Granada recupera escenas precovid gracias a las visitas turísticas

La previsión turística, que hablaba de un 70% de ocupación media en los hoteles de la provincia y más de un 90% en los establecimientos del Centro, ya hacía presagiar días atrás el escenario. Riadas de gente bajando y subiendo Reyes Católicos, agolpándose en los miradores del Realejo o aleteando, con mirada cazadora, por Navas, Mariana de Pineda o Almireceros en busca de una mesa. Es lo que ha podido contemplar cualquiera con la fortuna de librar la jornada para adentrarse en una capital que sigue rechazando con firmeza el frío.

Por Zacatín se podía bajar tranquilamente en manga corta. Escaparates llenos. Por cientos caían a Bib Rambla, sin exageración. La plaza, un corazón palpitante y bullicioso, atraía con sus puestos de acuarelas y artistas de calle a foráneos y autóctonos, que luego encontraban acomodo en las mesas de los bares de la zona. El espectáculo se incrementaba al mediodía. Decenas de lenguas distintas se entremezclaban con los gritos que dedicaban a una pareja que salía del Sagrario después de hacer aún más grande con su boda este largo domingo de octubre.

Del Sagrario a San José, toda una vida. En la carretera de subida al cementerio y en el paseo de la Sabica se podía contemplar el dispositivo de la Policía Local para controlar los accesos al camposanto. Autobuses cargados y rosas y claveles y jazmines y gerberas y astronemias de muchos colores en las puertas de donde solo unos pocos regresan. Que en Granada hasta la pérdida tiene aroma.

Domingo de reencuentros porque la ciudad misma ha vuelto en sí. Lejos quedan la covid y la guerra a tenor de lo visto. Es otra de las conclusiones, aunque hay que cogerla con pinzas. Las previsiones de los hosteleros hablan de un puente «demasiado largo» por el impacto de la crisis en los bolsillos. Los datos hablarán a partir del miércoles. Mientras tanto, hay tiempo para el goce de este milagro que es Granada.