Fran Llorens revivió la música navideña de grandes estrellas americanas

Una noche muy especial que cerraba el programa para los mayores, intenso, como describió la concejala de Derechos Sociales, Nuria Gutiérrez con la que estuve charlando –también con Fran– antes de comenzar el concierto organizado por el Ayuntamiento.

Ya habíamos disfrutado de música, en este caso de charanga, cuando los más tempraneros, como Manuel Vara –«Así sin 's' final», me apostillaba– esperábamos en la puerta; y alguna, como Juana María Sánchez, se arrancó a bailar en una noche en la que no hacía frío. «Pero así voy entrando en ambiente», argumentaba. Bailaban igualmente Alberto –con el lío no pillé el apellido– y María Antonia Cruz, que también cumplieron otra tradición de estas fechas, comprando su cartucho de castañas asadas. Que lo sé, no hacía mucho frío a esa hora, pero estaban tan buenas, que ni yo me negué a pillar una.

Que aunque les llamemos mayores, algunos y algunas tienen una marcha propia de la adolescencia. Siempre reciben con agrado la oportunidad de pasarlo bien, como comentaba con la concejala y con Néstor Fernández, coordinador del área.

Lo comprobé charlando con parejas, grupos, y con quienes iban sin compañía, como Ana Castro. «Ya conoceré a alguien, seguro», dijo, confiada.

Después de las palabras de saludo de Nuria Gutiérrez, Fran Llorens subió al escenario junto a José Luis Lapretti al piano –es también director musical–, Cuni Mantilla, contrabajo, y Jaime Párrizas, en la batería. Se arrancó con la inolvidable 'Mis cosas favoritas', de la película –una de mis preferidas, lo reconozco–, 'Sonrisas y Lágrimas'. A partir de ese momento compartió más temas, propios de estas fechas navideñas, con retazos de su espectáculo 'Crooner Jazz Concert'.

En la sala la teniente de alcalde Raquel Ruz y otros representantes municipales disfrutaron también del concierto, broche de oro a actividades como los belenes, el certamen de villancicos y otras de las que sabe, y mucho, aunque como se recordó en el acto, esta vez no pudo acudir, Luisa Hornos. Un beso grande para ella.

La pena de no quedarme hasta el final es que no pude preguntarle a María Álvarez y Juan Civantos si se lo habían pasado bien. Y tampoco a otra María –me guardo el apellido– que ya me parecía a mí que no es del colectivo de mayores: «Mi abuela no ha podido venir». También la vi disfrutando, y mucho. Como el alcalde, Francisco Cuenca, que, razones de agenda, no pudo oír el concierto entero, pero llegó para saludar a los asistentes y para lo mismo que yo también quiero hacer ahora, desearles unas muy, muy felices Navidades. Con todo cariño.