco) que naufragó por la pandemia. Se quedó sin dinero y por no preocupar a su madre, vio que la interperie era su única opción. Ahora ha vuelto a encontrar trabajo. En unos días empieza a movilizar barcos para turistas pero mientras pasa la mañana en el centro de día para personas sin hogar, que empezó a funcionar en marzo en Granada, hace menos de un año.

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Jaime duerme en una pensión pero pasa las horas en el centro de día que tiene la oenegé Inserta Andalucía en algún punto de La Chana. Allí, la gente sin hogar puede tomarse un café, ver la tele con tranquilidad, echar una siesta en cama o guardar sus pertenencias en una caja fuerte. Nada más entrar, se dan una ducha y lavan su ropa que se la vuelven a llevar. También se ofrece una muda a la semana y ahora hacen un llamamiento porque necesitan ropa de invierno abrigada.

Lo que se ofrece allí es humanidad y una casa para pasar un rato en calma. En la calle, la inseguridad que sienten es contínua. Si se duermen, les pueden quitar sus pertenencias y la documentación es algo que duele mucho perder.

En este centro, hay un ordenador con internet y además ofrecen cariño. Les llaman por su nombre y hay microondas y mesas y sillas para disfrutar de la comida de los comedores sociales. El banco callejero es incómodo para estos almuerzos.

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A este centro de día se llega con cita previa, así se organizan los horarios. Aquí se junta gente nueva en esta «situación de calle» y algunos más «cronificados» en el 'sinhogarismo'. Todos tienen cabida y unas normas que cumplir para que la convivencia transcurra bien.

Jaime ve la tele junto a Juan, profesional del sector de la industria que se vio en la calle sin recursos. Su situación familiar se cayó como la laboral. Y esa caída del castillo de naipes le hizo verse en la calle de la noche a la mañana. Juan vive en uno de estos pisos que también tiene Inserta. Allí convive con personas como él, a las que la pandemia les pegó un zarpazo hiriente. En estas viviendas organizan el presupuesto para hacer la compra, cocinan y limpian como compañeros de piso.

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Algunos salen

Hay rotación. Algunos salen en unos meses de esta situación de precariedad. Elisabeth Herrera, coordinadora del programa de gente sin hogar de Inserta, cuenta el ejemplo de una pareja de chavales jóvenes que había montado un negocio de restauración en Granada y les fue tan mal con el coronavirus que se vieron en la calle. Después de pasar por este piso, trabajan y viven ahora en la comunidad valenciana con curro en un hotel.

En estos pisos también habita un 'rider', repartidor de comida a domicilio, que se compró una bici eléctrica y no tuvo para pagar una vivienda. Ahora se encuentra ahorrando para salir de este recurso. «Les hacemos seguimiento. No les damos una habitación sin más. El objetivo es que vuelvan a encontrar trabajo y puedan salir de los pisos con un futuro», expresa esta psicóloga, responsable del programa.

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La Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación –con una subvención de 360.280 euros– ha creado 38 plazas de atención a personas sin hogar en la provincia de Granada. Estas plazas se concretan en un centro de día con capacidad para 20 personas y tres viviendas con una ocupación total de 18 personas. «De esta forma, la red andaluza de atención a personas sin hogar de la Junta de Andalucía da sus primeros pasos junto con la formulación de la I Estrategia de Atención a las Personas sin Hogar que tiene como finalidad la reducción del sinhogarismo y su prevención», destacó el delegado territorial, Manuel Montalvo. Este programa ha conseguido renovar la subvención un año más.

La crisis económica y social que ha traído consigo la pandemia ha golpeado más duramente a aquellas personas que ya lo estaban pasando mal. «El Gobierno andaluz no va a dejar a nadie atrás y así lo demostramos, apoyando a la población más vulnerable. Con estas plazas de nueva creación, las personas sin hogar tendrán un lugar donde vivir con dignidad y ser atendidas porque habrá personal que atenderá sus necesidades básicas de alimentación e higiene», dice Montalvo.

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Narciso 'El Rubio' cuenta que en pleno confinamiento, cuando no había nadie en la calle, unos patos quisieron usurparles las patatas del menú del comedor social de Regina Mundi. Las patatas acompañaban al famoso entre los usuarios, 'pollo a la Pataki' y ahora se ríe recordando la anécdota. Dice que tiene la gracia sevillana y la malafollá granaína por una mezcla entre su padre y su madre. Para él, el centro de día es un lugar ideal para compartir el almuerzo con otros compañeros que viven en la calle y notar un poco de calor. Pero quiere más. Con su gracejo callejero pide más recursos y que el centro de día abra más horas. Esto lo pide Jaime, nuevo en el arte de dormir en un banco bajo las estrellas con la dureza de llevar la vida entera en una maleta. Ahora tiene un hogar donde compartirla.

El director-presidente de Proyecto Hombre, Manuel Mingorance, explica que gestionan uno de los pisos para seis hombres, que lleva funcionando desde el pasado 15 de febrero. En él habitan personas en proceso de reincorporación sociolaboral, que están motivados con encontrar un trabajo y poder ser independientes. Se trata de gente que quiere dejar la calle y desde esta organización les aportan herramientas para entrar en los procesos de selección de empleos. Manuel Mingorance apunta que el perfil de personas que vive o ha pasado por esta vivienda es el de alguien con un problema de adicciones y que, desde Proyecto Hombre, aprovechan para tratarlos con sus recursos o con los de otras entidades. «Las adicciones y la calle son la pescadilla que se muerde la cola. A veces, los familiares se cansan de esta situación y estas personas se ven en la calle», expresa el director de Proyecto Hombre, que cuenta que en esta vivienda llevan a cabo una supervisión de las personas que la habitan para ver cómo van.

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