Granada registra ya dos convocatorias diarias de protestas por la mayor conflictividad social
Precariedad laboral, sanidad, violencia de género, AVE... suben un 16% la cifra de manifestaciones y concentraciones
Posiblemente no exista un método más fiable de medir la conflictividad social que contabilizando, una por una, todas las protestas que se desarrollan en la ... calle en un dilatado periodo de tiempo como puede ser un año. Pues bien, en 2017, según los datos facilitados por la Subdelegación del Gobierno, se convocaron 708 en el conjunto de la provincia -la inmensa mayoría en la capital-. En 2016 se computaron 610. Siguiendo este método cartesiano, se podría afirmar que el nivel de cabreo colectivo de los ciudadanos de Granada ha crecido más del 16% en tasa interanual. Esto es mucho si tenemos en cuenta, aplicando la misma fórmula, que la bajada fue del 14% en 2016 respecto a 2015 (711).
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Pero más allá de los análisis cuantitativos, siempre relevantes, conviene analizar este asunto desde el punto de vista cualitativo. Y para eso no hace falta mirar demasiado atrás por el espejo retrovisor. Estos meses atrás ha habido dos movilizaciones que explican muy bien como se 'vehicula' -valga la expresión- ese magma de inconformismo que, más allá de las cifras, se hace cada vez más patente en forma de pancartas, silbatos y gente reclamando un mundo mejor.
Una de ellas fue el 8 de Marzo. Ese día decenas de miles de granadinas -la organización estimó 150.000- tomaron las calles de Granada en una jornada que pasará a la historia porque hubo una participación sin precedentes y porque vino precedida de la primera huelga de mujeres celebrada en España, que también tuvo un amplísimo seguimiento. Brecha salarial, violencia machista, techo de cristal... había (sigue habiendo) mucho por lo que gritar. La otra fue más reciente. Hace un par de semanas. El 19 de mayo. Seis marchas que confluyeron en la plaza del Carmen y media docena de reivindicaciones. No acudió mucha gente. Lluvia, comuniones, festivales musicales, procesiones... tan sólo quinientas personas, según las estimaciones realizadas por la Policía Local, pero sí hubo un hecho diferencial. Cuarenta colectivos de Granada, cada uno de 'su padre y de su madre', se pusieron de acuerdo y se coordinaron a la perfección con el único objetivo de lograr una ciudad mejor. He aquí las dos claves para entender lo que está sucediendo: más conciencia sobre la importancia de no callarse, el 8M, y más organización, el 19M, para que también se oiga la voz de esta tupida red de asociaciones y plataformas que emanan de los barrios.
Hospitales, tren y Juana Rivas
Pero pongamos nuevamente el foco en 2017. Fue el año en que Granada se levantó, alentada por el doctor Jesús Candel, para paralizar el proyecto de fusión hospitalaria y revertir toda la situación hasta lograr los dos hospitales completos, un proceso que formalmente culminó el pasado 24 de marzo, tras el traslado del Maternal del Clínico San Cecilio al nuevo hospital del PTS. Pero 2017 fue también el año de Juana Rivas. Entre finales de julio y agosto hubo dos concentraciones semanales que mantuvieron la tensión y que lograron que los medios nacionales pusieran el foco en este caso, cuyo juicio por la supuesta sustracción de sus hijos está programado para el próximo 14 de junio. Y por último 2017 también fue el año de la 'marea amarilla', que demanda la reconexión de Granada por tren transcurridos ya tres años y medio de aislamiento ferroviario, la variante de Loja para que Granada tenga un AVE de primera y el soterramiento de las vías. Hitos todos que explican que la Subdelegación sumara en 2017 un total de 708 expedientes de protestas en la vía pública (un 16% más que en 2016), de los que 599 fueron comunicadas previamente, como marca la ley, y 149 no lo fueron.
Tal y como puede observar en la gráfica de abajo, la principal motivación para manifestarse fueron los 'temas laborales'. Una de cada tres. Según el secretario general de Comisiones Obreras en Granada, Ricardo Flores, «cada vez se hace más evidente la desigualdad entre los trabajadores, a lo que hay que sumar leyes más lesivas y beneficiosas para quienes acumulan más riqueza». Según Flores, la legislación que regula el mercado de trabajo afecta de forma discriminatoria a los más débiles». También denuncia la precarización de la clase obrera hasta el punto de que un porcentaje relevante de los 'sin techo' tiene contrato.
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Francisco Rodríguez, portavoz de la Marea Amarilla, dice que las motivaciones de sus reiteradas movilizaciones siguen siendo las mismas por las que nacieron. En primer lugar, que el trazado férreo discurra por el subsuelo para «eliminar barreras y conformar un nuevo urbanismo en los dos kilómetros que comprende el AVE desde que entra en Granada hasta la estación de Andaluces». Esto favorecería la cohesión, la convivencia y mejoraría las condiciones de vida de miles de familias que residen en barrios como la Rosaleda, los Pajaritos, la Chana, distrito Ronda y avenida de la Constitución. Marea Amarilla, que centra sus medidas de presión sobre el Gobierno y el Ministerio de Fomento, también exige un AVE de primera y que no se desmantele la vía de Moreda, «a fin de que en un futuro también puedan circular trenes convencionales y más baratos que el AVE». «La habilitación de esta línea se podría hacer de un día para otro», asegura Rodríguez.
Francisca Fuillerat, una de las portavoces de la Plataforma 8M, manifiesta que el punto de inflexión se produjo el 7N de 2015, «que conllevó la creación de una plataforma de ámbito estatal y que pudiéramos coordinarnos gracias a las nuevas tecnologías». «Unos meses antes, en junio, ya empezamos a trabajar desde las federaciones con compañeras más jóvenes», refiere Fuillerat, quien destaca que detrás de aquel 7N también había muchos años de militancia feminista. Desde entonces este movimiento, bajo su punto de vista, no ha parado de crecer y hacer demostraciones de poderío como quedó sobradamente demostrado el pasado 8M.
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