A quién no le gusta una ruta cotidiana transformada en destino cultural en Las Gabias
Una de las nuevas excursiones del Consorcio de Transporte Metropolitano descubre tesoros patrimoniales en la localidad gabirra
Leticia M. Cano
Jueves, 18 de septiembre 2025, 00:39
El autobús de la línea 156 espera en la dársena del Intercambiador Sur. En su interior, bolsas de la compra rozan el suelo, unos niños ... se rinden aún al sueño y los auriculares aíslan a muchos del ruido del mundo. Sin embargo, algo en el ambiente es distinto: 30 viajeros contienen una impaciencia que no se parece en nada a la rutina de cada mañana. La ruta, que a primera vista parece la de siempre, esconde un destino secreto, un viaje inesperado que promete revelar tesoros ocultos entre las calles de Las Gabias.
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No es un trayecto cualquiera. Es la primera parada de una aventura cultural diseñada para la Semana Europea de la Movilidad. El Consorcio de Transporte Metropolitano, con el apoyo de la Diputación de Granada y los ayuntamientos, ha dado forma a 'Planazos Culturales': una apuesta por mirar el territorio con otros ojos, por convertir el autobús de cada día en una ventana hacia la historia. Cultura y sostenibilidad viajan juntos bajo el lema 'Movilidad para todas las personas', y los pasos de los viajeros estarán guiados por las voces sabias de la Asociación de Guías Oficiales de Granada.
Las sonrisas, nerviosas, recuerdan a la emoción de las excursiones escolares. Con los auriculares ya listos, todos esperan la primera palabra de su guía, Beatriz Arenas. Ella los mira con ternura y sentencia: «Hoy sois mi familia». La frase se queda flotando en el aire mientras el motor arranca y las primeras paradas añaden pasajeros a la ruta cotidiana.
El itinerario se desgrana poco a poco: la Plaza de la Iglesia, la Casa Señorial de los Blasco, la Villa Romana, el Criptopórtico y la Ermita de la Virgen de las Nieves. Lugares que, para muchos, habían permanecido en silencio hasta ahora. Al llegar, la alcaldesa de Las Gabias, María Merinda Sádaba, los recibe con la calidez de quien abre las puertas de su casa. Junto a ella, el delegado de Fomento, Antonio Ayllón, y el director del Consorcio, César Díaz, se suman a un cortejo que anuncia la importancia del momento. Las calles del municipio parecen despertar con ellos, dispuestas a contar lo que nunca se ve desde un ventanal de autobús.
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Al detalle
En la Casa Señorial de Los Blasco las paredes susurran historias antiguas. Los visitantes caminan despacio, temiendo romper con sus pasos la memoria detenida entre cuadros y mobiliario. Beatriz desgrana con paciencia cada detalle, y el grupo, en silencio reverente, se deja llevar. Después, la Villa Romana abre la tierra y revela secretos dormidos durante siglos: muros y huellas de un tiempo que aún palpita bajo la superficie.
El sol avanza. El Criptopórtico guarda en su penumbra la sensación de estar pisando otro mundo, y la Ermita de la Virgen de las Nieves ofrece el sosiego final antes de volver al presente. A las 13.30 horas, el grupo regresa a la parada con la sensación de haber habitado un sueño. «Esto ha sido una maravilla, quiero repetir», se escucha entre risas. Casi nadie parece recordar cómo se enteró de la iniciativa, pero todos saben que han vivido un privilegio: mirar con ojos nuevos aquello que estaba tan cerca.
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«¿Dónde hay que apuntarse para las siguientes rutas?», insisten. Y es que ya esperan otras en Santa Fe, Huétor Santillán, Colomera, Cájar, Fuente Vaqueros y Valderrubio. Pueblos dispuestos a desplegar sus secretos, esta vez a bordo de los mismos autobuses que los recorren cada día. «El patrimonio debe acercarse a los usuarios y esta vez ha sido al subirse al autobús. Tenemos que poner la cultura de los pueblos más en valor», sentencia el director del Consorcio. Y, en esa frase, desenmascara la certeza de que la cultura, como los viajes, solo cobra sentido cuando se comparte.
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