Guadix despide a Rosa, la vecina que cambió la imagen de la discapacidad
La mujer fundó la Asociación San José, a favor de las personas con necesidades especiales, con numerosos centros en la localidad
La vida de Rosa Martínez Vera revolucionó Guadix y su comarca, pero sobre todo marcó un antes y un después para los niños que hace ... 50 años sufrían discapacidad intelectual y sus padres. La localidad accitana despide a una de sus vecinas más queridas, que falleció este pasado miércoles a los 89 años.
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La mujer ha sido símbolo de lucha y defensa de los niños con necesidades especiales, una pelea que mantuvo día tras día durante años acompañada también de su hija Alicia y otros familiares y que hizo nacer en Guadix seis centros residenciales, cuatro centros de día y dos de viviendas en la comunidad, en los que aún trabajan miles de personas que se dedican a las personas en esta situación.
Como madre de un hijo con discapacidad intelectual, Miguel Ángel Carmona, a la mujer le daba un vuelco el corazón cada vez que veía a cualquier niño hacer infinidad de cosas que su hijo no podía. Eso fue lo que le hizo ponerse manos a la obra para romper radicalmente con esa situación. Pero el camino de Rosa hacia su objetivo no fue fácil. Ella misma contó en una entrevista a IDEAL que encontró numerosas trabas por el camino, pero que se dedicó siempre a quedarse con la sonrisa y la bondad de quienes le tendieron la mano para ayudarla.
Acudía a las iglesias de los pueblos cercanos para contar las que su asociación tenía un lugar específico en el que atender a estos niños. «Llevaba por delante que yo también tenía un hijo con estos problemas y necesidades. Eso fue lo que hizo que depositaran su confianza en mí», contó. «No he conocido otra cosa que me haga más feliz que esto», admitió Rosa con la esencia de una dedicación que mantuvo hasta el final de sus días.
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El crecimiento de la asociación fue sucesivo y abrió un sinfín de oportunidades a numerosas familias. Ahora permite que los usuarios tengan acceso a talleres de carpintería, alfarería o imprenta y también que estos salgan de los centros a trabajar en funciones de lavandería, autoservicio y catering. La asociación San José no solo mejoró la atención hacia estas personas, también supuso un cambio a la hora de denominarlos y tratarlos, así como de concienciar al resto de la población sobre la importancia de darles visibilidad e incluirlos en la sociedad.
El legado que la mujer ha dejado más de 50 años después de iniciar con lo que ella misma denominaba «el proyecto de su vida» es inmenso. No hay nadie en Guadix que no conozca su historia. Su recuerdo seguirá vivo en el agradecimiento tanto de los trabajadores como de los propios usuarios. La asociación seguirá creciendo en su memoria.
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