«Mi hijo fue a Islandia a buscarse la vida y su cadáver acabó recibiendo un trato inhumano»
La madre y la tía de José Ignacio Soto Roldán, el granadino cuyo cuerpo fue abandonado durante 9 horas en Reikiavik, lamentan la «vergonzosa gestión» de las autoridades islandesas
DIEGO CALLEJÓN
GRANADA
Jueves, 25 de octubre 2018, 19:23
Caminando por la humilde Plaza de las Palomas, en el barrio granadino del Zaidín, llegamos a la casa de Rosa María Roldán Martínez, la tía ... de José Ignacio Soto, el joven de La Malahá fallecido en Islandia cuyo cadáver fue abandonado durante 9 horas en Reikiavik. Aquí, en el Zaidín, es donde José Ignacio y sus amigos «jugaban a todas horas de pequeños», y donde forjaron la amistad que les llevó a emprender «un viaje para buscarse la vida» a Islandia. Aquella travesía ha terminado de forma funesta con el fallecimiento del granadino de 33 años, y ha desencadenado en una odisea para la familia, que aún lucha por «recuperar aunque sea las cenizas».
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Dentro de la vivienda, nos recibe la propia Rosa María acompañada por María del Carmen Roldán, la madre de José Ignacio. Con lágrimas en los ojos, nos confiesa que «está siendo un trago durísimo», ya no solamente por el deceso de su hijo, sino también por «el trato deleznable que le han dado las autoridades islandesas y la compañía funeraria».
«La conocida de mi sobrino encontró el cuerpo al lado de un saco de patatas, es algo indignante»
ROSA MARÍA ROLDÁN (TÍA DEL FALLECIDO)
«Si no ponen más impedimentos, hoy mismo lo incineran. Nos ha costado mucho sacrificio y dinero, pero solamente queremos que esto acabe cuanto antes», explica María del Carmen.
Una huída de la precariedad laboral
Hablando de José Ignacio con su madre, la progenitora lamenta la marcha de su hijo por «todo lo que ha ocurrido después», aunque explica que «algo tenía que hacer», porque la situación laboral que tenía en Granada «era insoportable», debido al «trato precario» que recibía. «Mi hijo se fue a Islandia a buscarse la vida poque aquí estaba explotado. Trabajaba en un negocio de hostelería en el que le pagaban 6 euros la hora y siempre echaba tiempo extra. Había días que, a pesar de no tener contrato o de estar dado de alta solamente para una hora, acababa llegando a casa a las 8 de la mañana sin parar de trabajar», cuenta María del Carmen.
Paseando por las calles del barrio para «tomar un poco el aire», los vecinos paran a la madre de José Ignacio para darle un abrazo y trasmitirle el pésame. Su tía nos cuenta, mientras tanto, que «son una familia muy querida aquí», y nos da más datos del viaje del joven de La Malahá a Islandia. «José Ignacio tenía allí unos amigos que tenían trabajo y que le aseguraron que todo era legal y bien pagado. Sin embargo, a las pocas semanas de llegar ha ocurrido la desgracia de su muerte», nos explica Rosa María. Del mismo modo, opina que si bien Islandia ha demostrado «estar más desarrollada en las oportunidades laborales», da una «pésima imagen de atraso en el trato funerario y el respeto a los seres humanos».
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Los incidentes con el cuerpo
La propia tía del fallecido nos cuenta que, «desde que los amigos de José Ignacio dieron aviso del fallecimiento, comenzaron los problemas con el cadáver». Tras realizar el levantamiento del cuerpo, una ambulancia lo llevó a la morgue, donde la autopsia demostró que «murió de un infarto», un ataque al corazón provocado «por el colesterol elevado». En este punto, Rosa María nos cuenta que tanto ella como su hermana, la madre del fallecido, están «operadas del corazón», ya que es «una enfermedad de familia». Sin embargo, aunque la autopsia confirmó la muerte natural por esta dolencia, «nos encontramos con una gran cantidad de impedimentos para traer el cuerpo».
