Francisco López y Claudia Guerrero, profesionales de Granada emigrados a Cataluña. Pepe Marín

«Estar las 24 horas pendiente del móvil para ver si te renovaban era un sinvivir»

Enfermeros emigrados a cataluña ·

Francisco López, de Salobreña, se ha marchado a Tarragona, donde le ofrecen un año de contrato. «Además, se cobra más», asegura

Lunes, 6 de diciembre 2021, 23:38

Dos sanitarios granadinos cuentan a IDEAL sus experiencias con la emigración a tierras catalanas. A Francsico López, lo pillamos metiendo las maletas en el coche ... para irse a Tarragona, donde le han ofrecido un contrato de un año en un hopistal. Claudia Guerrero ya se marchó hace mes y medio y detalla su estancia en Cataluña.

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Francisco López | Enfermero camino de Tarragona

«Me llegó una oferta del Hospital del Mar en Barcelona, otra del Virgen de la Cinta y otra del Vall d'Hebrón»

Francisco López, con sus maletas. PEPE MARÍn

A Francisco le pilla IDEAL metiendo las maletas en el coche. Ha quedado con una compañera de profesión para poner rumbo a Cataluña. Lo hacen ambos porque les han ofertado un trabajo por el que ponen tierra de por medio sin remordimientos. Atrás dejarán casa y familia, pero no les importa. Lo que no quieren, tal y como explica este enfermero joven, es «estar las 24 horas pendientes del móvil» para ver si le renueva o no, lo que supone un «sinvivir», según se queja.

Natural de Salobreña, Francisco tiene 23 años y se había quedado en el paro el pasado 31 de octubre. Fue uno de los enfermeros del SAS a los que no se renovaron tras la reestructuración de la plantilla que se llevó a cabo por parte de la Junta. Los tres meses anteriores había estado en el centro de salud de su pueblo gracias a las contrataciones que brotaron al calor de la pandemia. Como estaba harto de incertidumbre, este granadino contactó con una compañera que estaba trabajando en Cataluña y a partir de ahí se le abrió ante él un camino lleno de oportunidades.

A través de un sindicato le ofrecieron tres contratos, que precisamente tenían lo que le faltaba en Andalucía: estabilidad laboral. «Me llegó una oferta por dos años para trabajar en el Hospital del Mar, de Barcelona; de un año en el Hospital Virgen de la Cinta, en Tarragona; y de tres meses en el Vall d'Hebron...», enumera el profesional, que se decantó por el centro público tarraconense, en el que comienza este mes. Allí estará como mínimo hasta diciembre de 2022 y ya le han dicho que tiene posibilidades de poder renovar. Una oportunidad casi irrechazable.

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Aunque reconoce estar un «poquillo nervioso», también sabe que, al fin y al cabo, es su trabajo y que sabrá cómo resolverlo. De todas formas es lo único que podía hacer: «En Granada no me ofrecían más que un mes sin posibilidades de estabilización y allí, como mínimo, tenía tres. Además es que se cobra más», apunta Francisco, que no se lo pensó demasiado porque además dice tener una mentalidad abierta. Probablemente sea porque también sus padres hicieron lo mismo cuando les tocó a ellos bregarse en sus primeros años de trayectoria profesional.

A Francisco le parece un poco vergonzoso tener que marcharse a cientos de kilómetros cuando, en teoría, faltan profesionales de su rama en el Servicio Andaluz de Salud (SAS). Y no solo a él. Conoce a muchos compañeros que se han ido a Cataluña, donde están ofreciendo las mejores condiciones laborales. Gente bien formada que en algunos casos pasan un año concatenando «doce contratos de un mes», lo que es un «martirio» para Francisco y para cualquiera que lo sufra.

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Es vivir continuamente pegado al teléfono y en la incertidumbre total. Demasiadas trabas para empezar a tejer un proyecto de vida. La idea de este granadino es acumular experiencia y puntos para poder, más pronto que tarde, volver a su tierra con unas condiciones mejores. Aún es joven y tiene margen.

Coge sus maletas y la bata de trabajo y las introduce en su coche. Ha quedado en Málaga con una compañera gaditana. Desde allí subirán los dos alNorte, en busca de una vida que se le niega en su tierra.

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Claudia Guerrero | Enfermera en Barcelona

«Da pena alejarte de tu familia, pero no me han dejado otra opción»

Claudia Guerrero, granadina trabajando en Barcelona. IDEAL

Desde finales de octubre lleva Claudia Guerrero, de 27 años, trabajando como enfermera en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital del Mar de Barcelona. Está allí como muchos enfermeros andaluces, simplemente porque no le han dado «otra opción». Se refiere alServicio Andaluz de Salud (SAS), que nunca le llamó para renovar el contrato de tres meses que tenía en el centro de salud de Churriana y que acabó el pasado mes de septiembre. Desde hacía semanas sabía por un amigo de la carrera que había ofertas jugosas en Cataluña.

«En un principio rechacé una, pero cuando me dijeron que puntuaba también en bolsa no lo pensé más y me marché», explica esta mujer, que aceptó un contrato de dos años para trabajar en el Hospital del Mar de Barcelona. Explica que la posibilidad de puntuar es casi más importante que el sueldo, porque abre la puerta a sumar e ir acercándose al lugar donde tú quieres desarrollar tu desempeño.

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Pero es que además ahora cobra más, por lo que reconoce que no descarta quedarse en Barcelona si le ofrecen renovar. Cualquier cosa menos lo de Andalucía: «Que es donde menos pagan y peores contratos ofrecen.Conozco casos en Motril de gente a la que les renueven de tres días en tres días», lamenta Claudia, que subraya las «dificultades» que hay en su comunidad para lograr un poco de estabilidad laboral.

Esta enfermera cuenta que hoy por hoy le va bien, que sus compañeros le ayudan con el programa informático que utiliza porque está en catalán y que a lo único que le costó habituarse fue a los turnos nocturnos. Dice estar contenta y que su familia, sobre todo su madre, está más tranquila. Lo que no la disuade de pedirle al SASque «renueve un poquito» su plantilla de profesionales, dice. «No entiendo que se reduzca personal porque supuestamente ya no hay covid y que acto seguido se abran más servicios a los que hay que dotar de profesionales», critica esta joven, a la que no le extraña que después la gente «se queje de la calidad de la asistencia que se da en Andalucía», concluye.

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