Gran 'Satisfaction' en la Costa del Sol
En el puerto de Málaga, Sus Satánicas Majestades, The Rolling Stones, se marcaron un concierto de los que hacen época. Lejos quedaban los tiempos en que ir a verlos era considerado poco menos que un delito
JUAN JESÚS GARCÍA
Jueves, 29 de julio 2021, 01:00
La generación del Baby Boom vivió en un eterno dilema. Había que elegir, entre los Beatles y los Rolling (llamarlos 'Stones' vino después), entre Bultaco ... y Montesa, entre Nikon y Canon… Tan fue así que acaba de salir un muy recomendable libro al respecto: Beatles-Stones, un duelo, un vencedor (ed Milenio). La desaparición de los Beatles en 1970 fue un alivio en ese sentido porque solo quedaron unos. Luego algunos preferimos Bultaco y Nikon.
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Para los chicos de los setenta la llegada de los Rolling Stones a España fue el primer síntoma de que los tiempos ciertamente estaban cambiando, que saldríamos del entorno casposo y rancio en el que sobrevivíamos (¡y que, ay, parece que ha vuelto!). «Una experiencia religiosa», parafraseando a un célebre cancionista. Desde provincias los chavales de bolsillos magros recordamos aquel 11 de junio de 1976, en la Monumental de Barcelona, como una fecha de ensueño, y aunque no estuviéramos hasta nos picaban los ojos en la distancia por gas pimienta de la policía en los alrededores de la Monumental barcelonesa. Su otra noche legendaria fue la del denominado 'Concierto del fin del mundo', desafiando a los elementos, tocando 'Satisfaction' entre rayos, truenos aquel 7 de julio de 1982 en el estadio del Atlético de Madrid. Ya estaban más cerca.
Por eso el anuncio de que la gira 'Bridges to Babylon' haría parada y fonda en el Puerto de Málaga, el 16 de julio de 1998, fue como la convocatoria extra de febrero de aquella asignatura que había que aprobar necesariamente para acabar la carrera. Más de 50.000 personas hicieron el 'camino', el de Málaga, en su romería particular; personalmente amigos de Badajoz, Alicante, Ciudad Real, y por supuesto de toda Andalucía nos encontramos allí. Dentro, a un lado, estaban las gradas de los VIP, pero la plebe pisábamos suelo raso. Al fondo estaba el escenario más grande que uno había visto. con 42 trailers y una altura de un diez pisos. Una decoración del arquitecto Mark Fisher con aspecto retrofuturista, muy Julio Verne, presidida por una enorme pantalla ovalada en la que podríamos ver los más miopes los detalles del concierto, porque metido en faena, el grupo en el horizonte tenía el tamaño real de un belencito de airgamboys.
Nadie recuerda a los teloneros (¿qué fue de Hothouse Flowers?). Pero cuando ELLOS salieron, con su batería infinita de canciones inmortales, el cielo se abrió, y casi vimos un triangulo con un ojo en su interior sacando la lengua, parafraseando a Lapido. Si bien hay que añadir que ese cara a cara con los dioses, a tanta distancia real, fue perdiendo intensidad emotiva progresivamente. No procedía el «dejad que los chicos se acerquen a mí»… ¡Más acá de la proyección! Recuerdo, sí, que fuera de programa propio tocaron una vibrante versión del 'Knockin' on heaven's door'. Pero sobre todo, aquella parte del concierto en la que se desplazaron a un pequeño escenario central con forma de ring de boxeo, casualmente a mi lado, donde interpretaron a cinco metros escasos 'You got me rockin' y una gloriosa 'Like a Rolling Stone', demostrando que aún eran un grupo de rock and roll de club en plena forma. La mañana siguiente muchos amanecimos en la playa con la «satisfacción» del deber cumplido.
Años después, en 2006, mucho más abuelos y siempre con el valor añadido de que 'posiblemente' podría ser su última gira, fueron anunciados en El Ejido. Actuación que se canceló por una afonía oficial de Jagger. Sin embargo al año siguiente sí actuarían en el estadio Santo Domingo ejidense ante 30.000 personas, en un concierto en el que el grupo pidió «perdón por el retraso de un año».
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