Agentes de la Guardia Civil de Granada expertos en rescates en montaña, durante un ejercicio de preparación. Ideal

El francés que se perdió en Sierra Nevada se alimentó de membrillos y durmió en corrales

El hombre, que reapareció este pasado miércoles tras estar tres días desaparecido, dice que se despistó y perdió el contacto con su familia

Carlos Morán

Granada

Jueves, 24 de octubre 2024, 14:22

Fue un despiste. Esa es la explicación que ha dado a la Guardia Civil el ciudadano francés que reapareció este pasado miércoles, 23 de octubre, ... en la localidad de Bayacas tras estar perdido durante tres días en Sierra Nevada. En un momento dado, el hombre, de 63 años, se alejo de sus familiares, que le acompañaban en una caminata que les había llevado hasta el Mulhacén, se desorientó y ya no pudo reencontrarse con sus parientes, según indicaron a IDEAL fuentes del propio instituto armado.

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Eso ocurrió el domingo y el excursionista decidió descender andando por los barrancos del macizo penibético, una larga y errática marcha en la que se alimentó de membrillos y durmió en corrales de vacas y en refugios de pastores. Como es natural, la odisea le pasó factura física y psicológica y, al parecer, fue trasladado a un centro sanitario para someterse a una serie de exámenes médicos.

Curiosamente, el excursionista, al llegar a Bayacas, entabló conversación con un vecino que también era galo y le dijo que era la persona a la que buscaba todo el mundo

Nada más tener noticia de la desaparición, la Guardia Civil puso en marcha un dispositivo de búsqueda que incluyó agentes del Grupo Especial de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) y un perro entrenado para este tipo de rescates. A estos 'especialistas' se añadieron agentes de seguridad ciudadana de la Benemérita, que rastrearon sin éxito barrancos y caminos rurales de un amplio perímetro de la comarca alpujarreña.

Además, un dron de la unidad Pegaso del instituto armado sobrevoló la zona en la que se creía que podía estar el ciudadano galo en cuestión.

Finalmente, el senderista llegó a Bayacas, un minúsculo anejo de Órgiva que apenas tiene 200 habitantes, y, curiosamente, entabló conversación con un vecino que también era francés y le dijo que él era la persona a la que buscaba todo el mundo.

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