La historia tras el edificio viral de los siete cajetines de Granada
Un bloque de la calle Horno de Abad cuenta con tres estudiantes rodeados de pisos que se ofertan en el portal Airbnb
Una familia mueve bien los pequeños números que conforman el cajetín que esconde las llaves de un Airbnb con el objetivo de que este se ... bloquee. Esta práctica, difícil de comprender desde fuera, es cada vez más habitual entre llos turistas que atraviesan Granada.
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La estampa se repite en hasta tres ocasiones en el mismo bloque en apenas hora y media, momento clave para dejar el alojamiento que dará paso a otros nuevos visitantes. De esta forma, los propietarios se aseguran de guardar a salvo las llaves de entrada a los pisos para dar paso y tiempo a los siguientes. «Llegamos el sábado y nos marchamos ya hoy», expresa una de las viajeras que asegura haber quedado encantada con el alojamiento.
Pero en el edificio ubicado en la calle Horno de Abad que se ha hecho viral por la denuncia en redes soiales de la gran cantidad de pisos turísticos que posee, también viven familias y hasta estudiantes rodeados cada día de maletas que suben y bajan, que entran y salen del portal y que hacen que hasta esa imagen se haya convertido en una monotonía entre sus paredes.
El de Álvaro, universitario de 19 años, es el único piso de los cuatro de su planta que se alquila. El resto, todos Airbnb. Menos ruidos y caras siempre desconocidaes lo que tiene tener unos vecinos que vienen y van constantemente.
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En el edificio el movimiento es más que habitual, un escenario que se repite un par de calles más abajo, donde también se puede apreciar la tradicional forma de acceso por la que ya se identifica Airbnb.
Franceses, ingleses o andaluces son los que estos días confirman haber quedado maravillados con la capital y también con la ubicación de su alojamiento.
Siete viviendas del edificio se configuran como Airbnb. Pisos turísticos donde el ajetreo y el cambio de inquilinos se repite una vez tras otra a lo largo de las semanas sin importar que no sea periodo de vacaciones. «Todos ellos llevan instalados varios años», expresa uno de los vecinos fijos. Existía alguno de ellos antes de la pandemia, aunque fue tras esta cuando la cantidad aumentó en otros bloques cercanos. «Cada vez es más habitual que haya, al menos, un piso ofertado como alojamiento turístico en los edificios», señala Francisco, residente de la zona.
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La difusión del uso de la plataforma ha hecho que las calles de Granada se llenen de estos alojamientos por la «rentabilidad» que sus propietarios afirman que obtienen de ellos. «Además de Airbnb, hay también alquiler tradicional para largas temporadas», esgrime Pablo Hernández, dueño de algunas de las viviendas de este conocido edificio.
Sus vecinos, ya acostumbrados a la transformación del bloque, apenas se inmutan ni se extrañan cuando ven a alguien nuevo llegar al edificio en el que residen. Gente que llega y otra que se va que ha hecho los más jóvenes del bloque reconozcan la foto sobre su portal que se hizo viral en redes sociales por la cantidad de Airbnb que alberga: siete de las catorce viviendas que contiene todo el bloque. «Estamos acostumbrados y no nos sorprendió. Algunos amigos se quedan sorprendidos cuando vienen a casa y nos preguntan», sentencia Álvaro.
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