«Voy a echar mucho de menos a José Ignacio, pero al menos esperamos algo de apoyo institucional y recuperar sus restos para tener algo de paz»
maría del carmen ROLDÁN (madre DEL FALLECIDO)
En primer lugar, las autoridades avisaron a los amigos de José Ignacio de que el cuerpo sería trasladado el lunes a Reikiavik, la capital del país. No obstante, tal y como narra su tía, el cuerpo «salió el viernes sin previo aviso» desde Akureyri a Reikiavik y, además, «lo trasladaron de una forma que no es normal». El testimonio de la tía de José Ignacio afirma que llevaron su cadáver en un camión frigorífico de la compañía Eimskip, encargada del transporte de alimentos. «Llevaron el cuerpo de mi sobrino en un camión de frutas y verduras. A mí me parece indignante, pero la compañía islandesa dice que lleva 30 años haciéndolo así», explica Rosa María.
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Además de la indignación por el extraño movimiento del cuerpo, la familia de José Ignacio afirma que el traslado quedó incompleto, ya que la compañía «se confundió» y dejó el cadáver del joven «abandonado durante nueve horas a temperatura ambiente en el puerto». Hicieron un destrozo llevándoselo a Reikiavik. Se les olvidó al lado de las cajas de frutas y verduras y fue una conocida de los amigos de mi sobrino quien lo encontró», cuenta Rosa María. Al parecer, esta trabajadora de la compañía Eimskip supo del traslado del cuerpo y, al ver una caja extraña en el puerto junto a las frutas y verduras, indagó y encontró un ataúd de plástico con el nombre de José Ignacio y su cadáver. Tras dar el aviso a los amigos del fallecido y poner las respectivas quejas, el cuerpo fue llevado finalmente a Reikiavik, aunque afectado por las nueve horas que había pasado a temperatura ambiente.
«La conocida de mi sobrino encontró el cuerpo al lado de un saco de patatas, es algo indignante», explica Rosa María con la voz quebrada. Tras esto, según transmiten ella y su hermana, la empresa islandesa ha realizado «presiones» sobre la trabajadora que encontró el cuerpo, «empujándola a dejar el trabajo», y también «ha depesdido al camionero que llevó el cuerpo de José Ignacio».
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Sin apoyo institucional
Tras el incidente con el traslado en el camión, el cuerpo llegó a la morgue de Reikiavik, donde llegaron más problemas. «Los amigos de mi hijo han tenido con nosotros un trato excepcional, lo han tratado mejor que a un hermano», explica María del Carmen, añadiendo que, por contra, la funeraria les ha puesto «decenas de impedimentos y problemas, además de cobrarnos mucho dinero por los trámites después de su negligencia». En este sentido, la familia de José Ignacio afirma que han tenido que pagar «más de 3.000 euros solamente por la cremación», y que tienen informaciones de que les han cobrado «800 euros más de lo debido», según una conocida de José Ignacio en Islandia.
«Un amigo va a traer en avión las cenizas a Granada para que José Ignacio pueda descansar por fin»
ROSA MARÍA ROLDÁN (TÍA DEL FALLECIDO)
Durante toda esta lucha, María del Carmen y su hermana afirman no haber tenido «ningún apoyo» por parte de las instituciones. «Hemos hablado varias veces con el cónsul islandés en España, pero en lo único que nos ha ayudado es en darnos un trato cordial, no nos ha llegado a facilitar nada económicamente ni ningún papeleo, eso lo están llevando todos los amigos de José Ignacio», explica la familia. Del mismo modo, defienden que hablaron «con el Ayuntamiento de La Malahá por si podía hacerse cargo», pero que «finalmente no lo hicieron» y pagó todo la madre de la víctima.
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Las cenizas en el avión
En estos momentos, esperando a que se realice la incineración del cuerpo, la familia sigue peleando por «traer las cenizas a Granada y que José Ignacio pueda descansar por fin». Al parecer, el amigo con el que el fallecido emprendió su viaje a Islandia «se vuelve a España muy afectado por lo ocurrido», y va ser él mismo quien se encargue de «traer las cenizas», aunque aún están cerrando el trámite y consultando si realmente pueden hacerlo de este modo.
Entre sollozos, María del Carmen nos despide de la casa de su hermana deseando «que todo esto acabe pronto» con la repatriación de los restos del fallecido: «Ahora me quedo sola, porque mi hija también ha tenido que irse a Inglaterra por asuntos laborales. Voy a echar mucho de menos a José Ignacio, pero al menos esperamos algo de apoyo institucional y recuperar sus restos para tener algo de paz».
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