Una historia de amor en Granada que mueve montañas
El alzheimer alejó a Gaspar de María José, quien a sus 76 años no ha dudado en mover cielo y tierra hasta conseguir estar de nuevo junto al hombre de su vida
sara bárcena
Domingo, 4 de diciembre 2022, 00:12
Con la edad, con la distancia… ¡Hasta con la enfermedad! El amor de María José hacia su marido puede con TODO. Sí, en mayúsculas. Es ... tan fuerte, tan puro, que no ha dudado en hacer lo imposible por tenerlo a su lado. Aunque han sido meses muy duros para ella, con la ayuda del Defensor del Ciudadano, por fin, lo ha conseguido. Ella y su querido Gaspar vuelven a estar juntos.
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Estos dos granadinos se conocieron a través de una agencia matrimonial. Ambos habían estado casados anteriormente y habían formado una familia, pero seguían dispuestos a encontrar el «amor verdadero». Por suerte, la vida les concedió ese deseo.
«Nos presentaron y desde el primer momento nos gustamos mucho los dos, nuestra forma de ser, nuestro físico… Y empezamos a conocernos y a salir. Él, un hombre encantador, muy educado, culto. Estoy super enamorada de él todavía y mira que ya tiene 85 años y yo 76, pero es que nos adoramos», explicó ella, emocionada, orgullosa, a este periódico.
María José y Gaspar han disfrutado juntos de la vida durante 26 años, hasta que él empezó a tener problemas de alzheimer. Ella lo vio mal. Iba perdiendo memoria y tenía muchos despistes, así que decidieron buscar un recurso especializado e ingresarlo en una residencia. Al principio, estuvo en un centro de Huéscar, pero eran tres horas y media de viaje en autobús para ir y otras tantas para volver, lo que para ella resultaba agotador. A veces, para cuando llegaba a la residencia, solo le quedaba «un ratito» para estar con él. Otras, buscaba dónde quedarse a dormir para no tener que volver en el mismo día. En una ocasión, incluso llegó a equivocarse de autobús y acabó en Huércal-Overa, Almería.
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«Cuando llegó, estaba desesperada. Es muy satisfactorio ver que podemos ayudar»
Martín
«Allí lo trataban muy bien, pero muchas veces yo no podía verlo y no entendía por qué. Eran muchas horas de viaje para luego apenas poder estar juntos. Él estaba demasiado lejos. Hasta me planteé mudarme a Huéscar. Estaba desesperada», admitió María José. Lo único que quería era que lo trasladaran a otra residencia, que estuviera más cerca de Granada, más cerca de ella.
Después de tocar muchas puertas, un día, se topó con la Oficina del Defensor del Ciudadano. «No sabía lo que era, pero pensé que igual podrían ayudarme. Solo necesitaba que alguien me escuchara y sintiera el dolor tan grande que yo tenía dentro», recordó, apenada.
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Así conoció el Defensor del Ciudadano, Manuel Martín, a María José, «casi al borde de una depresión». «No paraba de llorar y venía cada día a preguntarnos si ya habíamos conseguido hacer algo. Huéscar está lejos, es pequeño… Y para una persona mayor es complicado ir hasta allí y buscar dónde dormir», señaló el Defensor, quien enseguida se puso manos a la obra.
«Lo hemos conseguido»
Martín trabajó directamente con la residencia de Huéscar (dependiente de la Diputación de Granada) y se dirigieron a la Agencia de Servicios Sociales de Andalucía para solicitar el recurso de proximidad. «Todo este papeleo no fue por Gaspar. Él estaba bien atendido en Huéscar, pero para María José la situación era insostenible, iba a acabar con ella. Y, por fin, lo hemos conseguido», celebró Martín, cuyo trabajo ha servido para que Gaspar sea trasladado a una residencia del área metropolitana, en Peligros.
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El Defensor reiteró así que, «además de una historia de amor preciosa, es un ejemplo de buenas prácticas, de coordinación entre administraciones». «Cuando las cosas se hacen bien, salen bien. Es muy satisfactorio ver que podemos ayudar a la gente y luchar por sus derechos», subrayó.
Gracias a eso, María José pude visitarlo cada día. Tan solo tiene que coger un autobús y en apenas veinte minutos está con él. «Por un momento, pensé que nunca más estaría con él, pero encontré personas maravillosas. A mí me han dado la vida. Ahora siempre le traigo frutita, que le gusta mucho, pero más nos gusta a los dos estar juntos», alardeó.
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En realidad, ella quisiera irse a la residencia con él. «Ya nos queda poco y queremos aprovechar hasta el último momento -insistió-. Quiero estar siempre, siempre con él, con mi Gaspar. Y sé que lo conseguiremos, porque nuestro amor puede con todo, porque es amor verdadero».
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