Cada granadino consume 9 litros menos de agua al día que el año pasado
Aunque las últimas lluvias han aumentado las reservas, pantanos como Canales siguen muy por debajo del volumen que presentaban hace un año
Abrir un grifo, tirar de la cisterna, lavar los platos o regar las plantas son actividades cotidianas que, aun siendo inevitables, marcan la relación que ... cada ciudadano tiene con su entorno natural. Cuidar este vínculo y hacerlo menos lesivo para el entorno se antoja una obligación a tenor de la situación de emergencia climática que padece Granada en los últimos años.
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Aunque las lluvias han regresado con fuerza en las últimas semanas, la sequía está aún lejos de resolverse. Es lo que se desprende del análisis de los datos de volumen de agua acumulada que presentan los embalses de los que bebe la ciudad. De acuerdo a los datos públicos, las reservas actuales del pantano de Canales se encuentran al 58,2%, casi veinte puntos por debajo de lo que presentaban por estas mismas fechas el año pasado. En Quéntar, la diferencia entre ambos momentos es sensiblemente menor, pero fija el volumen de agua retenida en poco más de 11 hectómetros cúbicos.
Los datos, pese a todo, no son absolutamente negativos. En el presente año hidrológico, la ciudad lleva una precipitación acumulada de 275 litros por metro cuadrado. Este volumen es relevante puesto que, de acuerdo a los expertos, invita a pensar que es posible superar la media histórica de la serie de los últimos 60 años, que se sitúa en torno a los 408 litros por metro cuadrado. Es, como confirman fuentes municipales, una circunstancia «positiva», pero que no es «en absoluto suficiente» para recuperar el déficit hídrico que viene acumulándose en los últimos cinco años, un periodo en el que las precipitaciones han estado siempre por debajo de la media histórica.
Aún así, los subcomités que siguen de cerca la sequía en el área de Granada barajan diferentes escenarios en función de la evolución de los próximos meses. Las predicciones apuntan que, de seguir el actual ritmo de precipitaciones, no se pasará este año de la actual situación de alerta por sequía a la de emergencia.
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De esta manera, cabe respirar tranquilo en parte. Como reconocen las autoridades, el consumo para la población está asegurado y, a corto plazo, no se esperan restricciones. Esto no quita que el ahorro deba seguir siendo la premisa que guíe cada una de las actividades de los granadinos que implique el uso del agua.
Concienciación
En ese sentido, de acuerdo a los datos que maneja el Ayuntamiento de Granada, la concienciación de los vecinos de la ciudad es bastante alta. Así lo refleja la estadística más reciente de dotación por habitante. Este indicador, que refleja el volumen de agua captado por persona y día en la capital nazarí, refiere que cada granadino empleó en 2023 de media unos 121 litros. Se trata de una cifra significativa, puesto que supone una reducción de 9 litros respecto al año anterior. Por otra parte, revela que el consumo en la ciudad está por debajo de la media nacional, que en 2023 se situó en torno a los 138 litros.
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Pese a todo, como apuntan fuentes municipales, no hay que lanzar las campanas al vuelo con los datos. En los últimos diez años, el consumo medio por habitante y día no ha bajado de los 120 litros y la cifra conseguida se encuentra aún lejos de los 100 litros marcados como objetivo por el Consistorio a corto y medio plazo.
Sea como sea, estos datos, vinculados a la situación de escasez que sufre el recurso hídrico y los irregulares periodos de precipitaciones, aconsejan mantener un plan de lucha contra la sequía y medidas encaminadas a rebajar el consumo. Es en ese marco en el que se encuadran campañas de concienciación como las realizadas recientemente por el Ayuntamiento en colaboración con Emasagra o planes de actuación como el aprobado a finales del año pasado por el actual equipo de gobierno, que dirige Marifrán Carazo.
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Este programa supondrá una inversión de 57 millones de euros dirigida a renovar las redes de la ciudad. Los trabajos permitirán sustituir las tuberías de fibrocemento que aún existen en unas 250 calles de la ciudad. Es una actuación que se esperaba desde hace tiempo por el impacto que tendrá para los vecinos ya que el material de estas redes antiguas es responsable de las numerosas pérdidas hídricas que torpedean el buen hacer de los granadinos.
Disminuir los escapes permite vislumbrar un panorama mejor para Granada, pero, como apuntan desde el Consistorio, se necesita la ayuda de los vecinos. Su papel en esta batalla contra la sequía es el más importante.
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