Granada vive un verano de caos ferroviario con averías, incendios y viajeros tirados en las vías
Del 30 de junio al 5 de septiembre ha habido hasta 16 incidencias en diversos trenes, lo que supone una cada cuatro días
El 2 de julio, con el verano recién arrancado, la portada de IDEAL fue contundente: «Estamos hartos». La frase hacía referencia al malestar de la ... sociedad granadina con los incesantes problemas en las conexiones ferroviarias. No era un día casual. El 30 de junio, en pleno inicio de vacaciones estivales, una bajada de tensión en una catenaria dejó un tren con origen Madrid y destino Granada tirado en las vías durante horas. El convoy pasó la noche varado en Pantoja con 300 pasajeros. Llegó el 1 de julio a la capital a una estación en la que todo era caos por la afección a trenes posteriores. Un viaje de alta velocidad de 12 horas. Arrancaba un verano caótico.
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Y si ya entonces la ciudad estaba cansada, dos meses después, la situación no ha ido a mejor. El 30 de agosto, la imagen se repetía. Un incendio y una avería volvían a dejar a los pasajeros de varios trenes tirados. No hay datos oficiales, pero haciendo un recuento, en la hemeroteca de IDEAL, se contabilizan hasta dieciséis incidencias de diversa índole. Esto significa que ha habido un problema ferroviario cada cuatro días. Desde luego, es para que haya hartazgo.
El caos ferroviario no ha sido algo exclusivo de Granada, aunque sí se ha sentido especialmente en la ciudad. Los problemas con los trenes han recorrido todo el país. De hecho, en los últimos diez días, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha comparecido en dos ocasiones en el Congreso para dar explicaciones. Una a petición propia y otra, en sesión ordinaria, a petición del Grupo Parlamentario Popular, en la que se remitió a la primera. La antigüedad de los convoys, agentes externos como el robo de cobre o los incendios, o el hecho de coordinar a varios operadores, son las razones que ha esgrimido el responsable de la cartera de Transportes para justificar la situación, al tiempo, eso sí, que ha afirmado que no se puede denominar como caos. Puente dijo, además, que el 68% de los trenes han sido puntuales. Quiso, claro está, ver el vaso medio lleno. Porque el 32%, que son bastantes, llegó tarde.
Granada, afectada frontalmente por toda esa riada de problemas, tiene además los propios. No se beneficia de la liberalización que ha sumado nuevos operadores privados, aumentando frecuencias y bajando precios en ciudades cercanas como Málaga y Sevilla. Aunque sí le perjudican los problemas que ha llevado aparejada esta liberalización por el incremento de tránsito. La ciudad, asimismo, tiene muy pocas frecuencias. Y la alta velocidad, aquí, sigue siendo lenta, y para colmo, con bastantes paradas. Si a eso se suman las averías, incendios y robos, la fotografía ferroviaria de Granada está en blanco y negro, o incluso en tono sepia.
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Una mala década de trenes
La última década no ha sido fácil. En abril de 2015 comenzaba un periplo en el que primero la ciudad se quedó sin conexiones ferroviarias, más tarde tuvo un AVE a la capital con cambio a autobús en Antequera y después, ya sin autobús, una conexión lenta, acompañada en el último lustro de continuas averías e incidencias, que han llegado al caos en el último verano. La ciudad se ha unido en varias ocasiones, la última impulsada por IDEAL, para reivindicar de forma contundente unas mejores conexiones. Pero lo cierto es que los datos demuestran que la red ferroviaria de Granada sigue siendo maltratada.
Como si de las siete plagas del Apocalipsis se tratara, los convoys que van y vienen a la ciudad no paran de sufrir problemas que podrían resumirse en las palabras de indignación de algunos de los pasajeros que han sufrido de forma incesante las incidencias de nunca acabar: «Esto es una vergüenza. Viajar en tren es arriesgarse y jugársela». Lo decía el 1 de julio uno de los afectados por las averías de inicios del periodo estival, tras más de cinco horas esperando en la estación de Andaluces. Habrá que ver si el otoño, al menos, no es peor.
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