Granada, ni por tierra ni por aire

La nueva incidencia en los trenes entre Madrid y Granada fue en un Alvia que partió a las 16.00 horas de la capital de España y que circuló sin aire acondicionado, como confirmaron pasajeros a este periódico. «Desde la salida de Madrid, nos dimos cuenta de que el aire acondicionado no funcionaba», comentaba Juan Carlos, uno de los pasajeros, quien había acudido a la capital por una gestión médica. La situación comenzó a ser crítica en el vagón 6, en cuyo interior se alcanzaron temperaturas superiores a los 40 grados, y que fue paulatinamente abandonado por los usuarios, quienes ocuparon asientos e incluso pasillos en otros vagones del convoy, donde la temperatura era algo más soportable. Renfe afirmó que había intentado reubicar a los pasajeros en otros vagones, pero que el tren iba completo.

Otro tanto ocurrió en la cafetería, a cuya temperatura interior no ayudó la presencia de los refrigeradores, que expelen, obviamente, calor. Los empleados del establecimiento reconocieron que las ventas de refrescos y agua se dispararon, y los carritos que van por los vagones se repusieron con una frecuencia inusual. «Hay personas mayores, niños, y nos han dicho que no es posible arreglar las máquinas, por lo que no sabemos si vamos a llegar a Granada deshidratados», comentan algunos pasajeros. En los espacios de división entre vagones, donde se alojan los baños, por ejemplo, la temperatura fue aún mayor.

Desde Renfe, afirmaron que la avería se había limitado a un vagón y que los sistemas de climatización están preparados para operar en temperaturas que van entre los 10 grados bajo cero y los 40 sobre cero, y que cuando se supera ese rango, los sistemas activan mecanismos de protección automática –es decir, se desconectan– «para evitar averías mayores». Aunque la empresa afirmó que pasado un tiempo se puede reiniciar la climatización «cuando el sistema se estabiliza», este hecho no se produjo en este caso concreto. También se aseguró desde la compañía que se había repartido agua entre los viajeros, un extremo que estos también negaron.

Como solución, Renfe recuerda la posibilidad de presentar reclamaciones en los canales oficiales de la compañía desde este viernes y durante un periodo de tres meses.

El retraso de un vuelo de Iberia que tendría que haber salido del aeropuerto de Madrid a las 19.55 horas hacia Granada provocó malestar entre los pasajeros. Primero, las pantallas del mostrador de la puerta de donde saldría el vuelo mostraron una nueva hora de partida: a las 21.45. Minutos más tarde, algunos pasajeros se quejaron porque la compañía había cambiado la puerta de embarque y había generado mucha confusión entre la gente que debía coger ese vuelo.

«El desconcierto es total. Hay gente que se ha ido para hacer hora al ver el nuevo horario y luego han cambiado la puerta. Muchos pasajeros se han perdido y andan dando tumbos. Hay cabreo», manifestaba una de las personas afectadas.

Finalmente, la hora del vuelo, según mostraba actualizada la web de Aena, estaba prevista para las 20.00 horas, cinco minutos más tarde de la hora prevista, pero pasajeros que se encontraban en la cola de embarque aseguraron que no despegó hasta pasadas las 20.30, es decir, con casi una hora de retraso.

Por su parte, fuentes de Iberia confirmaron a este periódico que el retraso se había debido a una revisión rutinaria que hacen los pilotos al ingresar al avión y que, en ocasiones, conlleva una breve inspección por parte de los mecánicos, con el fin de cerciorarse del correcto funcionamiento de la aeronave.